La recertificación de los médicos será de necesaria instauración por imperativo de la legislación europea, Por eso, el Dr. Bertrán considera no sólo será necesario explicar bien en qué consiste la Validación Periódica de Colegiación y la Recertificación, con el tiempo que haga falta y siempre con la misma coherencia de razonamientos básicos, sino con garantías de veracidad y sin asomo de engaños
Madrid, 7 de octubre 2015 (medicosypacientes.com)
“Recertificación de los médicos, de dónde venimos y a dónde vamos”
Dr. Josep María Bertrán, ex presidente Colegio de Médicos de Tarragona y ex senador. Artículo resumen de su ponencia en la Jornada sobre Recertificación, en el marco de la XXVI Escuela de Salud Pública de Menorca
“Uno de los problemas más tóxicos de este mundo es que los estúpidos están seguros de todo y los inteligentes están llenos de dudas” Bertrand Russell
Venimos de una época con médicos que ejercieron su profesión habiéndose formado en la Universidad, especializándose, y por decisión personal cuidando su progresión, con especial atención tanto a la mejora científica y técnica como al humanismo aplicado al trato exquisito a las personas, con rigor ético y deontológico. Ellas y ellos dejaron constancia de sus grandes avances. Junto a la planificación de salud pública y la mejora en la higiene general de la población se tradujeron en una mejor sanidad y una mejor asistencia a las necesidades sociales en materia de salud.
Hoy la sociedad y los profesionales de la medicina no estamos peor que nunca. Traté esta cuestión en un artículo publicado en la revista del Colegio Oficial de Médicos de Tarragona (COMT) y editado en médicosypacientes.com de la OMC. Sin embargo, paradójicamente, da la impresión que los ánimos de los profesionales de la medicina deberían y podrían estar mejor. A pesar de una financiación insuficiente, nadie puede dudar que tenemos uno de los mejores sistemas de formación médica; la investigación hace “milagros” y continúa manteniendo un prestigio mundial; a pesar de los recortes, continuamos gozando uno de los mejores sistemas sanitarios públicos, con cobertura universal, equitativa y de calidad. Pero, insisto, da la impresión que en los profesionales de la medicina ha decrecido tanto la ilusión para ejercer, como su creatividad y su implicación para mejorar el sistema. Aunque nadie sensato dude de las ventajas de la recertificación, ahora mismo auguro poco entusiasmo para su aceptación.
¿Y por qué estamos así? Tal vez muchos profesionales de la medicina interpretan como una amenaza cualquier propuesta o cambio que les pueda afectar. Puede que por una pérdida de confianza después de promesas que después nunca se cumplieron. Y si los médicos consideran sus propuestas desatendidas, aunque hubieran demostrado su pertinencia y justificación técnicamente impecable, parece razonable considerar que cualquier programa o normativa que los expertos actuales consideren de necesaria aplicación, sólo prosperará si genera entusiasmo en los profesionales que las van a realizar; y únicamente generará entusiasmo si los médicos y los pacientes tienen la certeza que se trata de una ayuda fácil y asumible, y que no se trata de más burocracia obligatoria con consecuencias punitivas en caso de incumplimiento.
La recertificación de los médicos será de necesaria instauración por imperativo de la legislación europea “Directiva sobre cualificaciones profesionales 2013/55/UE”, pero será la sociedad quien la demande con vehemencia en el próximo futuro. Por eso, no sólo será necesario explicar bien en qué consiste la Validación Periódica de Colegiación y la Recertificación, con el tiempo que haga falta y siempre con la misma coherencia de razonamientos básicos, sino con garantías de veracidad y sin asomo de engaños.
