Jefa del Servicio de Cirugía General y Aparato Digestivo del Hospital Universitario de La Princesa, la Dra. Elena Martín Pérez es la primera mujer en presidir la Asociación Española de Cirujanos (AEC).
Cirujana pancreático y hepatobiliar (HPB) y referente nacional en la cirugía del páncreas. Vicepresidenta de la Junta Directiva del Grupo Español de Tumores Neuroendocrinos (GETNE) y fue vocal de la Junta Directiva del Capítulo Español de la International Hepato Pancreato Biliary Association (IHPBA). Profesora asociada de Cirugía en la Universidad Autónoma de Madrid. Durante su extensa trayectoria profesional ha publicado 165 artículos en revistas nacionales e internacionales, y 45 capítulos en diferentes libros.
Se ha abierto camino en una rama dominada históricamente por hombres con una trayectoria profesional de más de 30 años de experiencia. Dedicó parte del MIR a formarse en algunos de los centros más punteros de Estados Unidos y Francia. Ha impartido charlas y participado en actos en Iberoamérica.
Como la primera mujer en presidir la Asociación Española de Cirujanos (AEC), ¿cómo describiría su experiencia en este rol y los desafíos que ha enfrentado?
Desde su fundación en 1935, en la Asociación Española de Cirujanos no ha habido ninguna mujer que la haya presidido. Ser presidenta de la Asociación Española de Cirujanos conlleva una responsabilidad muy importante y cuando somos las primeras mujeres en ocupar ciertos cargos, creemos que debemos cubrir mayores expectativas, como la necesidad de demostrar constantemente nuestra valía y competencia en un entorno dominado históricamente por hombres, desafiar estereotipos de género y la posibilidad de servir como referente a otras mujeres.
A pesar de estos desafíos, la experiencia es muy gratificante y creo que lo que nos mueve a optar a estos cargos es el deseo de conseguir una Asociación mejor, con una participación activa de todos los socios. Además es la oportunidad de abrir puertas para que exista equidad en los puestos de trabajo y sobre todo, en el acceso a los puestos de responsabilidad y de toma de decisiones, clave en el avance de la cirugía y de la medicina en general.
A pesar de los avances a lo largo de los años y de la mayor presencia de las mujeres en el entorno quirúrgico, en alguna ocasión todavía he sentido presión adicional y me han cuestionado mi capacidad de competencia y liderazgo en el momento de enfrentar determinadas situaciones. Después de mi largo camino para conseguir alcanzar un puesto de alta responsabilidad, todavía he tenido que ver cómo me han insinuado que me tenían que defender o cuidar, cuando en realidad yo no necesitaba esa defensa o cuidado.
¿Qué significó ser pionera en un campo dominado históricamente por hombres como es la cirugía, en general, y del páncreas y hepatobiliar (HPB), en particular?
Ser pionera en un campo dominado históricamente por hombres, ha sido una experiencia desafiante en varios aspectos. Cuando yo comencé, las especialidades quirúrgicas y en concreto la Cirugía General era una especialidad tradicionalmente masculina y prácticamente siempre estaba sola en “un mar de hombres”, por la rareza de ser una mujer en cirugía y sobre todo en la cirugía hepatobiliopancreática en la que yo me he especializado. Aunque esto hace que la percepción de la profesión y la forma de relacionarme con los compañeros tanto en los primeros momentos cuando accedes al mundo laboral como a lo largo de los años posteriores, sea en principio diferente, yo no me sentía diferente a mis compañeros, y no buscaba ser tratada de forma distinta, sino ser aceptada igual.
Pero sí que es verdad que hubo que superar algunas barreras y demostrar en algunas ocasiones que mis habilidades y capacidades eran semejantes a los colegas masculinos, que no tenía que ser subestimada ni tener que notar resistencia de algunos colegas masculinos a permitirme participar en algunos foros.
Sin embargo, en las últimas décadas, ha habido un aumento en la participación de mujeres en especialidades quirúrgicas, incluida la Cirugía General y hemos conseguido importantes avances, demostrando nuestra competencia en este campo. Muchas de las mujeres que hemos conseguido puestos de responsabilidad, hemos sido referentes para las nuevas generaciones de residentes que ahora tienen una percepción diferente no solo de las mujeres sino también de los hombres. Con ello podemos servir de ejemplo y servir como modelo para que ellas puedan conseguir el éxito si se lo proponen. No significa que haya 50% de cirujanas y 50% de cirujanos, sino que no puede ser que una mujer sea única en medio de hombres y que se rompa ese techo de cristal para poder acceder a puestos más altos si así se elige y se trabaja para ello y poder competir en igualdad de condiciones por las posiciones de liderazgo.
