El Dr. Sergio Minué escribe este interesante post en su blog “El Gerente del Mediado” dedicado a la especialidad de Medicina de Familia, bajo el título “la especialidad plañidera”, a partir de reflexiones que destacados directores de revistas médicas de prestigio, para concluir defendiendo la necesidad de transformar el mensaje “lloroso y de queja” que habitualmente se lanza desde la Atención Primaria
Madrid, 14 de julio 2015 (medicosypacientes.com)
En 2007 Richard Horton, director de The Lancet escribió: “La Atención primaria es sujeto de más actas constitucionales, declaraciones y manifiestos que ninguna otra disciplina médica, con la excepción quizá de su prima hermana, la salud pública. Sin embargo este efluvio de rumiaciones de respetados expertos y vetustas burocracias apenas han servido nada el ejercicio diario de la medicina de familia”.
Hace apenas un mes, otro reputado ex director de revista, el que fuera director del BMJ y después de PLoS, Richard Smith, manifestaba en su blog su creciente antipatía respecto a los médicos generales, una especie que ha sustituido a los granjeros (desde su punto de vista) en el primer puesto de las profesiones lastimeras.
No siempre había pensado así sobre ellos. Hace muchos años escribió: “Ser médico general es una cuestión de valores y de política. No es solamente un trabajo. Como generalista tienes el privilegio de aprender los secretos de las vidas de la gente y estar con ellos en situaciones extremas: el dolor, la enfermedad, la muerte. Si puedes empatizar, escuchar, observar, y aprender puedes entender la vida y la muerte más profundamente que la mayor parte de la gente”.
Ahora en cambio no nos tiene aprecio alguno: “no tengo simpatía por ellos. Quiero que dejen de hacerse las víctimas y se conviertan de una vez en líderes, gente que resuelve problemas en lugar de quejarse sobre ellos y esperar que otros los resuelvan”.
Sus argumentos son interesantes: “mi primer argumento es que incluso siendo una víctima , no ganas nada pensando que lo eres. Es más , pierdes . Al mundo le importa un bledo si tu pierdes tu tren, incluso si te mueres . Puedes verte a ti mismo como una víctima pero el mundo no….Los médicos generales saben de su trabajo cotidiano que el mundo está lleno de gente con muchas más dificultades que ellos. Pero la diferencia crucial es que los médicos generales tienen el espacio y los recursos para cambiar sus vidas…Tienen estatus, educación, dinero y poder para hacer las cosas de forma diferente, y liderar el cambio hacia un mejor futuro. Es más considero que tienen más poder para cambiar y dirigir que cualquier otro agente del sistema sanitario y social, incluidos los médicos hospitalarios”.
Smith acaba su escrito reclamando menos llanto y más inventiva: “propongo una moratoria en los llantos y a cambio un festival de ideas para reinventar la medicina general”.
Un escrito tan incendiario no podía pasar desapercibido: el siempre interesante Jonathon Tomlinson argumentaba desde su blog que uno de los problemas de Smith es que nunca llegó a practicar la medicina, por lo que no puede saber lo que se siente en la piel de un médico que ha visto como por sus decisiones muere un paciente.
Es un buen argumento, sin duda. Abundan los profetas que consideran que practicar la medicina es asimilable a reponer el pan de molde en los estantes de Mercadona. Imbéciles hay en todas partes.
Pero parte de razón lleva también Smith. Los foros de médicos de familia se han acabado convirtiendo en velatorios, en que disfrazados de viejas lanzamos llantos inconsolables por lo mal que nos tratan, lo precarios que son nuestros contratos , la reducción brutal de nuestros presupuestos…Pero no hacemos nada. Volvemos a casa, hacemos la cena, y pensamos como Escarlata o Hara que mañana será otro día, y las cosas llevan tiempo.
Smith propone cosas que no dejan de ser interesantes. Rescatando las ideas de Geofrey Marsh considera que, en lugar de reclamar la reducción progresiva de los cupos, el médico general debería reivindicar cupos de 3000 o 4000 pacientes. Pero obviamente no para hacer todas las tareas que necesitan: sino para liderar, coordinar y organizar la atención a todos ellos a través de equipos multidisciplinares, pero de los de verdad. Perfiles como el del Physician Assistant, el del agente comunitario, el de la enfermera de distrito han demostrado su utilidad en atención primaria en otros países. Una Atención primaria en la que el médico de familia se ocupa de los casos realmente complejos, difíciles, …”sagrados”. Para los que dedica el tiempo que merecen.
El cirujano es pieza clave en el acto quirúrgico. Pero no lleva al paciente al quirófano, prepara el instrumental, le anestesia, le opera, y después le lleva fuera hasta llegar a la recuperación. El médico de familia hace casi todo eso en su ámbito de responsabilidad, pero lo único que hace ante esa situación intolerable, que jamás consentiría otro especialista es lamentar su negra suerte.
En el fondo, Smith tiene razón. Ya está bien de llorar.