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Dr. Martínez Pérez-Mendaña: ¿Hombres o mujeres?

El Dr. Javier Martínez Pérez-Mendaña, recientemente condecorado con la medalla de oro y brillantes del Colegio Médico de A Coruña, expresa su opinión en un artículo publicado en ‘La Voz de Galicia’ sobre la polémica surgida por el autobús que puso en marcha ‘Hazte oír’ con el eslogan “Los niños tienen pene, las niñas tienen vulva. Que no te engañen”

“Los niños tienen pene, las niñas tienen vulva. Si eres hombre eres hombre. Si eres mujer seguirás siéndolo. Que no te engañen”. Es lo escrito en los laterales de un autobús de color naranja a propuesta de ‘Hazte oír’. ¿Es esto cierto? ¿Es riguroso? 

No, porque los genitales, la vulva y el pene, son insuficientes para definir el sexo de cualquier persona ya que este se va desarrollando durante el tiempo que transcurre entre la concepción y el final de la adolescencia.

El sexo genético queda determinado en el momento de la concepción. Si el espermatozoide fecundante aporta el cromosoma X será femenino y masculino si el cromosoma fecundante es Y. A lo largo de la vida intrauterina y postnatal se van formando las gónadas (ovarios y testículos) que son las glándulas encargadas de producir las hormonas sexuales y las células germinales, los óvulos y los espermatozoides. Es el sexo gonadal.

De forma simultánea se desarrollan la vulva y el pene que constituyen el sexo genital.

Sin embargo, el sexo genético, gonadal y genital, son insuficientes para poder definir con precisión el sexo de una determinada persona porque durante la infancia, y sobre todo la adolescencia, se va estableciendo lo que científicamente se llama sexo psicosocial que hace referencia a la atracción erótica.

La homosexualidad, de homo (igual) y sexus (sexo) es la atracción sexual que una persona siente por otra del mismo sexo.

Aunque algunos piensan que la actividad homosexual es contranatural, las investigaciones científicas han demostrado que la homosexualidad es un ejemplo de una variación normal de la sexualidad humana no siendo en si misma fuente de efectos psicológicos adversos.

Se debería a causas biológicas hasta ahora desconocidas, siendo admitido además que las intervenciones psicoterapeúticas dirigidas a cambiar la orientación sexual son absolutamente inefectivas.

No es un mérito ni un demérito ser homosexual o heterosexual porque ello no depende de nuestra voluntad.

Somos lo que teníamos que ser por lo que debe considerarse una obligación de las sociedades democráticas, cultas y avanzadas respetar la autonomía de las personas en algo tan íntimo y privado como es la sexualidad y criticar con la mayor contundencia cualquier conducta homofóbica de la que solo es un ejemplo la expresada en las primeras líneas de este artículo.

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