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Dr. José Manuel Cucalón: “La amenaza que nos viene: Lo que nos estamos dejando con la Pandemia”

El Dr. José Manuel Cucalón, Vocal de Atención Primaria Rural del Colegio de Médicos de Zaragoza, expone en este artículo de opinión publicado en el Blog AP25, las patologías y pacientes que no se han atendido por la pandemia de Covid-19

Dr. José Manuel Cucalón, Vocal de Atención Primaria Rural del Colegio de Médicos de Zaragoza

 
Queridos compañeros y amigos, comenzaré con una pregunta: Os preocupa que líderes de opinión, presidentes de prestigiosas Sociedades Científicas y jefes de servicios hospitalarios nos estén anunciando un Tsunami de nuevos eventos patológicos debido a la falta de control de nuestros pacientes durante esta Pandemia por Coronavirus SARS-CoV2?. Me respondo a mi mismo. A mí me aterra. Y me aterra porque me veo como protagonista de esta película. Me veo como actor principal en esta nueva ola de patologías no bien seguidas, controladas y/o vigiladas durante la pandemia. Es decir, todo aquello que hemos dejado de hacer se nos viene o vendrá encima. Y seremos, en parte, responsables ante la sociedad de este descalabro. Si, me duele y me preocupa, como no. 
 
Cuando oigo cifras que los expertos ponen encima de la mesa como por ejemplo los 30.000, en números redondos, cánceres que no se han diagnosticado durante el año 2020 («durante la primera ola de la pandemia, hasta mayo de 2020, se produjo un retraso del 20% de nuevos casos no diagnosticados a nivel general en toda España, lo que ha supuesto que se hayan detectado menos personas con cáncer o que hayan entrado en el circuito de atención oncológica con un estadio más avanzado de la enfermedad»), los miles de infartos no diagnosticados, y miles de pacientes cardiológicos de alto y muy alto riesgo no convenientemente seguidos o evaluados y que por ello pueden presentar eventos cardiovasculares mayores (cerebrales, periféricos o cardiacos) (La mortalidad hospitalaria por infarto de miocardio se ha duplicado durante la pandemia de la COVID-19-Rev Esp Cardiol. 2020) ,por no mencionar otras patologías, me preocupa. 
 
Pero ¿cómo hemos llegado a esto?. Desde muchos ámbitos se han denunciado estas cuestiones y sobresale la dedicación plena a la pandemia con retraso cuando no parada de otras funciones médicas de importancia mayúscula como los programas de prevención del cáncer y de otros pacientes crónicos, anulación de consultas, exploraciones complementarias y cirugías. Retraso en las citas, retraso en las valoraciones y controles de nuestros pacientes crónicos, consultas masificadas tanto en lo presencial como en lo telemático por sobrecarga de los profesionales y de los centros asistenciales. Sea lo que fuere el resultado no parece ser nada halagüeño. El Tsunami anunciado se ve en el próximo horizonte cual nubarrón que amenaza tormenta.  
 
Y ¿qué les decimos a los ciudadanos? Ellos también tienen su parte de responsabilidad pues muchos ante el miedo, la desinformación y la precaución debidas han dejado de consultar por sus patologías. Pero no olvidemos que nosotros, como profesionales también hemos cometido ese mismo error. El que esté libre de culpa que arroje la primera piedra, se dice en las Sagradas Escrituras. En todo caso, ¿hemos pedido excusas a nuestra población, como responsables últimos de su cuidado en salud, por la imposibilidad de hacernos cargo de todo lo que deberíamos, de todo lo que podríamos haber hecho en otras circunstancias?. 
 
Y nuestros gestores y políticos, ¿Han hecho todo lo que podían por mantener el nivel de calidad  asistencial adecuado aun en el contexto de la pandemia?. Ha sido la planficación de recursos, tanto humanos como materiales, la adecuada al momento epidemiológico que mantenemos?.  Pues parece claro que la planificación no ha sido muy buena, es más, deberíamos decir nefasta, hasta los tribunales han dado la razón a los profesionales en esta materia. Incluso ya se comenta por los gerentes de los servicios de salud la conveniencia de descontratar al personal contratado para la pandemia. Volvemos al principio.
 
Pero y en el medio rural ¿Qué está pasando ahí?. La descapitalización a escala nunca antes vista e imparable que sufre este nivel asistencial ha hecho, como no, mella en la calidad de la asistencia a nuestros pacientes. Con menos capital humano y con bajas sin cubrir, vacaciones sin disfrutar, guardias sin librar, y acúmulos de tareas por doquier no hay quién controle todo lo que se nos ha venido y viene encima. Nosotros, como primer contacto con el ciudadano somos los últimos responsables de que nuestros pacientes hayan recibido los adecuados programas preventivos de cáncer, los programas de control de pacientes crónicos, la celeridad en los diagnósticos con las pruebas oportunas y las interconsultas necesarias, además el control, vigilancia y seguimiento de la pandemia y la vacunación de todos los ciudadanos asignados. Ahí es na. Y aún así deberíamos pedir perdón a nuestros ciudadanos por no haber podido mantener toda esta asitencialidad en marcha y al día. Pero eso, sí, diciendo muy alto y muy claro que no me han facilitad nada la labor, es más, me lo han  y están poniendo imposible. 
 
Cada vez es más claro y nítido el clamor de los centros rurales pidiendo refuerzos a la mermada plantilla sin obtener solución alguna, y es que ha sido tan mala la planificación que oímos reiteradamente el mensaje de que no hay médicos. Pues si no hay médicos mal puede haber Medicina, esa que nuestros usuarios reclaman y necesitan. Pero votamos cada 4 años. ¿Quién recordará la gestión de estas situaciones con el tiempo?. 
 
Una vez más intentaremos salvar el barco y procurar la mejor calidad asistencial a nuestros conciudadanos y evitar que el precipicio anunciado por los expertos no sea tan mayúsculo como se predice. 
 
Hay que rescatar a nuestros crónicos, hay que reiniciar los programas preventivos, hay que aumentar nuestra capacidad profesional para llegar a los niveles, como mínimo, anteriores a la pandemia. Que Oncólogos y Cardiólogos, por nombrar a algunos, no nos tengan que recordar lo dejado por hacer y lo que, cuan iceberg, está por asomar. Ellos lo saben y nosotros también. Ambos, hospitalarios y primaristas deberemos esforzarnos por conseguir un nivel de calidad óptimo con nuestros pacientes. 
 
No obstante hay que decirlo muy alto y claro La Medicina Rural sigue en hemorragia continua. Alguien debería despertar de su letargo remunerado. 
 
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