La Medicina sin límites produce graves daños además de millones de personas sobrediagnosticadas, es por ello, que el Dr. Juan Gérvas, médico general jubilado (Equipo CESCA), asegura que “se puede hablar en la actualidad de una epidemia de sobrediagnósticos”, según puso de manifiesto durante la conferencia inaugural en el IX Congreso de Educación Médica, celebrado recientemente en Córdoba
El diagnóstico “no es mejor por ser precoz”, ya que, a su juicio, “tan perjudicial puede ser el diagnóstico precoz de pronóstico equivocado como el diagnóstico tardío de pronóstico acertado”. De ahí, como expusiera ante los estudiantes de Medicina, “lo que conviene a la sociedad y a los pacientes es el diagnóstico oportuno y certero.
El Dr. Gérvas tomó como ejemplo el cáncer de mama, “como sabemos que por cada muerte evitada hay 10 mujeres diagnosticadas, intervenidas y seguidas por un cáncer de mama que nunca las mataría. Asimismo, a medida que se hacen mamografías a las mujeres de menos de 50 años, aumenta la mortalidad por cáncer de mama. Probablemente, porque al intervenir más y tocar el tumor, existe mayor riesgo de metástasis. Por otra parte, cuando se produce este tipo de sobrediagnóstico, también incide de alguna manera sobre sus familiares femeninos, por el componente familiar que suele atribuirse al mismo”.
Otro de los ejemplos con los que ilustró el problema del sobrediagnóstico fue el relativo a la hemocromatosis. Según expuso, “de 100 personas homocigóticas para la hemocromatosis sólo 1 desarrollará la enfermedad ‘florida’, por lo que 99 no se beneficiarán en ningún caso ni del tratamiento, ni del seguimiento, ni de la “etiqueta”. Es decir, el diagnóstico es correcto (son portadores homocigóticos, tienen los dos alelos alterados) pero tenemos un enorme vacío de conocimiento de tal forma que no sabemos por qué sólo desarrolla la enfermedad florida el 1% (y no podemos predecir quién será el afectado entre los 100 pacientes correctamente etiquetados como homocigóticos). Hay 99 pacientes sobrediagnosticados de hemocromatosis y sometidos de por vida a seguimientos y tratamientos innecesarios”.
Por otra parte, el Dr. Gérvas asoció el sobrediagnóstico a los avances tecnológicos, recomendando, en este sentido “un uso razonable de las tecnologías, con sospecha clínica que justifique su empleo”. No basta –añadió- “que algo sea posible y útil, hay que valorar sus consecuencias para evitar la “razón instrumental” de una ciencia sin filosofía y de una medicina sin ética, según expuso.
Las expectativas de vida del paciente fue otro de los factores relacionados por el Dr. Gérvas con el sobrediagnóstico. Como indicó al respecto, “los médicos no evitan muertes, sólo impiden algunos tipos de muertes y por ello conviene la valoración de la calidad de vida cuando se produce sobrediagnóstico”.
En este contexto, hizo alusión a la medicina defensiva, a su juicio más “medicina ofensiva”, que daña la confianza mutua entre médico y paciente. También considera que es “un mantra”, una excusa para justificar el mal trabajo, la ignorancia y la incapacidad de controlar la incertidumbre clínica. “Se emplea la medicina defensiva como un dogma que cubre cuestiones todavía más ofensivas y denigrantes”, según señaló.
Como ejemplos de sobrediagnóstico, también se refirió a los hallazgos casuales y “efecto cascada” a través de pruebas diagnósticas pueden desencadenar cascadas de acciones que generen círculos viciosos dañinos.
Finalmente, aludió a las enfermedades inventadas o “falsas” que, inciden, asimismo, en el diagnóstico. Desde su punto de vista, las enfermedades inventadas son verdadera epidemia, aludiendo, entre otras, a la pre-hipertensión, pre-diabetes y pre-demencia, y otras con mayor antigüedad, como osteoporosis e hiperlipemia.