A partir de un caso sucedido a la “señora X” en el sector privado, el autor de este artículo teme que la situación se torne en habitual en el ámbito de la Sanidad pública, dado el giro que hacia la privatización está dando la administración madrileña. De ahí, que el doctor Martínez no dude en vaticinar un aumento de la litigiosidad porque éste en un sistema de provisión privada “está asegurado”
Madrid, 4 de junio 2013 (medicosypacientes.com)
“La señora X”
Doctor Juan Martínez
A continuación transcribo, tomada de la red y mínimamente modificada, una carta de una usuaria de una aseguradora privada, atendida por una clínica concertada. Llamémosla Señora X.
Avisar primero que escribo desde una profunda decepción con la aseguradora Tal y uno de los centros con los que colaboran; la Clínica de Cual. Pues bien, mi marido está incluido en mi póliza médica Tal y Pascual y el pasado mes de diciembre fue sometido a intervención de hernia discal (por prescripción del doctor con consulta en la clínica de Cual), Tal autorizo la intervención y hasta ahí todo bien. Pero a los 15 días de la operación la clínica de Cual ¡nos envía una factura de casi 400? en concepto de medicación de quirófano! Al hablar con ellos nos dicen que nos la pasan a nosotros porque Tal dice que no se hace cargo. Hablamos con Tal y nos instan a enviarles un fax (lo hacemos, sin respuesta) puesto que según la póliza contratada, Tal y Pascual, quedan cubiertos todos los gastos medicinales incurridos en el periodo de ingreso hospitalario… En resumen, la clínica de Cual nos persigue con facturas impagadas (nunca he impagado nada y aunque pueda sonar exagerado esto me genera estrés) Tal a nosotros no nos comunica nada, por lo visto lo único que hace es rechazar la factura que le emite la clínica Cual… En conclusión…. ¿Qué tengo que hacer? Y lo más importante…. Después de pagar un pastón mensual a Tal para nada por afortunadamente buena salud, si en un futuro tengo un problema de salud, ¿qué gastos inesperados me esperan? Si me quedo embarazada…. ¿Me cobrarán no sé qué tipo de gastos de quirófano de los que, por cierto, te avisan a toro pasao?
La Señora X cuenta una experiencia muy común de los usuarios de la sanidad privada de todo el mundo. En general, su reclamación se suele resolver, bien de modo automático, aunque con evidente retraso, bien por vía administrativa o finalmente en los tribunales. Alguno de los implicados (usuario, provisor y asegurador) tiene razón, pero todos a la vez no pueden tenerla. Indudablemente, en la relación con una mutua y una clínica privada, lo que hay escrito en los contratos es lo que cuenta y lo demás son pamplinas.
Pero a mí me preocupan las personas. Me preguntaban hace poco que si prefería pacientes o clientes. Contesté que personas. El médico es alguien que se preocupa por la gente. En este sentido, me disgustan las circunstancias en las que está la Señora X, es bastante estresante como ella misma dice; le provoca conducta de evitación y miedo a recurrir a la asistencia futura, por si las moscas.
Esta situación era absolutamente impensable, inverosímil, en el sistema nacional de salud, en la pública para entendernos. Hasta fecha reciente. La empecinada administración madrileña se está metiendo de lleno en la boca del lobo y muy pronto el problema de nuestra Señora X será el de miles de madrileños. Interminables y farragosos recursos se establecerán entre usuarios descontentos con un trato o prestaciones recibidas y actos realizados o no realizados por el provisor privado. Aunque el pago sea capitativo, aumentará el número de litigios.
Por otra parte, el usuario descontento, libre como un pajarillo en un contexto de área única, decidirá pasar a los grandes centros públicos para acceder a una segunda opinión, mejora de su tratamiento o acceso a otras tecnologías. Y el provisor privado tocará las palmas de alegría porque cobra un canon anual y cada enfermo que se va es más beneficio para la caja. El maltrecho sistema público se colapsará más y más, masificado y descapitalizado. Y la administración regional empezará a hacer aguas en sus previsiones de gasto, porque por un lado mantiene un canon por contrato, y por otro cada vez asume más pacientes derivados, rebotados diría yo, hacia el viejo sistema público.
El aumento de la litigiosidad en un sistema de provisión privada está asegurado. Qué bien por el enjambre de abogados oportunistas al acecho. Qué mal para los ciudadanos. Y si no, al tiempo.