El aumento de confianza, la autoestima, la progresión en el ejercicio de la medicina, el profesionalismo, requiere una autorregulación responsable, rigurosa, veraz, en la que participen sinérgicamente todas y cada una de las entidades que se han implicado desde el inicio en un gran consenso capaz de diseñar un modelo de progresiva implantación. Insisto que desde el entusiasmo de su aceptación por los profesionales, avalado por las Administraciones, con la inteligente capacidad de adaptación a las realidades cambiantes (Piaget), y con garantías de durabilidad, es decir, sin incógnitas de su continuidad en función de los cambios políticos.
Desde el siglo IV aC los sofistas enseñaban a reyes príncipes y gobernantes cómo consensuar acuerdos a través del diálogo, con argumentos y con empatía. Sócrates fue un sofista prestigioso, que nunca escribió nada pero basándose en la ironía impuso la aceptación de la humildad y de la ignorancia (“Sólo sé que no sé nada”) como condición previa para intentar la búsqueda y encuentro de las mejores soluciones posibles a los problemas reales. Cuando a Sócrates fue liquidado invitándole a tomar cicuta delante de sus discípulos, cundió el desánimo en los que ejercían esta profesión, hasta extremos que han desaparecido desde hace siglos. Y la verdad es que no tienen buena prensa.
Hoy en día quienes más se parecen a los sofistas son los expertos y los técnicos, pero como tienen memoria histórica de cómo murió Sócrates, cuando informan a los gobernantes a menudo deben renunciar a toda la sinceridad de sus planteamientos, sobre todo si pretenden aconsejar a los máximos jefes posturas de humildad e ignorancia, ya que a velocidad luz les despedirían sin necesidad, eso sí, de tomar cicuta. Por cierto, fue un discípulo de Sócrates, Platón, quien introdujo la necesidad de re-conocer, argumentando que para el conocimiento es necesario recordar pero para la educación y la formación continuada es imprescindible progresar a través de re-conocer.
Me parece demostrado que la humildad de los partícipes al inicio de los debates, permite encontrar soluciones con mayor prontitud y ayudan a entender que lo importante no es el protagonismo de quien es el autor, sino encontrar fórmulas que resuelvan con equidad los problemas sociales fundamentales. Cuando esta humildad socrática no es posible, sea por incompetencia o por soberbia, justifica que prosperen dudas sobre la capacidad de quienes tienen responsabilidades, y sobretodo genera desánimo y pérdida de confianza. Esta situación ha cambiado.
La OMC aprobó sus Estatutos con prevalencia de unos pilares fundamentales: Formación médica de calidad, Universitaria, Especializada y Continuada (FMC); Ejercicio médico de calidad; Cumplimiento del Código de Deontología Médica y, máxima atención a las necesidades sociales en materia de salud, apostando por un modelo de sanidad pública de cobertura universal, equitativo y de calidad. En el ámbito de la FMC, fue aprobado un programa por la Permanente del Consejo General y luego presentado a la Asamblea General que, previo un intenso y extenso debate, lo aprobó por mayoría absoluta.
Con la inestimable dedicación e implicación de Juan Antonio Palacios, Helios Pardell, Jesús Lozano, Joan Camps, Enric Contreras, Arcadi Gual, y por supuesto los miembros de la Permanente y de los Colegios de Médicos, nos acogimos a la Sinergia para aunar esfuerzos entre Universidad, Consejo Nacional de Especialidades, Sociedades Científicas, OMC, Ministerio de Sanidad, Ministerio de Educación. Como dice el eminente neurobiólogo Profesor Yuste, “Una neurona sola no es nada, lo que las hace maravillosas es que interactúan en conjunto y permanentemente”. Esa era y es una de las cuestiones a tener en cuenta para el éxito de cualquier proyecto. Y también era imprescindible evitar un fenómeno humano muy negativo: Quienes escuchan las bases de un proyecto, entienden algo, creen haberlo descubierto y tienen la tentación de explicarlo como propio antes que nadie; consiguiendo un desconcierto y confusión que no sólo perjudica el proyecto sino que lo puede castigar a un mal pronóstico.