Con la feminización de la profesión, ¿cómo ha visto evolucionar la participación de las mujeres en la cirugía a lo largo de su carrera? ¿Cree que ha habido cambios significativos en términos de igualdad de género? ¿Y en brecha de género en el liderazgo médico?
A partir de la década de los 80 y 90 ha habido una notable feminización en la profesión médica en general. El fenómeno de la feminización de la Medicina se ha ido produciendo poco a poco con una curva ascendente que supera a los varones en los últimos años. En la cirugía, también se ha observado un aumento en la participación de las mujeres, debido probablemente al aumento de mujeres estudiantes de medicina como de cirujanas. Este cambio ha sido significativo y ha contribuido a una mayor diversidad en el campo de la cirugía.
En el momento actual la Asociación Española de Cirujanos cuenta con 5.974 socios. De ellos, 4.250 son senior y 1.262 son junior. Aunque en los socios senior hay un porcentaje algo mayor de hombres (54%) frente a un 46% de mujeres, en los socios más jóvenes, esta cifra se invierte y el 63%, son mujeres frente a un 37% de hombres. Esto indica cómo ha ido cambiando el perfil en la profesión ya que ahora hay muchas mujeres cirujanas en los hospitales y previsiblemente irá aumentando en los próximos años.
En términos de igualdad de género, se han producido avances importantes, aunque aún quedan desafíos por superar. Como ya he comentado, las mujeres han ganado terreno en la cirugía, y cada vez más están accediendo a roles de liderazgo en hospitales, universidades y organizaciones médicas. Sin embargo, persisten desafíos en la representación en posiciones de liderazgo, ya que las mujeres siguen estando subrepresentadas en roles de liderazgo de alto nivel, como jefas de departamento, directoras de hospitales y presidentas de asociaciones científicas. Esto puede deberse a una combinación de factores, incluidos sesgos de género arraigados, falta de apoyo y obstáculos institucionales.
El primer análisis comparativo del observatorio ‘Mujeres en Medicina en España (WOMEDS)’, impulsado por la fundación de la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (FACME) ha mostrado la evolución de la representatividad de las mujeres en puestos de liderazgo médico en diversos ámbitos y destaca que el incremento del liderazgo femenino en Medicina todavía es insuficiente. El mayor aumento de representatividad de las mujeres en posiciones de liderazgo en la medicina española se ha producido en las sociedades científico-médicas, que ha pasado de 7 mujeres presidentas en 2019 a 12 en 2022.
En el ámbito asistencial público, el 57,46% de los médicos de las zonas que han facilitado sus datos son mujeres y ha mejorado ligeramente la proporción de jefas de servicio a un 33% del total. En la carrera académica, el porcentaje de mujeres es similar al de los hombres en las docentes temporales pero la brecha de género se encuentra en las figuras estables de profesorado. Hay un 10,4% de las catedráticas vinculadas, 22,1% de titulares vinculadas y se ha reducido el porcentaje de decanas de las facultades de Medicina, 24% en comparación con el 27,3% en 2021.
¿Qué cree que se necesita para fomentar la participación de más mujeres en puestos de liderazgo dentro de la cirugía y en el ámbito médico en general, y abordar la falta de representación de las mujeres en estos roles?
Existen varias iniciativas que pueden contribuir a fomentar la participación de la mujer en puestos de liderazgo en cirugía y en la medicina en general. En primer lugar, es muy importante promover la sensibilización sobre los sesgos de género y los estereotipos que pueden influir en las percepciones y oportunidades de las mujeres en cirugía. La educación sobre estos temas de forma temprana por ejemplo en la Universidad y posteriormente en la residencia MIR puede ayudar a eliminar prejuicios y promover un ambiente más inclusivo. Aunque están bien estructurados los programas de formación teórica y de desarrollo de habilidades técnicas, no se ofrece de manera rutinaria capacitación en liderazgo. Parece por tanto, necesaria una formación en habilidades de liderazgo para todos los estudiantes de medicina que podría incluir aspectos que promocionen la diversidad y la inclusión en los programas educativos.
Sin duda, establecer programas de mentoría donde mujeres médicas puedan recibir orientación y apoyo de colegas más experimentadas es muy importante para que las nuevas generaciones de mujeres puedan desarrollar habilidades profesionales, establecer contactos y compartir experiencias y consejos.
