El nivel óptimo de salud de la sociedad se obtiene, como recuerda el autor de este artículo, el doctor Juan Martínez, cuidando del medio ambiente, mejorando las infraestructuras y a través de la educación, algo, que, a su juicio, se está poco a poco abandonando, hasta llegar a “tocar fondo”
Madrid, 30 de mayo 2014 (medicosypacientes.com)
“Tocando fondo”
Dr. Juan Martínez Hernández. Miembro de la Asociación Española de Médicos Escritores y Artistas
Un día luminoso, un día de esos de puente en el que no has salido, pero apetece sol, aire y caminar, una familia se prepara para un paseo por el campo. Eligen bien: ruinas romanas, río, arboleda, cesta de mimbre con ensaladas y fiambre… Y todo en la vida con humor es más llevadero. Pero verán que cosas pasaron, verán, nada importante, pero sí indicativo del giro que ha tomado nuestra sociedad.
En el trayecto en coche, una voz radiofónica entonaba grave la preocupación tras el incremento, por primera vez en años, de las muertes en carretera, cuando súbitamente se perdió la señal, al pisar el vehículo un profundo bache en la autovía. Increíblemente, la carretera parecía una pista de vuelo tras un bombardeo. El conductor tiene que hacer mucha memoria para recordar un espectáculo así. En realidad se acuerda, más bien, de aquellos caminos y pistas de tierra sin asfaltar de los pueblos de antaño. Pero este franco deterioro no lo había visto nunca. Es evidente que durante varios años se ha desatendido de modo generalizado el mantenimiento de las calzadas.
Llegan al lugar elegido y piensan que el Paraíso pudo ser así. Un río arenero se entretiene en algún meandro y entre la vegetación se ve incluso un barbo nadando. Pero esperen. ¡Antes el agua estaba cristalina! ¿Qué ha pasado? Y al girar el viento, ¡Huele a cloaca!, hay espuma y evidente eutrofización del agua en un río antes increíblemente limpio.
Vamos a las ruinas. ¡Ah! ¡Que la Comunidad Autónoma decidió su cierre! Ya… Los recortes… ¿y entonces? “Bueno estamos empezando algunos días, pero el centro de interpretación está cerrado”. “Y se puede visitar”.”No, no, por las tardes no”. “Gracias”.
En fin….¡A comer! En ese momento surgen del suelo centenares de pequeños seres que se mueven lentos y algo torpes… ¡Garrapatas! Claro, es que es el campo, también vaya pretensiones…
¿Y del polen? Tampoco recuerdan año así, la verdad; será porque hace calor de julio y llovió sin parar hasta ayer, claro…Será por eso. La efusión de los chopos parece una nevada. Afortunadamente ninguno de ellos es alérgico y todo va bien. Pero muy cerca otra familia está con su bebé, con evidente dificultad respiratoria, mientras le aplican un broncodilatador. Y tan panchos. No es grave, solo es asma, dicen.
Las carreteras se han abandonado. Los ríos, inundado de residuos y aguas no depuradas. El entorno natural degradado es proclive a “blooms” de seres nocivos. El clima está profundamente alterado ya: no se trata de profecía sino de datos. Por último la educación sanitaria está ausente. Un niño alérgico a un determinado polen no debe ser expuesto masiva e innecesariamente al alergeno, poniendo en riesgo incluso su vida.
La salud no es solo cosa de listas de espera o de equipos de radiodiagnóstico en la concertada. La salud empieza mucho antes y trasciende a todo lo médico, lo transversaliza y nos afecta a todos los ciudadanos y al planeta entero. El nivel óptimo de salud de la sociedad se obtiene cuidando del medio ambiente, mejorando las infraestructuras y a través de la educación.
Hoy más que nunca estamos tocando fondo. El único consuelo es que desde el fondo solo se puede subir. Bueno, o reptar.