Lucas de Toca que, actualmente, ejerce como director médico de Salud Pública en Arnhem del Este (Australia), se ocupó de la presidencia del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM) entre los años 2008 y 2010. Transcurridos cinco años desde entonces explica en esta entrevista concedida a “MedicosyPacientes”, la importancia de que los estudiantes de Medicina puedan contar con un órgano de estas características que ha ido tomando fuerza con el paso de los años, aunque con retos pendientes como el de que en sus estructuras directivas, como fiel reflejo de la realidad, exista una mayor representación femenina
Madrid, 17 de junio 2015 (medicosypacientes.com/S.P.)
Lucas de Toca que, actualmente, ejerce como director médico de Salud Pública en Arnhem del Este (Australia), se ocupó de la presidencia del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM) entre los años 2008 y 2010. Transcurridos cinco años desde entonces explica en esta entrevista concedida a “MedicosyPacientes”, la importancia de que los estudiantes de Medicina puedan contar con un órgano de estas características que ha ido tomando fuerza con el paso de los años, aunque con retos pendientes como el de que en sus estructuras directivas, como fiel reflejo de la realidad, exista una mayor representación femenina.
-¿Qué ha supuesto en su trayectoria profesional haber representado al Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina?
-Presidir el Consejo ha sido fundamental para definir por dónde va mi carrera profesional. La variedad, rango e intensidad de experiencias a las que estás expuesto es increíble. No es común que alguien con 20 ó 22 años aprenda y se acostumbre a coordinar tres decenas de facultades, participar en reuniones periódicas con los profesionales más influyentes del Estado o a reunirse y negociar cambios legislativos con ministros. La definición de mi interés por la política sanitaria, la salud pública, y la defensa y mejora del Sistema Sanitario ocurrió en el CEEM. Cuando trabajas en la Ejecutiva o en el Equipo de Oficiales del Consejo, no sólo a nivel de Presidencia, el CEEM se convierte en parte muy importante de tu vida. Y encima esto ocurre durante años formativos fundamentales. Creo que si haces esta pregunta a cualquier persona que haya trabajado activamente en el Consejo, todos te vamos a responder que es casi imposible conceptualizar dónde estamos ahora y qué visión tenemos sin contar con el factor CEEM.
-¿Cuáles considera han sido sus principales aportaciones a este Órgano de Representación Estudiantil?
-No es del todo justo atribuir éxitos o aportaciones a personas concretas. Una de las máximas del CEEM es que el Consejo somos todos, y eso se aplica a todos los ámbitos de trabajo de la organización. Durante mi tiempo como presidente llevamos a cabo el inicio de la transformación de la estructura y orientación del Consejo a su forma actual. Aprobamos un plan estratégico a tres años, el Plan Prometeo, que solidificó el trabajo de años y la profesionalización que la organización estaba experimentando desde su fundación. Continuando la tendencia expansiva y aperturista de las ejecutivas anteriores, con este plan el Consejo adquirió su forma actual.
En el ámbito representativo, un Consejo más abierto significó más participación, rompimos récords de asistencia a nuestras asambleas y garantizamos que las medidas tomadas habían sido ampliamente consensuadas en las facultades. Esto nos llevó a victorias como el acuerdo ministerial en el Grado y Máster en Medicina (que aun trae cola pero el acuerdo se obtuvo entonces). La inclusión de nuestras demandas de entonces en el decreto de troncalidad fueron otra victoria mayor que legitimó la representación del CEEM desde la base de muchas facultades. Reitero que esto fueron victorias de mucha gente y no aportaciones personales, yo simplemente ostentaba el cargo más agradecido del Consejo en esos tiempos ¡la cara visible del trabajo de todos!
-¿Cómo ha cambiado la situación de los estudiantes de Medicina desde que el CEEM se ocupa de su representación, además de velar por sus intereses, preocupaciones, y por todos los aspectos que afectan al estudiante dentro de su Facultad de Medicina?
-El CEEM representa a los estudiantes desde hace más de dos décadas. Sin embargo, es verdad que el mayor crecimiento ha ocurrido en los últimos diez años. Creo que los estudiantes de Medicina tienen el mejor órgano representativo a nivel estatal de todas las titulaciones de nuestro país. No hay otra carrera que tenga una organización tan estructurada, profesional, global y, sobre todo, efectiva como el CEEM. Cualquier estudiante en una facultad en España sabe que, a través de su Delegación o directamente participando en el Consejo puede tener opiniones que afecten a cómo se organiza el sistema o a cómo se desarrolla legislación que les afecta. El CEEM no es nada más que la unión sinérgica de representantes de facultades. Un CEEM fuerte significa delegaciones fuertes y delegaciones fuertes significan más acción local. El refuerzo y expansión del CEEM se ha traducido en mejoras a nivel nacional (el ámbito de actuación del Consejo) pero también a nivel local con más gente mejor preparada y estructuras más fuertes para representar a los futuros médicos. El CEEM y sus aliados como la OMC o los Decanos significan que la voz de los estudiantes se escucha alta, clara y bien articulada en todos los ámbitos que afectan a la Profesión Médica y al sistema sanitario.
-¿A su juicio, y desde una perspectiva externa, que retos ha de afrontar este Órgano en los próximos años?
