Desde esta sección, el doctor Landa invita a los políticos antes de que sigan tomando decisiones, a la lectura de una serie de libros, recientemente, publicados, que, desde su punto de vista, «comunican otra forma de ver nuestros problemas»
Madrid, 15 de octubre 2013 (medicosypacientes.com)
«Lecturas recomendadas para nuestros políticos»
Dr. José Ignacio Landa, cirujano general y del Aparato Digestivo. Miembro del Consejo Asesor del CGCOM
Vivimos tiempos de cierta incertidumbre, alentada por el día a día de las noticias que nos ofrecen los medios de comunicación sobre el devenir económico y, por las medidas que van tomando nuestros políticos/administradores para que nos enfrentemos a la escasez de recursos económicos. Medidas que en lo que respecta al sistema sanitario, con injustificados/indiscriminados recortes, son criticadas y protestadas por sus principales actores, pacientes y profesionales sanitarios, ante los oídos sordos de los responsables/políticos. Responsables de lo que ha ocurrido y de lo que aún está por suceder. Reiteradamente hemos dicho, que ni los profesionales sanitarios, ni mucho menos los ciudadanos, pueden tener responsabilidad alguna, si bien están siendo los receptores de un «maremágnum» de decisiones políticas, que está llevando a la sanidad de nuestro país a cotas nunca conocidas.
«España cae a la segunda división de la OCDE en gasto sanitario. Nuestro país acumula dos años de «profundos recortes» y continúa sacando mala nota en ratio de enfermeros y camas por habitante». «La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha publicado este jueves (Redacción Médica, Javier Leo, jueves 27 de junio de 2013), una nueva edición de su informe anual sobre gasto sanitario. Con datos actualizados hasta 2011, la OCDE confirma que España, en lo que a inversión en sanidad se refiere, ha abandonado la zona de descenso de los 35 países más desarrollados del planeta para caer de facto a la segunda división del ranking».
España baja por segundo año su gasto sanitario, que está en la media de la OCDE. Un informe de este organismo señala que solo en otros tres países ha caído el gasto dos años (El País, Elena G. Sevillano, 27 de junio de 2013). El gasto en salud en España ?un 73% corresponde a gasto público? había estado creciendo a un ritmo medio del 5,6% entre 2000 y 2009, más rápido que en la media de la OCDE (4,8%). Sin embargo, en 2010 se produjo el primer descenso, del 0,5%, que se vio superado por el de 2011, del 2,8%. Son los «profundos recortes» en el gasto gubernamental los que explican los dos años consecutivos de descenso de España y los otros tres países, señala el informe.
Recomiendo a nuestros políticos, antes de que sigan tomando decisiones, la lectura de dos libros publicados recientemente. Comunican otra forma de ver nuestros problemas.
La muy reconocida Adela Cortina, catedrática de Ética y Filosofía Política en la Universidad de Valencia y miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, ha publicado un libro en mayo de este año que titula ¿Para qué sirve realmente la ética? Recordando sus palabras en un artículo del diario El País de enero de 2012, no he podido resistirme a la lectura de su libro. Decía Adela Cortina en ese artículo respecto a la sanidad, entre otras reflexiones, que «lo que no es de recibo, es aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid y recurrir a la necesidad de recortar gastos para cumplir con nuestros socios europeos de una manera rápida, y con esa coartada transformar el Sistema Nacional de Salud, o los 17 sistemas que conviven en España, para que dependan menos de las Administraciones públicas y más del sector privado, sin explicar a los ciudadanos hacia dónde se quiere ir ni someterlo a discusión pública».
A través de nueve capítulos, salpicados de citas y anécdotas que hacen sencilla su lectura para cualquiera, revisa aspectos importantes de nuestra vida y concluye con la verdadera utilidad de la ética en cada uno de ellos. Ya en el primer capítulo con el título de «Abaratar costes y crear riqueza», concluye a la pregunta de para qué sirve la ética con rotundidez: «Para abaratar costes en dinero y sufrimiento en todo aquello que depende de nosotros, e invertirlo en lo que vale la pena, sabiendo priorizar».
El último capítulo titulado «Conjugar justicia y felicidad» abre una puerta a la esperanza: «La ética sirve para aprender a apostar por una vida feliz, por una buena vida, que integra como un sobrentendido las exigencias de la justicia y abre el camino a la esperanza«.
También en mayo de este año, David Stuckler, Sociólogo especializado en economía de la salud, formado en prestigiosas universidades como la Universidad de Arlington en Tejas (2001-2004), Yale (2004-2006) y Cambridge (2006-2009), ha publicado un interesante libro junto a Sanjay Basu, Profesor de la Universidad de Stanford, cuya lectura también recomiendo a nuestros gestores, «The Body Economic: Why Austerity Kills» (May, 2013), traducido en su edición en español: «Por qué la austeridad mata. El coste humano de las políticas de recorte».
