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Dr. Luis Ángel Oteo: «La Responsabilidad Social del Profesionalismo Médico»

El Dr. Luis Ángel Oteo Ochoa, profesor Emérito de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III, aborda en este artículo de opinión la Responsabilidad Social del Profesionalismo Médico

Dr. Luis Ángel Oteo Ochoa, profesor Emérito de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III

La responsabilidad social (RS) en el ámbito de la medicina y de los servicios sanitarios representa  un valor sustantivo de primer orden que contribuye a la dignificación de la atención asistencial  a las personas y al servicio de la comunidad, formando parte intrínseca del ejercicio profesional y de la cultura humanística del médico, todo ello bajo determinantes de justicia y equidad.

Entendemos además que la RS en la toma de decisiones exige el cumplimiento estricto de las normas vigentes y un código virtuoso en las prácticas asistenciales; sin embargo, y más allá de las obligaciones propias de las instituciones médicas honorables que nos representan, nuestra profesión, en la propia responsabilidad personal,  deberá valorar sus motivaciones superiores y trascendentes centradas en la dignidad del ser humano y vinculadas a los principios esenciales del profesionalismo médico.

Todas las iniciativas y acciones de RS que deberemos promover desde el credencialismo médico estarán orientadas a fortalecer un credo de identidad moral, sociabilidad e integración de las personas  en la sociedad, fomentando la cooperación y reforzando la coherencia interna con la propia misión de servicio y atención a la salud  (consistencia entre lo que se dice y lo que realmente se hace). Este  estilo de práctica profesional socialmente responsable,  centrado en la persona y en su dignidad existencial plena, está avalada y legitimada en su dimensión axiológica, social y moral.

Los principios de legitimación de la RS no se circunscriben a un determinado ámbito de actuación, por considerar esta función como un apéndice complementario de las actividades de servicio y atención a los pacientes y necesitados, sino que más bien reflejan un compromiso ético transversal propio de la identidad del profesionalismo asistencial y de su razón de ser. Porque la perspectiva social del médico es universal, y por ello, su compromiso con el bien común y los derechos humanos, que se plasman en nuestros programas de intervención comunitaria y de cooperación al desarrollo de la salud y de la vida humana en el mundo.

Consideramos como propios los objetivos humanistas de  las iniciativas propulsoras de acción social. Esta senda Inherente del profesionalismo médico debe ser gestionada con eficiencia, efectividad y utilidad para hacer llegar con diligencia nuestro compromiso incondicional con los colectivos más vulnerables por medio de actividades de protección y servicio a la salud.

La participación responsable y flexible, y una dinámica de trabajo en equipos multidisciplinares bien coordinados, facilita el proceso de aprendizaje humanístico en todos los niveles de la organización y refuerza el valor de una cultura de gestión colaborativa, que hace posible que progresen de forma interactiva y dinámica las iniciativas sociales vinculadas a la misión del médico.

Esta visión  moral  impregna todas las iniciativas sociales y se legítima no sólo por su utilidad funcional, sino también por la forma colaborativa y compartida (power-with) de llevar a cabo esta tarea trascendente de la propia Identidad profesional.

La filosofía, el método y las técnicas operativas para gestionar las iniciativas sociales como signo inequívoco de responsabilidad ante nosotros mismos y la sociedad, nos hace visibles y representa “nuestra forma de ser y estilo de hacer” para generar el máximo beneficio asistencial y de apoyo a las personas atendidas en sus necesidades más vitales y dignificantes de la condición humana.

 

El Vínculo Social del Profesionalismo Médico

Las raíces filosóficas del profesionalismo médico incluyen la tradición hipocrática de la medicina como institución social y moral, junto al propio acerbo humanista, axiológico y cívico, estableciendo una alianza que representa nuestro compromiso incondicional con la competencia asistencial, el altruismo, la integridad y la confianza subsidiaria de la sociedad (1).