-Hay una serie de cuestiones intrínsecas a la naturaleza de la carrera y la representación que siempre han sido un reto y lo seguirán siendo. Cada año que pasa el CEEM cubre más ámbitos, tiene más presupuesto, trabaja con más gente y se comporta más como una corporación profesional. Esa pérdida de carácter amateur es positiva para los objetivos del Consejo (y era uno de los pilares fundamentales del Plan Prometeo) pero conlleva el riesgo de perder la identidad de cuerpo estudiantil. Uno de los elementos diferenciadores del CEEM frente a otros órganos de representación de alumnos es que las personas que participan en el Consejo son, sobre todo, estudiantes. Y generalmente buenos estudiantes que son capaces de compaginar la dedicación al CEEM con la carrera a la que representan. Esto es doblemente positivo porque legitima al representante frente a entidades externas (es un estudiante de medicina creíble, no un “representante profesional”) y también significa que no se pierde el contacto con la problemática de la base. Sin embargo, cada vez resulta más difícil equilibrar los dos aspectos.
Los miembros de la Comisión Ejecutiva del CEEM, no sólo la Presidencia, dedican una proporción mayoritaria de su tiempo al Consejo. Durante mi tiempo como presidente no tuve nada de vacaciones porque tuve que compensar con rotaciones extra el tiempo dedicado a reuniones. Cuanto más crece el Consejo más difícil va a ser hacer esto y, en algún momento, se van a tener que tomar decisiones complicadas, yo no tengo una hoja de ruta clara a este respecto. Creo que esto es un reto importante porque puede definir la identidad de la organización.
Por otra parte, viendo los asistentes a la reunión de expresidentes que organizó el Dr. Rodríguez Sendín creo que fomentar el liderazgo femenino en la organización debe ser algo en lo que se trabaje activamente. Alrededor del 70% de las estudiantes de Medicina son mujeres, y sin embargo, de los últimos nueve presidentes sólo había una. Hay paridad entre las bases del Consejo, y de hecho en mi primera Comisión Ejecutiva yo era el único varón, pero si nuestro cuerpo estudiantil (y profesión) es mayoritariamente femenino, me gustaría ver esa realidad vigente en lo más alto de los órganos de representación. ¿Qué tal eso como reto?
-¿Cómo valora la acogida que ha brindado, desde el inicio del Consejo, la Organización Médica Colegial? ¿y el resto de entidades médicas dentro de los máximos órganos de representación como son los Foros de la Profesión Médica y de Médicos de Atención Primaria?
–Creo que la relación con la OMC ha sido fundamental para el desarrollo y crecimiento del Consejo. Es una alianza natural, en la que la casa de todos los médicos apoya a sus futuros representados, sin embargo, sí me ha sorprendido el respeto en el trato recibido. Es casi inevitable que gente con mucha experiencia médica, política y, en muchos casos, edad avanzada, sea inconsciente o conscientemente paternalista con gente de veinte años que aún no ha acabado la carrera. Pero eso, en mi experiencia, nunca se ha dado en nuestra alianza con la OMC y el Foro de la Profesión Médica. En el Foro, desde su constitución en la que mi predecesor Javier Serrano y yo fuimos partícipes hasta su consolidación como entidad, el CEEM siempre han sido una organización más en la mesa, nunca una concesión simbólica para la “mesa de los niños”. Le comentaba a Juanjo Sendín el otro día que ahora que ostento un cargo de responsabilidad en un servicio sanitario extranjero aun me sorprende el hecho de que haya gente que me trate distinto o me tenga menos en cuenta por tener “sólo veintisiete años”. Esto es algo que jamás noté en el Foro o la OMC y que creo ha sido definitivo para el establecimiento de una voz estudiantil fuerte en el ámbito sanitario.
La profesión médica española ha optado por incluir a los estudiantes como parte de la misma. Creo que los estudiantes han (hemos) sabido responder y demostrado de sobra que se merecen su sitio en la mesa, esto sólo puede ser positivo para todos.
-Partiendo el momento actual de tu trayectoria, ¿cómo ve el futuro de la profesión médica?
-Creo que la realidad profesional cada día es más complicada. La fragmentación del sistema, los recortes y la precariedad, la súper-especialización y atomización de la atención sanitaria, el avance de la sanidad privada con ánimo de lucro, todo esto dificulta el papel del médico como profesional. Por lo que creo que es más importante que nunca reivindicar los valores profesionales del médico. Nuestra identidad como profesión de servicio. Creo que la OMC bajo el liderazgo de Rodríguez Sendín está siendo un ejemplo a seguir pero se necesita el mismo ímpetu en la base. Me temo que hay cierto grado de desconexión entre las acciones y la presencia en valores que la profesión tiene en el ámbito nacional con la OMC y lo que pasa en el día a día de los colegios provinciales. No es ninguna novedad que el médico joven siente una distancia significativa de los colegios. En muchos casos justa y en otros injustamente los colegios se perciben como entidades caducas, ancladas en el pasado, y que no aportan más que algún evento y tasas obligatorias. Hay que reivindicar la importancia de los valores profesionales, de la auto regulación, del papel social de la cuota colegial, de las oportunidades formativas, de la fuerza de la representación médica.
La OMC está sabiendo dar ese salto y adaptarse a la realidad actual, pero a la vez me parece que muchos colegios se están quedando atrás. La visión de Juanjo Sendín y las permanentes de la OMC han mostrado el poder que aliarse con los futuros médicos implica como legitimación del órgano profesional. Invertir en los estudiantes es planificar para el futuro. Si todos los colegios siguen el ejemplo (como sé que muchos han hecho) y se adaptan para generar utilidad real al estudiante y médico joven las estructuras se actualizarán de forma natural. Y con Colegios actualmente relevantes, fundamentados en valores y con participación activa se beneficiará toda la profesión, repercutiendo positivamente en la población a la que servimos.