Después del excelente trabajo realizado por Helios Pardell en el área de acreditación y recertificación, en el año 2002 el ministerio de Sanidad y el Ministerio de Educación acuerdan una Encomienda de gestión de actividades formativas a los Consejos Generales Profesionales
Se crea SEAFORMEC (Sistema Español de Acreditación de Formación Médica Continuada). Con la dirección técnica de Helios Pardell primero y Arcadi Gual hasta hoy, y con un diseño transversal de implicación sinérgica con la representación de las Universidades, el Consejo Nacional de Especialidades, las Sociedades Científicas (FACME) y los Colegios de Médicos (OMC). También se consigue la formalización de la FFOMC con los mismos criterios sinérgicos de SEAFORMEC. Más recientemente la Fundación de Protección Social de la OMC. Creo que todas estas experiencias fueron y son muy positivas y demuestran la mejora de sinergias.
¿Y ahora a dónde vamos respecto a la recertificación de médicos?. Basta un repaso de las últimas legislaciones y acuerdos:
Directiva sobre cualificaciones profesionales 2013/55/UE. Acuerdo para Validación Periódica de la Colegiación VPC y Recertificación de la OMC con la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). Acuerdos para Validación Periódica de la Colegiación VPC y Recertificación de la OMC los TODAS las sociedades de médicos de atención primaria. RD 639/2015 de 10 de julio por el que se regulan los Diplomas de Acreditación avanzada (BOE 179)
Es interesante recordar que las mejores ideas o las mejores leyes no tienen garantizado el éxito en la práctica. Las mejores ideas y proyectos, por excelentes que sean, prosperan por la inteligencia de sus promotores, pero sobre todo prosperan si son aceptadas con entusiasmo por quienes las realizarán. Respecto a dónde vamos en recertificación, sugiero considerar los siguientes puntos:
a. Desde el inicio es imprescindible: Una relación de confianza entre las instituciones; Acordar una autoría compartida; Acordar un portavoz único en contacto permanentemente con un responsable de cada institución; y No tener prisas.
b. El presente puede parecernos que lo conocemos, pero el crecimiento exponencial de la inteligencia artificial, la potencialidad de la patofisiología y de la nanotecnología en el diagnóstico, reparación y regeneración, el nuevo escenario de Singularidad Tecnológica, van a coexistir con un mundo que no ha resuelto las desigualdades ni la equidad. Esta gran paradoja, exige tomarse muy en serio no sólo la recertificación de los médicos sino el de otras profesiones y simultáneamente su preparación para afrontar nuevas dificultades que van a presentarse cuando los afiliados al sistema sanitario público no puedan tener acceso a algunas de las más eficaces técnicas diagnósticas y terapéuticas. La ciudadanía ya conoce la terminología y los avances médicos, y será muy difícil que entiendan por qué su nivel económico les impide acceder a tratamientos inalcanzables y no asumibles por los servicios públicos. El nuevo diseño del sistema no puede caer en la disyuntiva entre lo legal, lo moral, lo ético y lo decente, y los profesionales deben estar muy bien preparados.
c. Fomentando estrategias de Sinergia, imitando las interactuaciones neuronales, con implicación (y no sólo colaboración) entre todas las entidades e instituciones, en un escenario de corresponsabilidad e implicación transversal basada en la confianza mutua, y decidiendo consensuadamente ponderaciones estratégicas. Tenemos que reaprender a confiar, pero los que hagan propuestas deben ser los primeros en poder exhibir aquello que se reclama a los demás: Fiabilidad, veracidad, crédito, honradez, confianza.
d. Compromiso de durabilidad independiente de los idearios políticos, explicando bien sólidos argumentos, compromisos y ventajas sociales que dificulten la eliminación del sistema por ideología o por estupidez. Explicar y demostrar que con la recertificación los profesionales pueden recuperar emoción, intuición, estabilidad, afecto, ilusión para ejercer, y, sobre todo, conservando la ética deontológica y la empatía que nunca habían perdido.
