El doctor Juan José García Cruz analiza en este artículo los aspectos éticos que rodean al dolor del paciente, a partir de un ejemplo como el de la colonoscopia. En este sentido, aboga por la ausencia de dolor en las exploraciones endoscópicas como requisito de calidad exigible en cualquier centro sanitario y debería ser una parte irrenunciable de la ética profesional médica
Toledo, 15 de enero 2014 (medicosypacientes.com)
“Colonoscopia y Dolor, tolerancia cero”
Dr. Juan José García Cruz
Médico especialista en Anestesia y Reanimación. Título de Experto en Ética Médica por la OMC e Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset.
La colonoscopia es un procedimiento rutinario al que se someten cientos de pacientes todos los días. Sin embargo, puede llegar a convertirse en un suplicio insoportable para el enfermo y no solamente por la preparación previa que conlleva, sino principalmente por el dolor de la exploración del colon.
¿Cómo es posible que aún en nuestros centros sanitarios, y en pleno siglo XXI, se realicen gran parte de las colonoscopias sin sedación y sin analgesia?.
Aliviar el dolor es un derecho del hombre y una obligación ética del médico. Los médicos tenemos la obligación ética de proporcionar a nuestros pacientes técnicas lo menos dolorosas posibles porque nuestros pacientes tienen el derecho a no sufrir innecesariamente. Es un deber primordial de todo médico respetar la dignidad del paciente, anteponer la salud de este a cualquier otra conveniencia y velar por la calidad y la eficiencia de nuestra práctica clínica.
Los médicos tenemos el deber de prestar a nuestros pacientes una atención médica de calidad humana y científica, (Artículo 21, punto 1, del Código de Deontología Médica- Guía de Ética Médica de la OMC 2011).
Si nos diéramos una vuelta por las salas de endoscopia digestiva de nuestros centros sanitarios tendríamos la sensación de estar en tiempos pretéritos donde los gritos de dolor y los testimonios de sufrimiento nos dejarían sin palabras pero nos llenarían de argumentos para intentar, de una vez por todas, acabar con esta dinámica asistencial de dolor en la que estamos inmersos.
Hoy en día, los médicos no invocamos poderes ultraterrenos mediante técnicas teúrgicas a fin de obtener beneficios para nuestros pacientes y librarlos de todo dolor sobrenatural, sino que disponemos de técnicas y medios farmacológicos lo suficientemente sencillos y seguros para que ningún paciente sometido a una exploración endoscópica tenga dolor. La ausencia de dolor en las exploraciones endoscópicas debería ser un requisito de calidad exigible en cualquier centro sanitario y debería ser una parte irrenunciable de la ética profesional médica, como expresión de una correcta calidad asistencial y una adecuada seguridad del paciente.
Por último, conviene recordar que “siendo el sistema sanitario el instrumento principal de la sociedad para la atención y promoción de la salud, los médicos hemos de velar para que en él se den los requisitos de calidad, suficiencia asistencial y mantenimiento de los principios éticos. Los médicos estamos obligados a denunciar las deficiencias, en tanto puedan afectar a la correcta atención de los pacientes”, (Artículo 7, punto 5, del Código de Deontología Médica- Guía de Ética Médica de la OMC 2011).
“El dolor que mejor se soporta es el dolor ajeno”. Anónimo.