El Dr. Juan José Torres, vocal de Atención Primaria Urbana del Colegio de Médicos de Badajoz, publica una carta a las futuros médicos residentes en el Blog AP25 “Os dediquéis a la especialidad que os dediquéis, habéis elegido la profesión más hermosa y gratificante que existe. El mitigar el sufrimiento de nuestros semejantes nos enriquece tanto como el dolor que aliviamos”, asegura
Dr. Juan José Torres, vocal de Atención Primaria Urbana del Colegio de Médicos de Badajoz
Un año más se ha hecho público el listado de aspirantes a la formación MIR, a la que miles de médicos se incorporarán para realizar el sueño de ejercer la medicina en la especialidad deseada. O no.
En estas fechas muchos futuros especialistas tienen decidida la especialidad que quieren y pueden hacer. Otros, sin embargo, tienen dudas entre más de una.
Muchos elegirán medicina de familia como segunda opción si no pueden acceder a la que desean. A todos, en general, quiero dirigirme para hablarles de esta especialidad con el fin de aportar luz y explicarles la importancia de la misma.
Quiero comenzar diciéndoles que trabajar en la Atención Primaria de Salud como médico de familia, supone estar insertado en el eje del sistema sanitario resolviendo el 90% de los problemas de salud que va a tener el individuo a lo largo de su vida, contribuyendo a mejorar la salud de la comunidad y a la suficiencia financiera del Sistema Nacional de Salud.
Para ilustrar esta afirmación me gustaría contar un cuento de hadas que empieza así:
Érase una vez un lejano país de verdes praderas, en el que existía un lugar al que la gente acudía cuando se encontraba o creía encontrarse enferma.
Ese lugar era un castillo en el que vivía un mago que poseía una poderosa bola de cristal que le decía por qué enfermaba la gente y, cuando determinaba la causa, los curaba con poderosas pociones mágicas.
A la entrada del castillo había una casa en la que vivía el Portero, que decidía cuál de las muchas personas que venían con sus dolencias debía pasar a ver al Mago, pues no todas lo necesitaban.
El mago y el portero se necesitaban el uno al otro, ambos habían estudiado juntos en la misma escuela de magos, aunque al dejar la escuela habían aprendido diferentes tipos de poderes mágicos. Así el portero tenia una bola de cristal menos poderosa que la del mago y sus pociones eran menos mágicas, de modo que no podía curar todas las dolencias, pero sabia discernir muy bien quién estaba lo suficientemente enfermo para visitar al mago y quíen no.
El problema fue que, a medida que la gente oía hablar de la bola de cristal y la poción mágica del mago, cada vez más personas querían verlo sin el permiso del portero. Pero ante la imposibilidad, la población empezó a enfadarse más y más hasta que este malestar llegó a oídos de la reina, que al escuchar las quejas de sus súbditos dijo:
«Dejad que quien quiera ver al mago vaya directamente y que le pague por ello».
De este modo la población se sintió feliz, mucho más quienes tenían dinero. Pero con el paso del tiempo surgieron otros problemas. La lista de espera creció y creció ya que el mago dedicaba cada vez más tiempo a los pacientes que podían pagarle, independientemente de la gravedad de sus dolencias.
Por otra parte, su maravillosa bola de cristal empezó a dar más y más respuestas equivocadas con lo que de nuevo comenzó a crecer el descontento de la población, pues no se curaban y se empobrecían.
Este descontento llegó de nuevo a oídos de la reina, que indignada gritó a sus consejeros: «Descubrid que? esta? pasando”
Finalmente, sus asesores le dijeron: Majestad, hemos llegado a la conclusión de que la bola del mago es muy buena identificando a quien esta? muy enfermo, pero no es tan buena atendiendo a quien esta? sano o poco enfermo; por ello se equivoca y las pócimas no funcionan. Sin embargo, la bola del portero es muy buena averiguando quien esta? sano o poco enfermo, sin embargo, no es tan buena atendiendo a quién esta? muy enfermo.
