“La Organización Mundial de la Salud calcula que, entre 2030 y 2050, el cambio climático causará 250.000 defunciones adicionales cada año. Es una emergencia médica.” Así lo expuso el Dr. Alfredo Toledo, vicepresidente del Sindicato Médico de Uruguay (SMU) en una mesa redonda dedicada a la ‘Salud y Cambio Climático en Europa y Latinoamérica’ del Foro Iberoamericano de Entidades Médicas (FIEM)
El Dr. Toledo subrayó que “el coste de los daños directos para la salud, de aquí a 2030, se estima entre 2000 y 4000 millones de dólares”. Además, explicó que “el cambio climático también se incluye en las 4P de la medicina: personalizada, predictiva, preventiva y participativa”. El ponente aclaró como en este escenario el paciente, la salud y los cambios relativos a su entorno, donde también se incluyen las consecuencias negativas del cambio climático, deben ser objeto de un enfoque, análisis y abordaje integral”.
Asimismo, matizó que “varios siglos atrás, estaba en la práctica del médico conocer los antecedentes familiares del paciente, su núcleo familiar, saber dónde vive la persona, si el techo de su casa estaba hecho de material o de adobe… pero hemos dejado de hacerlo”.
“Tenemos que escuchar al paciente. Necesitamos ver, entender, y saber de la persona y su entorno”, según una de las reivindicaciones del Dr. Alfredo Toledo, quien también aprovechó para animar a la profesión médica a llevar a cabo más acciones de concienciación sobre el cambio climático: “Podemos hacer mucho más. Tenemos que transmitir soluciones científicamente aceptadas, datos acertados. Necesitamos incluir el cambio climático en nuestro menú de acciones”.
En la mesa redonda se aclaró que el clima es un determinante de salud ya conocido desde la antigüedad, además de ser un aspecto relevante que influye en la salud pública. También se manifestó la necesidad de prestar ayuda a los países y poblaciones para lograr mayores y mejores cotas de desarrollo humano, social y de las condiciones de vida ya que “es la mejor terapia para conseguir minimizar las consecuencias negativas del cambio climático”.
El Dr. José Ramón Huerta, presidente del Colegio de Médicos de Soria, también intervino en esta mesa redonda moderada por João Grenho, vicepresidente de la Unión Europea de Médicos Especialistas. El Dr. Huerta explicó la gravedad del impacto del cambio climático para la vida e instó a tomar medidas ya que según datos de la Organización Mundial de la Salud, “la insalubridad del ambiente produce 12,6 millones de muertes al año”.
Además explicó que “existe evidencia sobre los efectos del cambio climático en la salud humana: altera la distribución de algunas enfermedades infecciosas, aumenta las muertes por altas temperaturas, trastornos relacionados con el crecimiento y desarrollo del niño o una mayor morbilidad y mortalidad cardiorrespiratoria”.
Por otra parte, declaró como el cambio climático tiene un mayor impacto en las zonas más desfavorecidas del planeta e instó a apoyar su mitigación con una serie de medidas, como la limitación del crecimiento de las emisiones de gases de efecto invernadero o movilizando y sensibilizando a la sociedad civil. El ponente no dudó en animar a los profesionales de la salud a liderar acciones comprometidas y a considerar el cambio climático como un asunto prioritario.
En la mesa redonda, se acordó que el médico tiene el deber profesional y ético de notificar a las autoridades competentes “cualquier forma de alteración o deterioro del ecosistema potencialmente perjudicial para la salud y la vida”.
De la misma forma se constató que el cambio climático es ya un problema global y sus efectos negativos inciden en la salud de las personas. También se reflexionó que debería ser considerado como una prioridad médica en el ámbito de la salud pública, tanto por las consecuencias que inciden directamente sobre la salud (desde cambios en la distribución de las enfermedades como la morbi-mortalidad), como por sus consecuencias indirectas (aumento de las migraciones y reducción de la estabilidad social).
En definitiva, tanto médicos como otros agentes de salud deben mantener una actitud proactiva y ocupar una posición central en el estudio de las consecuencias del cambio climático.