El Dr. Landa García analiza en ese artículo de opinión la situación en la que se encuentra el tema de la gestión clínica una vez dado a conocer el borrador de proyecto de Real Decreto sobre Unidades de Gestión Clínica. A este experto le parecen irrenunciables las reivindicaciones del Foro de la Profesión Médica al respecto, centradas en el reconocimiento del liderazgo del médico al frente de las Unidades Clínicas de Gestión y, la necesidad de que dichas Unidades no se contemplen como una herramienta para reducir costes, sino como una herramienta de eficiencia
Madrid, 16 de junio 2015 (medicosypacientes.com)
“Unidades de Gestión Clínica. Un buen proyecto con problemas”
Dr. José Ignacio Landa, cirujano general y del Aparato Digetivo
y miembro del Consejo Asesor del CGCOM
El borrador del proyecto de RD por el que se fijan las bases para la implantación de las Unidades de Gestión Clínica (UGC) en el ámbito de los Servicios de Salud, no parece que vaya por buen camino. Y no solo por la sospecha de que no se aprobará en la actual legislatura, con lo que pudiera suponer para el proyecto los posibles cambios a nivel Ministerial, sino también por algunos comentarios reivindicativos de algunos de sus futuros protagonistas/participantes que conocemos a través de los medios.
En febrero de 2013 se suscribió un acuerdo marco de colaboración entre el Ministerio de Sanidad y el Foro de la Profesión Médica que representa ampliamente a los médicos, al estar constituido por el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM), Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina, Federación de Asociaciones Científico Medicas Españolas (FACME) y el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM). Este acuerdo está recogido en un documento accesible en la Web del Ministerio de Sanidad. En él se señala la constitución de tres grupos de trabajo, uno de ellos para la Gestión Clínica. Y en el apartado III dedicado a la Gestión Clínica, se señalan las bases para desarrollar el marco normativo que permita la regulación e implementación de las Unidades de Gestión Clínica.
De manera muy general se enumeran en el documento tres importantes objetivos: Impulsar una forma de organización que oriente la actividad hacia el proceso asistencial y a la atención integral del paciente; motivar a los médicos mediante su implicación en la gestión de los recursos de la Unidad o Servicio al que pertenecen; poner en valor nuevos valores y competencias esenciales para impulsar un renovado profesionalismo médico.
De igual forma, en abril de 2013 se suscribió también un acuerdo entre el Ministerio de Sanidad y el Consejo General de de Colegios Oficiales de Enfermería (CGE) y el Sindicato de Enfermería SATSE, cuyo documento también puede consultarse en la Web del Ministerio de Sanidad. En su apartado III se recogen sus consideraciones sobre la Gestión Clínica; en este caso la denominan Gestión Clínica por procesos, pero sus objetivos son iguales que los recogidos por los médicos: Impulsar una forma de organización que oriente la actividad hacia el proceso asistencial y a la atención integral de la salud del paciente; motivar a los enfermeros mediante su implicación en la gestión de los recursos de la unidad o servicio al que pertenecen; poner en valor nuevos valores y competencias esenciales para impulsar un renovado profesionalismo enfermero.
El documento médico habla de establecer bases para desarrollar un marco normativo para las futuras Unidades de Gestión Clínica y, el de enfermería, habla de una forma más general sobre Gestión Clínica y de una forma más precisa sobre Gestión Clínica por procesos. Para ello se plantean ambos colectivos los mismos objetivos que he señalado.
En la misma Web del Ministerio de Sanidad se destaca el acto celebrado con médicos y enfermeros en el año 2013, para la firma de los documentos que he comentado: “La ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, firmó el 30 de julio de 2013, en un acto presidido por el presidente del Gobierno, dos acuerdos con los representantes de 500.000 profesionales médicos y enfermeros. Los acuerdos están destinados a proteger la gestión sanitaria del debate partidista y a defenderla como uno de los pilares básicos del Estado del Bienestar”.
Estos son los antecedentes, veamos ahora dos años después el borrador del posible Real Decreto que se ha hecho público.
Para ahorrar al posible lector interesado la lectura del borrador de RD del proyecto sobre Unidades de Gestión Clínica (UGC), destaco lo que considero de mayor importancia. El RD consta de una habitual introducción, cinco capítulos y dieciséis artículos.