e. Explicar bien que la conjugación simultánea de la Validación Periódica de Colegiación y la Recertificación, es un magnífico ejemplo de Sinergia, con parteners capaces de implicarse para lograr un gran consenso en esta materia. Favorecerá, sin duda alguna a la sociedad, pero también a los profesionales de las ciencias de la salud, a las instituciones partícipes y a las administraciones que inteligentemente tutelen y den apoyo a este sistema. Pero para ello es imprescindible informar adecuadamente que no se trata de examinar a médicos, sino una sencilla pero validada manera de ayudar al médico y a la vez reforzarlo ante sus colegas y ante la sociedad, en una época que no estará exenta de dificultades.
f. Todos los médicos tendrán la oportunidad de exhibir su certificación, en períodos de seis años, que validan sus esfuerzos para mantener y mejorar la competencia para el ejercicio profesional. La certificación VPC acredita que cumple el Código Deontológico Médico. está en aptitud psicofísica idónea, y certifica la vida laboral en la empresa que trabaja. Y la Recertificación acredita su formación continuada a través de cada sociedad científica. El programa es impecable, pero es imprescindible conseguir que los profesionales lo acojan como una fácil ayuda para su ejercicio médico, y no como una exigencia bajo amenazas punitivas.
g. Es imprescindible la armonización internacional de criterios homologables en materia de Formación Médica Universitaria, Especialización, Recertificación periódica de competencia, y estándares inexcusables para garantizar un ejercicio de una medicina de calidad
h. Deberían estudiarse a conciencia las ventajas adicionales de la recertificación. Ventajas en Pólizas de Responsabilidad Civil Profesional, ventajas en prestigio profesional, ventajas en tiempo para aprender, y otras muchas opciones.
i. Considerar con prontitud la posibilidad con apoyo legislativo de liberalizar aportaciones económicas del sector privado para mantener la calidad de la formación, la investigación, el ejercicio médico, la formación médica continuada, la recertificación médica. Con las garantías de preservación del mantenimiento y mejora del sector público, las normas elementales de ética y también ventajas fiscales atractivas para el mecenazgo. Este sistema de financiación adicional me parece necesario no sólo mientras se curan las heridas del desastre económico de los últimos dos lustros, sino como un sistema de financiación complementaria con vocación de continuidad. No puede ni debe interpretarse esta medida como una privatización sino precisamente todo lo contrario, ya que contribuiría eficazmente para ayudar a preservar el sistema sanitario público de cobertura universal, equitativo y de calidad, en momentos que está a prueba nuestra solidaridad.
Con toda humildad y modestia manifiesto el deseo que las mesas redondas y los grupos temáticos de esta jornadas, y las que les sucedan, lleguen a consensos y propuestas atendiendo las aportaciones de los excelentes técnicos y expertos, las sociedades científicas, los colegios de médicos, la universidad, las Administraciones. No creo que lo que he expuesto les haya sorprendido, pero consideren que el éxito mal anunciado es el preámbulo del fracaso. Y no hay mejor estrategia que el orden, la disciplina, el compromiso, para delegar en muy pocos portavoces la información sobre el sistema; porque a veces, sin querer aprovecharse y sin maldad, es tanto el apasionamiento que genera este magnífico programa, tanto a favor como en contra, que las palabras que se pronuncian pueden surgir más del corazón que del cerebro.
Confío en acuerdos sinérgicos y en buenos comunicadores tanto para los profesionales como para la sociedad. Y es básico poder confiar en los gobernantes que sepan escuchar a sus técnicos y expertos, avalando los acuerdos sinérgicos entre la Universidad, el Consejo Nacional de Especialidades, la Sociedades Científicas (FACME) y los Colegios de Médicos (OMC), tal como se viene haciendo. Quizá sea necesario renunciar a las máximas cotas de perfección y excelencia, pero debe conseguirse entusiasmar al mayor número posible de profesionales y a la sociedad.