Si su majestad quiere que la bola de cristal del mago funcione adecuadamente, el mago deberá ver sólo a las personas que están lo bastante enfermas como para necesitar más atención y el portero debe ver a las personas que estén menos enfermas.
Y así fue como la reina logró poner orden en el acceso al mago, encargando al portero que continuara eligiendo a los que debían ver al mago para que este pudiera dar a los muy enfermos el mejor de los remedios. De este modo, la gente del reino dejó de empobrecerse y mejoró la salud de la población.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El cuento que he contado, es una adaptación resumida del que publicaron Nigel Mathers y Paul Hodgkin en BMJ el 21 de enero 1989, titulado: “El portero y el mago. Un cuento de hadas”, para ilustrar la importancia de que haya una puerta de entrada al sistema de salud custodiada por el médico de familia, afirmación que demuestra aplicando el concepto del valor predictivo positivo de la prueba que como sabemos, aumenta en función de la prevalencia. Obviamente, hay más enfermos en el segundo nivel asistencial que en la población general. Por eso, comenzó a fallar la bola del mago.
Hoy día, la situación es más compleja que en la época en que se desarrolla el cuento, pues en la actualidad no hay sólo un mago, sino 49 magos o especialidades y el portero tiene que estar muy atento a los síntomas incipientes de graves dolencias para poner remedio lo antes posible, mandándolo al mago para que se trate con prontitud y atender él todo aquello que pueda resolver sin necesidad de que lo vea el mago.
Por eso, al portero, o al médico de familia, se le asigna una población concreta para que realice una atención “integral” a la salud de la persona (promoción de la salud, prevención de la enfermedad, detección y tratamiento precoz y rehabilitación) Es decir, que atienda a la población que se le asigna, la vigile, promueva los hábitos saludables, fomente la salud de los que la tienen y recupere, lo antes posible, a los que están enfermando.
Para ello, se requiere un elevado número de competencias distribuidas en:
Competencias de comunicación asistencial. Razonamiento clínico. Gestión clínica. Bioética.Competencias ralacionadas con la totalidad de especialidades médicas y quirurgicas. Abordaje de grupos poblacionales y gurpos con FR.Competencias en realcion a la familia.Competencias en relacion a la comunidad. Competencias relacionadas con la formacion, la docencia y la investigacion.
Por todo esto, el médico de familia es el más polivalente, con el mayor campo de competencias de todas las especialidades médicas, ya que se especializa en la Atención Integral de la persona.
De todos los atributos de la Atención Primaria, el factor que más interviene en la salud de una población es la longitudinalidad en la atención de los cuidados de la misma. El médico de familia al ser confidente a lo largo del tiempo de sus dolencias se convierte en conocedor integral de sus condicionantes genéticos, sociales y psicológicos, al conocer o haber conocido a sus familiares, conocer su forma de encarar los problemas de la vida, como le han ido afectando las distintas enfermedades que ha ido padeciendo, sus problemas afectivos y de convivencia….
Esto para mí ha sido lo más enriquecedor de mi profesión al haber estado cuidando continuadamente a una misma población durante más de un cuarto de siglo.
De modo que quiero animar a estos médicos indecisos a que se acerquen a esta especialidad con una visión holística de la medicina. Que atiendan a la persona en su integridad y no como a un individuo que es portador de un órgano que hay que ajustar para que siga funcionando. El ser humano es mucho más que el conjunto de las funciones de sus órganos.
Para finalizar, deciros que la medicina de familia no tiene como única salida la atención de un cupo de población determinada, sino que tiene un amplio abanico de posibilidades laborales como las que aparecen en el siguiente enlace https://www.semfyc.es/secciones-y-grupos/seccion-de-desarrollo-profesional/salida-profesional/?tab=0
Quiero despedirme deseando a todos el mayor de los éxitos en el desempeño futuro de vuestra labor. Os dediquéis a la especialidad que os dediquéis, habéis elegido la profesión más hermosa y gratificante que existe. El mitigar el sufrimiento de nuestros semejantes nos enriquece tanto como el dolor que aliviamos.
