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Dr. Sánchez Martos: “En la Hepatitis C, ¿culpabilidad o corresponsabilidad?”

El artículo del Dr. Sánchez Martos tiene como trasfondo la corresponsabilidad que hay detrás de toda enfermedad. A su juicio, es muy difícil que alguien pueda abanderar la sentencia de “culpable” dirigida al paciente, porque lo más frecuente, en una inmensa mayoría de casos existe una “corresponsabilidad” con las Administraciones sanitarias, por no hablar de, incluso, “víctimas” como se da en un gran número de casos de Hepatitis C

 

Madrid, 12 de enero 2015 (medicosypacientes.com)

“En la Hepatitis C, ¿culpabilidad o corresponsabilidad?”

Dr. Jesús Sánchez Martos

Catedrático de Educación para la Salud. Universidad Complutense de Madrid

Desde hace meses la Hepatitis C, o mejor dicho, las personas que sufren y padecen la enfermedad, han cobrado un protagonismo especial en todos los medios de comunicación y no siempre con la justicia que merece el caso. Se habla demasiado del precio del “nuevo tratamiento” para el paciente, y de que como tiene un coste muy elevado, no puede llegar a todos, unos 35.000, 50.000 o más de medio millón, dependiendo de las fuentes que consultemos. Es como si de algún modo se transmitiera a la población general la “culpabilidad” de los pacientes afectados por una Hepatitis C en relación al aumento del gasto sanitario. En cualquier caso, en cualquier enfermedad, es muy difícil que alguien pueda abanderar la sentencia de “culpable” dirigida al paciente, porque lo más frecuente, en una inmensa mayoría de casos deberíamos hablar como mucho de “corresponsabilidad”, o incluso de “víctimas” como se da en un gran número de casos de Hepatitis C.

Si nos referimos a las enfermedades cardiovasculares, por poner solo un ejemplo, estaríamos ante un caso de “corresponsabilidad”, porque si bien es responsabilidad de cada persona cuidar su salud con hábitos de vida saludables, también lo es de quienes gestionan el Sistema, porque no ponen en marcha los adecuados y necesarios programas de Educación para la Salud, a pesa de contar los medios necesarios, como por ejemplo, los propios medios de comunicación social.

Y si hablamos del cáncer de pulmón provocado por el consumo tabaco, siempre se piensa en la “culpabilidad” de la persona que lo consume, cuando en realidad sería “corresponsable” con el Gobierno que permite y fomenta su consumo, incluso enriqueciéndose con los impuestos de la venta de este producto, aunque eso sí, avisa en sus envases que “el tabaco mata”. Curiosa ironía social.

Y en el caso que nos ocupa, la Hepatitis C, son muchos los ciudadanos que sin conocer la enfermedad, la asocian a la “culpabilidad” de quien la padece porque con frecuencia se debe al consumo de drogas por vía parenteral, incluso por el hecho de esnifar cocaína. Incluso en este caso, deberíamos hablar una vez más de “corresponsabilidad”, porque se ha demostrado en innumerables ocasiones que si existieran más programas de prevención, habría menos consumo de drogas, así que “cada palo aguante su vela”.

Pero son muchos los pacientes de Hepatitis C que no deberían ser considerados ni como culpables, ni como corresponsables, sino como “verdaderas víctimas”, porque contrajeron la enfermedad antes de 1990 como consecuencia de una transfusión sanguínea, una sesión de hemodiálisis, un tratamiento con hemoderivados, una inyección intramuscular o incluso por un pinchazo accidental como ha sucedido en tantas ocasiones en el ejercicio de los profesionales sanitarios, toda vez que hasta entonces no se conocía la enfermedad y su forma de transmisión a través de la sangre. Y también es de justicia aclarar, que aunque la propia Real Academia de la Lengua acepte como sinónimos “contagio” y “transmisión”, todos deberíamos hablar de la transmisión en el caso de la Hepatitis C, aunque solo sea para contribuir a evitar el rechazo social y la estigmatización de la enfermedad y de los propios pacientes. Por cierto, que la Hepatitis C, “sólo se transmite” por la sangre que es donde está el virus y “no por convivir” con la persona afectada. No se transmite por los besos, abrazos, por los cubiertos en una comida, y tampoco en el colegio o en el trabajo. Y que cualquier persona diagnosticada de una Hepatitis C puede tener hijos sin problema, gracias a los continuos avances de la medicina en este sentido.

Por último y no por ello menos importante, cada uno de nosotros podemos saber si estamos afectados por la enfermedad con solo donar nuestra sangre, un ejercicio altruista que salva 3 vidas, y que también nos puede traer ventajas porque en la analítica obligada también se estudia la existencia o no de los anticuerpos contra el virus de la Hepatitis C. En fin, que donar sangre siempre tiene ventajas para todos.

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