En el Artículo 2, se dice que las UGC no tienen personalidad jurídica propia y si autonomía para la organización y gestión de los recursos humanos y materiales que se les asignen. Importante artículo puesto que la autonomía y unos recursos adecuados son imprescindibles. También son importantes los profesionales que se integren en las UGC, que lo harán voluntariamente según recoge el Artículo 4: profesionales sanitarios y no sanitarios que voluntariamente acepten su integración. Deberán figurar relacionadas las plazas y puestos que ocupen los profesionales. En este artículo también se recoge que los miembros de la UCG podrán acceder a los incentivos económicos ligados al cumplimiento de objetivos, previa evaluación. ¿Una productividad variable?
En el Artículo 10, se dice que podrán contar con una estructura de dirección unipersonal o colegiada como comité de dirección, además de un comité ejecutivo y clínico. Esto no quita, cómo recoge el borrador en el siguiente Artículo, el número 11, que debe haber un responsable al frente. En los Artículos 14 y 15, se recoge el establecimiento de evaluaciones anuales de la unidad y de sus profesionales. El cómo se hará, ya se establecerá, pero la evaluación dice que tiene que ser pública, transparente, equitativa, imparcial y objetiva.
El Artículo 16, con seis puntos, lo dedica al sistema de incentivación. Establece la posibilidad de incentivos diferentes y la posibilidad de condicionarlos a objetivos económicos. Cuidado aquí. Cuidado con las diferencias en los incentivos y, sobre todo, con condicionarlos directamente a los objetivos económicos. Ya ha dicho claramente Kepa Urogoitia, Presidente del Colegio de Médicos de Álava (Médicos y Pacientes, 10 de junio), la amenaza que reside en que los políticos se escuden en nuestra autoridad científica y clínica para legitimar ante la opinión pública una política de recortes. Si se quiere corregir el incremento del gasto -no recortar indiscriminadamente-, son imprescindibles la implicación de los profesionales en la gestión de recursos y la autonomía de las Unidades de Gestión Clínica.
También, Kepa Urogoitia refiere algo imprescindible y es que para conseguir avanzar en el camino de la calidad y la eficiencia con estas UGC, se precisa la colaboración de todos los agentes que intervienen en el proceso: médicos y demás profesionales sanitarios y pacientes. No parece que vayan a ser las cosas tan sencillas.
El Foro de la Profesión Médica acaba de reunirse con representantes del Ministerio de Sanidad y sin estar absolutamente de acuerdo con el borrador del proyecto de RD, solo señala en suma dos reivindicaciones, como son el reconocimiento del liderazgo del médico al frente de las Unidades Clínicas de Gestión y, la necesidad de que dichas Unidades no se contemplen como una herramienta para reducir costes, sino como una herramienta de eficiencia. Creo que ambas irrenunciables.
El Sindicato de Enfermería (SATSE) “rechaza el borrador del proyecto de Real Decreto de Unidades de Gestión. El Sindicato lamenta, en primer lugar, que el Ministerio de Sanidad, no haya dado conocimiento previo de la publicación del texto normativo a las organizaciones que como SATSE acordaron en su día incluir este asunto en el Pacto por la Sostenibilidad y Calidad del SNS y trabajar de forma conjunta en su desarrollo”. Considera que no garantiza “suficientemente” los derechos de los profesionales de Enfermería, pudiendo perjudicar las condiciones laborales de los profesionales de Enfermería que formen parte de las mismas.
No está de acuerdo que sea la Dirección de la Unidades de Gestión Clínica la encargada de la planificación y propuesta de los horarios, turnos y tareas a desarrollar por cada profesional que integra la misma, entendiendo que debería someterse a la normativa general de aplicación al personal estatutario del Servicio de Salud correspondiente. No deja claro que cualquiera de los profesionales de la Unidad, con formación y capacitación para la gestión, podría acceder a la Dirección de la Unidad.
Rechaza también que en el Real Decreto se vincule el funcionamiento de las Unidades de Gestión Clínica a los resultados obtenidos en términos económicos. Sin que se señale como se hará la evaluación lo que abriría la puerta a la arbitrariedad. Tampoco en el borrador del proyecto se establece ninguna cláusula de garantía de los derechos adquiridos de cada profesional que se integre en la Unidad, ni que sea personal estatutario, y, además, permite que la Dirección establezca un sistema propio de selección de personal directivo y de mandos intermedios. No se menciona la posible reversibilidad del profesional a sus labores anteriores.
Casi todas estas reivindicaciones son asumibles y alguna, como la de clarificar los incentivos, son coincidentes entre médicos y enfermeros. Lo de la dirección de las Unidades de Gestión Clínica ya es otro cantar.