También es importante que se destaque el trabajo y los logros de las cirujanas exitosas como modelos a seguir. Esta visibilización puede inspirar a otras mujeres a elegir especialidades quirúrgicas y demostrar que es posible alcanzar el éxito en este campo, independientemente del género.
Otra de las iniciativas podría ser promover la participación activa de mujeres en comités y grupos de trabajo así como en eventos y conferencias profesionales. Asumir roles de liderazgo en sociedades y asociaciones profesionales permitirá influir en políticas, normas y prácticas en el campo de la cirugía.
Y otro de los aspectos en los que hay que trabajar es el apoyo la conciliación trabajo-familia, mediante el diseño de políticas laborales en los hospitales que permitan un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida personal, como opciones flexibles de horario y servicios de guardería en el lugar de trabajo. Esto ayudaría a eliminar barreras para las mujeres que desean ascender en sus carreras mientras también cuidan de sus familias promoviendo la equidad de género en términos de contratación, promoción y compensación.
Y por último y quizá lo más importante, es que no basta con trabajar duro y ser buena cirujana. También hay que defender nuestra propia posición, estar presentes, pedir las oportunidades y hacerlo siempre que sea posible. Hay que tener una estrategia y si se quiere ser jefa en un determinado número de años, hay que trazar un plan de forma rápida. Y un aspecto también importante es que hay que colaborar con otras mujeres, yo no pude evidentemente, ya que no había más mujeres en mi entorno pero ahora si es posible, no hay que trabajar solas sino colaborar con las mujeres que tenemos a nuestro alrededor.
¿Cuáles son los avances más emocionantes que ha presenciado en la cirugía durante su carrera? ¿Y cuáles crees que son los desafíos futuros en este campo?
A lo largo de mi carrera he podido asistir a múltiples avances en el campo de la cirugía. Uno muy importante ha sido el desarrollo de la cirugía mínimamente invasiva, primero la cirugía laparoscópica y más recientemente la cirugía robótica que permiten llevar a cabo procedimientos de forma más precisa y sobre todo con menor repercusión para el paciente como un menor dolor postoperatorio y una recuperación más rápida del paciente.
Junto a ello ha existido un importante avance en las técnicas de imagen, no solo en la tomografía computarizada (TC) o la resonancia magnética (RM), sino la planificación 3D, el verde de indocianina, etc. que ha mejorado nuestra capacidad para poder diagnosticar de forma precisa las patologías y planificar la cirugía con mayor precisión.
También a lo largo del tiempo hemos visto como los cirujanos no trabajamos solos sino dentro de equipos multidisciplinarios que incluyen especialistas en oncología, radioterapia, radiología, etc. que sin duda mejora el tratamiento individualizado del paciente y la toma de decisiones mejorando la atención integral de los pacientes y enfoques terapéuticos más efectivos.
En cuanto a los desafíos futuros, aunque los avances tecnológicos han mejorado significativamente la práctica quirúrgica, también plantean desafíos en términos de tecnología, seguridad del paciente y formación y educación de los cirujanos en los que debemos trabajar.
A medida que la cirugía continúa evolucionando, es crucial desarrollar programas de formación y educación que preparen a los cirujanos para utilizar las últimas técnicas y tecnologías de manera segura y efectiva.
En cuanto a la seguridad quirúrgica, todavía existen riesgos significativos asociados con la cirugía, como infecciones, complicaciones postoperatorias y errores médicos. Mejorar la seguridad del paciente seguirá siendo un desafío importante en el campo de la cirugía.
¿La cirugía agresiva se está reduciendo en favor de intervenciones mínimamente invasivas? ¿Cómo se prepara a los pacientes?
Sí, la cirugía mínimamente invasiva se ha incrementado de forma progresiva debido a sus beneficios sobre la cirugía tradicional abierta más agresiva. Las técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas, como la laparoscopia y la cirugía robótica, ofrecen varios beneficios sobre la cirugía tradicional más invasiva, como son menor trauma al hacer incisiones más pequeñas que ayudan a una recuperación más rápida y menos dolor postoperatorio para los pacientes y pueden regresar a sus actividades normales más rápidamente. También han demostrado un menor riesgo de complicaciones postoperatorias, como infecciones, hemorragias y cicatrices. También reducen la estancia hospitalaria en comparación con la cirugía tradicional, lo que puede reducir los costos y el riesgo de complicaciones asociadas con la hospitalización.