La primera meta del profesionalismo médico humanista y social  es un ideal ético, que debe guiar toda conducta y práctica profesional para promover la salud y el bienestar de los pacientes, lo que constituye un avance sustantivo dentro de los valores esenciales de la vida y de los intereses de la sociedad; porque además sabemos que éstos evolucionan durante toda nuestra la existencia y pueden cambiar de manera significativa en el contexto de una enfermedad grave e inveterada (2).

En el espíritu del profesionalismo se custodian y motivan estos valores para una práctica asistencial que asegure que toda transformación productiva combina apropiadamente dimensiones económicas, éticas y sociales, desde la primacía del interés general de los pacientes y acorde con los principios del humanismo y los derechos sustantivos de ciudadanía  en una sociedad avanzada.

Este hecho significa que para cumplir con la responsabilidad primaria del médico al servicio de los pacientes, es también necesario promover la justicia social. Claramente, ello implica asegurar la distribución equitativa de los recursos para garantizar que todos tengan acceso a una atención sanitaria adecuada, dado que las obligaciones del profesionalismo médico se extienden mucho más allá de una buena práctica asistencial. Porque las pautas de RS asociadas al profesionalismo médico forman parte de su sistema de creencias y de una conciencia ética, cívica y humanista (3).

El vínculo de responsabilidad profesional y social del médico en la atención y servicio a los pacientes, así como a las necesidades de salud y bienestar poblacional, es la respuesta desde la ética pública a la misión, custodia y tutela de este bien social preferente que ejercemos los médicos en nuestra práctica asistencial.      

Las coordenadas sociales para la revitalización del profesionalismo médico deben contribuir no sólo a mejorar la calidad asistencial, sino también a que la prestación sea más eficiente y segura, contribuyendo a racionalizar aquellos servicios que no han mostrado ser necesarios y apropiados, proponiendo el objetivo de la denominada triple meta, es decir mayor calidad en el servicio, mejores resultados de salud y reducción de costes como resultado de una gestión eficiente; no es una” tormenta perfecta” sino una RS intransferible dada nuestra condición agencial principal en el proceso de  asignación discrecional de los recursos disponibles (4).

Por ello, en la agenda de RS del profesionalismo médico están presentes compromisos de evaluación y ejecución que hacen referencia a:

  1. las nuevas formas asistenciales y de atención a la salud para los pacientes crónicos, pluripatológicos y frágiles;
  2. el uso extensivo de la medicina personalizada y humanista;
  3. una atención a la salud basada en la calidad de la evidencia científica;
  4. la colaboración en los cuidados asistenciales a través de equipos interprofesionales integrados y coordinados;
  5. una mayor flexibilidad y autonomía en la gestión clínica y en la responsabilidad en el uso apropiado de los recursos;
  6. las decisiones sustentadas en la racionalidad científica y social frente al racionamiento indiscriminado;
  7. la gestión de los servicios sanitarios innovadores centrados en las personas;
  8. la inaceptabilidad de conductas disruptivas o irrespetuosas hacia los pacientes;
  9. el apoyo a las nuevas tecnologías evaluadas y aplicadas a los procesos asistenciales.

Son la guía avanzada para orientar y progresar en los procesos de educación, promoción y desarrollo de las políticas profesionales como un imperativo inexcusable de legitimación de las reformas sanitarias y de atención a la salud (5).

 

La Naturaleza Multifacética del Profesionalismo Médico

Inequívocamente, los principios y el sello distintivo de esta nueva era en las actividades de protección de la salud y los servicios sanitarios, está en la atención centrada en la persona y en la voz preferente del paciente. La respuesta socialmente responsable sólo es posible hacerla efectiva a través del trabajo en equipos profesionales, especialmente en lo referido a los procesos de seguridad de los pacientes y en base a una atención colaborativa entre niveles asistenciales, máxime cuando se trate de atender estados clínicos de fragilidad y enfermedades inveteradas.

La medicina social organizada y autorregulada debe responder a estos desafíos proponiendo nuevos modelos de atención más coordinados, equitativos, accesibles y personalizados, ofreciendo información de calidad sobre medidas de resultado de las prácticas asistenciales y tutelando desde el profesionalismo médico los derechos de protección de la salud, así como las expectativas y necesidades de los pacientes y la población(6,7).