David Stuckler, para los que no lo conozcan, ha sido «Assistant Professor» of Political Economy, Harvard University, «Research Fellow» en la Oxford University, Department of Sociology y «Junior Research Fellow», también en la Oxford University. Actualmente es «Lecturer in Sociology» en la Universidad de Cambridge y «Honorary Research Fellow» en la «London School of Hygiene & Tropical Medicine» y figura como «Associate Faculty», en la Johns Hopkins University. Es «Referee» de numerosas y prestigiosas revistas como The Lancet o el British Medical Journal y se dedica primordialmente a la investigación en salud pública.
En su libro, apoyados en cientos de citas bibliográficas, demuestran que lo que afecta gravemente a la salud es la austeridad y no la crisis económica. Interesante argumento que parte de la recesión en EEUU en los años 20 y la política que aplicaron muchos estados americanos para salir de la crisis. El New Deal (Nuevo Trato) con el que Roossevelt gano sus primeras elecciones en 1932 lo presentan como un «experimento natural», ya que no todos los estados aplicaron las medidas del gobierno, demostrando como perjudicó la crisis a la salud de los ciudadanos en los que se aplicaron medidas de austeridad y no políticas encaminadas a mejorar el bienestar social. Como recogen en su libro, «el New Deal tuvo un efecto trascendental en la salud de la gente. Aunque no se diseño pensando en la salud pública, la ayuda que aporto marco la diferencia entre perder la atención sanitaria y conservarla; entre pasar hambre y tener suficiente comida; entre quedarse sin techo y tener un lugar donde vivir. El New Deal fue, a todos los efectos, el mayor programa de salud pública que se haya implementado en todas la historia de EEUU».
Continúan documentando más ejemplos, como la crisis económica de los países de Asia oriental al final de los noventa. Otro «experimento natural», con Malasia como ejemplo positivo de una política más dirigida a los ciudadanos y no a los recortes sociales. Más adelante, impresiona la documentación de los diez millones de rusos que fallecieron en los noventa en el postcomunismo, a consecuencia de políticas económicas de choque que no consideraron a los ciudadanos.
Al inicio de la crisis económica actual, Islandia con un sistema sanitario exclusivamente público, dijo no a la austeridad como resultado de la voluntad popular e invirtió en sanidad pese a su grave crisis financiera. Como un nuevo New Deal americano, la población ha mejorado su salud y el país está en vías de salir de la crisis económica.
Frente a Islandia, el ejemplo de Grecia con una política de austeridad impuesta es desolador, con una situación social y sanitaria tercermundista en un país europeo y perteneciente a la UE-28. Por noticias de la prensa de estos días hemos sabido, que médicos solidarios han abierto ambulatorios gratuitos para los ciudadanos sin cobertura sanitaria. Solo los datos del aumento descontrolado del VIH en estos años y otras enfermedades infecciosas, ofrecen un panorama preocupante de la situación sanitaria de Grecia, por causa de la política de austeridad impuesta por el FMI, a la que Islandia dijo no. FMI, apodado en Corea del Sur durante la crisis de Asia oriental de finales de los noventa, como Fondo de Mortalidad Infantil.
En el Reino Unido, la política conservadora de austeridad pasa por el desmantelamiento del Servicio Nacional de Salud, encaminándolo hacia la privatización y, sus efectos negativos se están empezando a recoger ante la alarma de los expertos en salud y de los ciudadanos.
Concluyen el libro con tres principios ?consejos- fundamentales para hacer frente a la crisis: Ante todo no hacer daño, ayudar a la gente a volver a trabajar e invertir en salud pública.
Nuestro «Primum non nocere» lo utilizan en su primer consejo. «Debido a que las políticas sociales y económicas tienen efectos colaterales sobre la salud y la enfermedad, el mantra de los médicos debería convertirse en requisito de todas estas políticas. ¿Prefieren ustedes que el déficit presupuestario a corto plazo disminuya un 0.3 % o 2.000 estadounidenses muertos menos?». Para ayudar a la gente a volver a trabajar, recomiendan que sea más rentable invertir en salud, educación y protección social que en rescates bancarios.
«En una época en la que la gente sufre como consecuencia de la recesión, los políticos deberían actuar para proteger a la gente de los peligros del desempleo y la miseria. Deberían promulgar leyes que ofrezcan una atención basada en las necesidades de salud de la población en lugar de basarse en cuanto pueden pagar. Eso suprimiría muchas hospitalizaciones costosas provocadas por una atención demasiado tardía. En las economías ricas nadie debería quedarse sin poder acceder a la atención sanitaria debido a una desaceleración económica».