Para preparar a los pacientes para la cirugía mínimamente invasivas, tiene en general aspectos semejantes a la cirugía abierta que incluyen además de la evaluación preoperatoria correcta para valorar si el paciente es apto para la intervención, es importante proporcionar al paciente información completa sobre el procedimiento quirúrgico planificado, incluidos los riesgos, beneficios y posibles complicaciones. Esto puede ayudar a reducir la ansiedad y a establecer expectativas realistas sobre el proceso de recuperación.
Dependiendo del tipo de cirugía y las necesidades individuales del paciente, se pueden recomendar medidas para preparar físicamente al paciente para la cirugía. Esto puede incluir cambios en la dieta, ejercicio físico y cesación del consumo de tabaco o alcohol, entre otros.
Además, la cirugía puede ser estresante para los pacientes, por lo que es importante proporcionar apoyo emocional antes, durante y después del procedimiento quirúrgico. Esto puede incluir la disponibilidad de recursos de apoyo psicológico, así como la participación de familiares y seres queridos en el proceso de atención al paciente.
En cuanto a la relación médico-paciente, el paciente experto y la toma de decisiones compartidas en cirugía, ¿cómo se está implementando esta filosofía en su práctica clínica y qué resultados ha observado hasta ahora? ¿Qué papel juega la educación del paciente en este enfoque? ¿Nos estamos alejando del paternalismo?
La relación médico-paciente, el concepto de paciente experto y la toma de decisiones compartidas en cirugía son aspectos fundamentales que están siendo cada vez más valorados y adoptados en la práctica clínica.
En el momento actual, se está fomentando una mayor participación de los pacientes en el proceso de toma de decisiones sobre su atención médica, incluida la cirugía. Para ello, se debe proporcionar a los pacientes información completa y comprensible sobre las opciones de tratamiento disponibles, los riesgos y beneficios de la intervención, los recursos necesarios para obtener apoyo y asesoramiento para que puedan tomar decisiones informadas que tengan en cuenta sus valores y preferencias individuales.
Así se consigue crear la figura del paciente que es cada vez más experto en su propia experiencia y que su conocimiento y perspectiva son fundamentales para el éxito del tratamiento y de su seguimiento. Los pacientes pueden aportar información valiosa sobre sus síntomas, necesidades y metas, lo que ayuda a los médicos a diseñar planes de tratamiento más personalizados y efectivos y otros pacientes a comprender y afrontar la cirugía de forma diferente.
La educación desempeña un papel clave en la capacitación del paciente para tomar decisiones informadas sobre su atención médica. Ayuda a mejorar la comprensión de la intervención a la que va a ser sometido y les permite participar de forma activa en su cuidado y toma de decisiones.
Por último, la implementación de la toma de decisiones compartidas y el enfoque en el paciente experto conducen a una mayor satisfacción del paciente, mejores resultados clínicos, mayor adherencia al tratamiento y una mejor calidad de vida.
¿Estamos caminando hacia una cirugía enfocada en el paciente en el futuro? ¿Qué medidas concretas están tomando en su servicio para adaptarse a las necesidades de los pacientes?
Sí, definitivamente la cirugía debe enfocarse en el paciente como objetivo principal basado, por una parte, en adaptar los tratamientos teniendo en cuenta factores como la edad, género, morbilidades asociadas y las preferencias del paciente y, por otra, en reconocer la importancia que tiene hacer que el paciente se involucre de forma activa en su tratamiento para que se pueda personalizar la atención según sus necesidades individuales.
En nuestro servicio, estamos potenciando programas de educación del paciente mediante información sobre su diagnóstico, opciones de tratamiento, cuidados postoperatorios y recursos de apoyo disponibles. La así llamada escuela de pacientes permite empoderar a los pacientes para que tomen un papel activo en su cuidado y toma de decisiones compartidas.
También estamos promoviendo servicios de apoyo emocional y psicológico para ayudar a los pacientes a enfrentar el estrés y la ansiedad asociados con la cirugía y el tratamiento médico mediante grupos de apoyo y contactos con asociaciones de pacientes.
El big data, la inteligencia artificial y la transformación digital han llegado para quedarse. ¿Cómo está cambiando la forma de hacer cirugía?
Efectivamente, el big data, la inteligencia artificial y la transformación digital están cambiando la forma en que se hace la cirugía al proporcionar nuevas herramientas que mejoran la precisión, la eficiencia y los resultados para los pacientes.