Por ello, la mayor esperanza para mantener el profesionalismo como cultura de responsabilidad social y abjurar al señuelo del interés propio, está en fortalecer las motivaciones intrínsecas y trascendentes para la adhesión incondicional a los principios bioéticos propios del servicio asistencial. Perseverar en estos valores es lo que ha venido a denominarse humanismo asistencial en el ámbito de la medicina y de los servicios de salud (8,9).

Porque la responsabilidad del profesionalismo médico representa un compromiso incondicional con el paciente y un servicio a la sociedad, respondiendo adecuadamente a sus necesidades de bienestar sanitario y de custodia de sus derechos humanos, lo que significa ”velar por la salud y la vida” por medio del cuidado y la atención confiable. Es un deber de justicia que representa el ideal ético de servicio en el mejor interés de los pacientes.

Para garantizar esta cultura de excelencia asistencial se requiere potenciar la formación clínica y el aprendizaje humanista, lo que viene a significar un mayor énfasis en promover y mejorar la calidad de la atención, incrementar las capacidades técnicas para reducir en la práctica errores y eventos adversos, asegurar una accesibilidad y atención equitativa, tener siempre presente los valores, intereses y cultura de las personas asistidas y estar siempre abiertos a la innovación y a la ciencia biomédica.

La necesidad de moderación y de racionalidad en las prácticas clínicas, mitigando la evitable sobreutilización a través de una gestión asistencial apropiada y segura, es también un ejercicio de responsabilidad social  y de honestidad intelectual en razón a la función agencial principal que desempeña la profesión médica en su ejercicio. Esta realidad toma una especial relevancia como consecuencia de la creciente demanda de una medicina cada vez más personalizada y la necesidad imperiosa de una mayor transparencia y rendición de cuentas en el cuidado de la salud (10)

Todos estos requerimientos que exigen ejemplaridad y responsabilidad en la prestación de servicios sanitarios vienen a representar la orientación más social del profesionalismo médico asistencial, que ve reforzada su legitimidad y motivación para mejorar la calidad y disponibilidad en el servicio, así como la dedicación al interés y necesidades del paciente.

Tomar mayor conciencia sobre el alcance de las decisiones médicas, honrando el ideario del profesionalismo médico, representa la guía de actuación para mejorar la utilización y uso apropiado de los recursos disponibles, promover la necesidad de optimización de la calidad orientada a la seguridad y satisfacción del paciente, reforzar el espíritu crítico y la capacidad de discernimiento para enfrentar la complejidad, impredictibilidad e incertidumbre que caracterizan la práctica clínica, así como un mayor compromiso con el aprendizaje y la formación continua con el objetivo de conseguir la excelencia y un claro liderazgo en la gobernanza asistencial.

 

Ética, Cultura Humanista y Responsabilidad Social

Los determinantes éticos y la cultura humanística que se refleja en los procesos de RS y que involucran al profesionalismo médico, se expresan en una constelación de valores y de compromisos que han sido internalizados en un proceso de aprendizaje y de mejora de la asistencia sanitaria  por medio del diálogo íntegro, confiado y participativo.

En los centros y servicios sanitarios, esta visión de la RS representa una dimensión credencialista de valor superior, a la vez que humanística y trascendente, y que está inserta en la calidad integral de todas nuestras actuaciones centradas en la dignidad de la persona.

Ética y RS constituyen definitorios categóricos en íntima conexión; porque la ética “kantiana” orienta la verdad y contenido moral de todas las actividades de nuestra práctica asistencial, con sus fines y sus medios, y se fundamenta en la libre afirmación de la persona y de sus  atributos humanistas…. y la responsabilidad social, determina y expresa taxativamente los rasgos virtuosos de la ética en las  acciones, compromisos y comportamientos que han sido asumidos en nuestra cultura de servicio al paciente.