La transformación digital ha dado lugar al desarrollo de sistemas robóticos avanzados que pueden realizar procedimientos quirúrgicos de manera más precisa y menos invasiva que los métodos tradicionales. Estos sistemas robóticos, controlados por cirujanos, pueden ofrecer una mayor precisión y destreza en procedimientos complejos, como la cirugía laparoscópica y la cirugía asistida por robot.
En el preoperatorio, el Big Data y la inteligencia artificial pueden ayudar en el diagnóstico y la planificación preoperatoria ya que pueden analizar grandes volúmenes de datos médicos procedentes de las técnicas de imagen, registros médicos electrónicos y resultados de pruebas de laboratorio. Se pueden diseñar algoritmos de inteligencia artificial que ayudan a los cirujanos a tomar decisiones más informadas sobre los procedimientos quirúrgicos.
Dentro de la cirugía, la inteligencia artificial y la realidad aumentada se utilizan para proporcionar asistencia quirúrgica en tiempo real durante los procedimientos, como por ejemplo los sistemas de navegación quirúrgica que guían a los cirujanos durante la operación o los sistemas de realidad aumentada que superponen información digital en el campo quirúrgico para mejorar la precisión y la eficiencia.
Incluso en el período postoperatorio, los dispositivos digitales, en forma de aplicaciones móviles, se pueden emplear para monitorizar a los pacientes después de la cirugía e identificar rápidamente cualquier complicación postoperatoria y ajustar el plan de tratamiento según sea necesario.
Finalmente, el Big Data puede permitir analizar los resultados de los procedimientos quirúrgicos y mejorar la práctica quirúrgica identificando las mejores prácticas, la optimización de los protocolos de tratamiento y la reducción de los errores médicos.
En cuanto a la huella de carbono. Desde el CGCOM lideramos un grupo que lucha contra el cambio climático. ¿Qué papel juega la innovación y la tecnología en este aspecto hacia prácticas más sostenibles? ¿Hay concienciación en la profesión médica?
El quirófano tiene un gran impacto ambiental, ya que muchos productos son desechables de un solo uso, como son las batas, guantes y los instrumentos quirúrgicos. Estamos empezando a concienciarnos de ello y debemos tener claro que debe ser una prioridad y empezar a investigar y explorar las mejores prácticas que reduzcan el efecto a nivel ambiental. Para ello, la innovación y la tecnología desempeñan un papel crucial en la reducción de la huella de carbono y la promoción de prácticas más sostenibles en la profesión médica. Por ejemplo, la innovación en el diseño de equipos médicos y materiales quirúrgicos puede ayudar a reducir los residuos médicos generados en los hospitales, como puede ser el uso de materiales reciclables y biodegradables en la fabricación de dispositivos médicos y la implementación de sistemas de gestión de residuos más eficientes.
También el diseño de tecnologías más eficientes en el consumo de energía en hospitales puede reducir significativamente las emisiones de carbono. Esto incluye la adopción de sistemas de iluminación LED, sistemas de climatización más eficientes y la integración de energías renovables en la infraestructura hospitalaria.
La telemedicina y la salud digital permiten la prestación de servicios médicos a distancia, lo que reduce la necesidad de viajar y, por lo tanto, las emisiones de carbono asociadas con los desplazamientos de pacientes y profesionales de la salud.
La digitalización de registros médicos y la adopción de sistemas de información médica electrónica pueden reducir el consumo de papel y otros recursos naturales utilizados en la gestión de registros médicos en papel. Esto no solo reduce el impacto ambiental, sino que también mejora la eficiencia y la accesibilidad de la información médica.
La integración de prácticas sostenibles en cirugía no solo beneficia al medio ambiente, sino que también puede resultar en una gestión más eficiente de los recursos y una mejora en la eficacia de los procedimientos. Y precisamente los cirujanos tenemos la oportunidad de liderar este ámbito, al ser el quirófano el principal generador de residuos, para establecer las normas que aborden la prestación de la asistencia sanitaria de forma sostenible.
En cuanto a la concienciación en la profesión médica, creo que cada vez más se está reconociendo la importancia de abordar el cambio climático y promover prácticas más sostenibles en la atención médica. Al igual que comenta el grupo de trabajo del CGCOM, nosotros en la AEC hemos creado un grupo de trabajo de Ecocirugía y sostenibilidad en la que pretendemos involucrar a varios colectivos que abordemos las medidas necesarias para reducir la huella de carbono, como la adopción de prácticas de trabajo más sostenibles, la participación en programas de reciclaje y la promoción de la salud ambiental entre los pacientes.