En consecuencia, debemos considerar que la RS, tanto en lo institucional y colectivo, como en lo personal y singular, es parte inherente de la ética del profesionalismo médico, en su formulación y praxis.

Porque creemos que una institución profesional es ética y socialmente responsable cuando todos los miembros que la integran toman decisiones y se comportan, siempre y en toda ocasión, con motivaciones prudenciales caracterizadas por la veracidad, equidad,  recto ejercicio, altruismo y lealtad.

También es estrecha la relación entre RS y cultura organizacional, porque ambas representan creencias y valores compartidos, y promueven la dignidad, el desarrollo y la solidaridad humana, contribuyendo a fomentar y consolidar una reputación ética y un capital socialmente distintivo como resultante de convicciones espirituales y hondo discernimiento para fines orientados al bien común.

Porque la ética individual y colectiva, adecuadamente centrada al servicio de la persona y en defensa de los derechos humanos y sociales, representa una seña de identidad consustancial con nuestra Identidad médica que ha sido reconocida históricamente por la sociedad.

En suma, toda decisión o acción deliberada, libre y no transferible de RS, deberá promover una filosofía humanística y de dignificación de la persona, sustentada y legitimada en los siguientes fundamentos:

1.-Formación de la conciencia y unidad de principios para promover la ética social (Carácter moral).

2.-Exigencia moral de rectitud en la acción, intención o fin (Conducta recta).

3.-Respeto incondicional de los derechos humanos para el desarrollo integral de la persona (Identidad humanista).

4.-Desarrollo de la racionalidad ética para la toma de decisiones (Conciencia decisional).

5.-Sabiduría práctica y hábitos morales para la correcta resolución de problemas complejos (Coherencia sustantiva).

6.-Formulación de juicios de valor trascendentes que permitan excluir alternativas no viables por razones económicas o sociales intrínsecamente contrarias a los principios de la dignidad humana (Juicio moral).

7.-Ordenación de criterios de excelencia y de primacía del bien común (Racionalidad virtuosa).

8.-Criterios técnicamente apropiados, éticamente contrastables y socialmente preferentes y persuasivos para la elección (medios) de la mejor alternativa (Eficiencia preferencial).

9.Integridad, discernimiento y prudencia para evaluar el impacto de las decisiones en términos económicos, sociales y éticos (Sensibilidad moral).

 

Bibliografía Consultada

(1) Wynia MK, Latham SR, Kao AC, Berg JW, Emanuel LL. Medical  professionalism in society. N Engl J Med. 1999; 34(21): 1612-16.

(2) Emanuel EJ. The ends of human life. Cambridge, MA: Harvard University Press; 1992.

(3) Lesser CS, Lucey CR, Egener B. A behavioral and systems view of professionalism. JAMA. 2010; 304(24): 2732-37.

(4) Kaplan RS, Porter ME. How to solve the cost crisis in health care. Harv Bus Rev. 2011; 89(9):46-61.

(5) Berwick DM, Nolan TW, Whitington J. The triple aim: care, health, and cost. Health Aff (Millwood). 2008; 27(3): 759-69.

(6) Scanlon DP, Shi Y, Bhandari N, Chistianson JB. Are healthcare quality ”report cards” reaching consumers? Awareness in the chronicaly ill population.

http://www.ajmc.com/publications/issue/2015/2015-vol21-n3/are-healthcare-quality-report-cards-reaching-consumers-awareness-in-the-cronically-ill-population.

(7) Gallup. Honesty/Ethics in professions.

http://www. Gallup.com-poll/1654/honesty-ethics-professions.aspx. Accessed June 15, 2015.

(8) Sunstein CR. Valuing Life: Humanizing the Regulatory State. Chicago, IL: University of Chicago Press; 2014: 1-9.

(9) Cohen JJ. Viewpoint: linking professionalism to humanism: what it means, why it matters. Acad Med. 2007; 82(11):1029-32.

(10) Reinhardt UE. The disruptive innovation of price transparency in health care. JAMA. 2013; 310(18):1927-28.

 

 

 

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