martes, abril 30, 2024

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Dr. Hidalgo: “Los médicos tenemos un papel crucial en la prevención de la violencia contra las mujeres”

“Los médicos tenemos un papel crucial y una responsabilidad en la detección precoz y prevención de la violencia contra las mujeres, además del tratamiento, apoyo y seguimiento de las víctimas”. Así lo manifestó el presidente del Colegio de Médicos de Badajoz, el Dr. Pedro Hidalgo Fernández en el acto de presentación del libro “Violencia de género: prevenir, actuar, denunciar”, editado por el propio colegio

El acto se celebró en el marco del 25 Congreso Nacional de Derecho Sanitario, el pasado viernes, en el espacio dedicado a novedades editoriales y en el intervino, además del Dr. Hidalgo, el presidente de su comisión deontológica del COM Badajoz y cinco de los siete autores del libro.  

 
En la presentación, el Dr. Hidalgo expresó la preocupación de la corporación medica pacense por la violencia de género por considerarla un “problema de salud pública por el importante impacto que provoca, además de en la víctima de la violencia, en la familia y el entorno”.
 
En opinión del Dr. Hidalgo, “los médicos tenemos un papel crucial y fundamental en la detección precoz y en la prevención de la violencia contra las mujeres” y, en este sentido, dijo que “debemos comprometernos y asumir responsabilidades en la lucha contra estos abusos”.
 
El presidente del COM Badajoz, explicó que, con este libro, el colegio quiere “sensibilizar y concienciar a los médicos sobre este problema de salud pública”, así como proponer “planes de actuación, en especial, aquellos orientados a la detección precoz en base a protocolos clínicos y a una mejor formación profesional”. 
 
En el acto de presentación intervinieron cinco de los siete autores del libro: las doctoras Maria Ibáñez Bernáldez, médico forense, profesora de Medicina Legal de la Facultad de Medicina de Badajoz, quien habló de los “Aspectos críticos en su infradetección en las consultas médicas”; y María Teresa Porcel López, especialista en Traumatología y Cirugía Ortopédica, Directora Médica del Hospital Universitario Infanta Cristina de Badajoz, que abordó el tema de la igualdad bajo el título “Las hijas de Ágnodice camino de la igualdad”.
 
También intervinieron, la abogada Cruz Sánchez de Lara Sorzano, presidenta de THRibune; Tribune for Human Rights, quien abordó el tema que firma en el libro “Suicidio, Violencia de Género y Respuestas”; el Dr. Miguel Lorente Acosta, ex Delegado del Gobierno para la Violencia de Género, quien expuso el tema “La Atención médica ante situaciones de Violencia de Género”, y Maria Jose Ordoñez Carbajal, ex Delegada del Gobierno para la Violencia de Género, quien habló de “Violencia de Género y Machismo”.
 
El libro lo completan los autores, el Dr. Mariano Casado Blanco, presidente de la Comisión de la Comisión de Deontología del COM Badajoz, quien aborda el capítulo “Compromiso ético del médico ante la violencia de género”; y la Dra. Maria Castellano Arroyo, catedrática de Medicina Legal y pionera en el abordaje de la violencia de género en España, quien habla del tema de “Los Médicos y su compromiso en la violencia contra la mujer”.   
    
El libro “Violencia de Género: prevenir, actuar, denunciar” recoge lo más relevante de la Jornada que, bajo el mismo título de esta publicación, celebró el COM Badajoz el pasado mes de marzo, siguiendo el hilo conductor del Pacto de Estado contra la Violencia de Género.
 
Conclusiones: “La violencia de género es un problema de salud pública”   
 
La violencia de género y la discriminación por razón de sexo no pueden vincularse a un determinado estrato socio-económico, cultural, raza o lugar geográfico, se alimenta de la desigualdad social entre hombre y mujeres; romper con esa desigualdad necesita un profundo cambo social, poniendo fin a estereotipos y prejuicios que históricamente se han relacionado con el sexo de la persona y con sus habilidades y talentos.
 
La violencia de género es un problema de salud de primera magnitud que afecta a las mujeres a lo largo de todas las etapas de su ciclo de vida. Solo con conocer parcialmente la magnitud del fenómeno, ya que la información disponible está dispersa, se puede afirmar que la violencia contra las mujeres es un problema de salud pública. Uno de los principales argumentos para considerarla como tal, es el impacto negativo que posee en la salud física y mental de las mujeres, siendo en algunas regiones del mundo y algunos grupos de edad una de las principales casusas de morbimortalidad.
 
Los factores que determinan el alcance del impacto en la salud en las hijas e hijos de mujeres en relaciones de maltrato son, básicamente, el tipo, la severidad y el tiempo de exposición a la violencia, la edad, su nivel de desarrollo, el contexto familiar o la acumulación de otros factores estresantes, así como la presencia de factores protectores, como la calidad de otros vínculos.
 
Si la violencia de género es, como reconoció la propia OMS, un problema de salud pública, que afecta de lleno al bienestar y salud de quienes la sufren precisa, por tanto, la implicación del médico. La Ley considera al médico como agente cualificado en la lucha contra la violencia de género.
 
A pesar de los protocolos implantados que proporcionan orientaciones a los médicos para garantizar una atención integral de las víctimas de violencia de género, la labor de vigilancia desde las consultas está fallando, ya que apenas el cinco por ciento de los casos de violencia de género son detectados por los servicios sanitarios.
 
Desde las consultas, los médicos podemos desempeñar un papel crucial para ayudar a las mujeres que sufren violencia de género, ya que la mayoría de las víctimas entran en contacto con los servicios sanitarios demandando asistencia en algún momento de su vida.
 
Existen protocolos de actuación del médico ante la violencia de género, pero falta implantarlos, falta formación continuada y sensibilización del médico, así como abordaje con una perspectiva multidisciplinar, que incluya desde la educación para la prevención hasta la detección precoz en las consultas, junto a las medidas tradicionales de servicios sociales o de protección y legales una vez se ha activado ya una denuncia, siendo preciso un protocolo de cribado poblacional en la práctica asistencial.
 
Hablar de prevención de la violencia de género pude parecer pretencioso por las dificultades objetivas que entraña, ya que, para prevenirla hay que afrontar las causas estructurales y sociales que sustentan las desigualdades de sexo, sociales, económicas y políticas ancladas en la estructura de nuestra sociedad, pero no por ellos inamovibles. En este contexto, los médicos solo somos un pequeño eslabón de la gran cadena necesaria para bordar eficazmente el problema de la violencia de género, pero eso no nos exime de la parte de responsabilidad que nos concierne, siendo sensibles al problema y asumiendo nuestro papel en la detección, el tratamiento, el apoyo y seguimiento de las víctimas.
 
Los médicos somos conscientes de nuestro compromisos profesionales con las víctimas y con la sociedad, en relación a la Violencia machista o violencia por razón de sexo, pero igualmente hay cuestiones puntuales de carácter asistencial que generan importantes conflictos éticos a los médicos, que en ocasiones son difíciles de solucionar.
 
La toma de decisiones en la profesión médica es un proceso muy complejo y con unas suficientes cargas de incertidumbres, que no resultan solucionables muchas veces con la metodología clínica ni con las normas legales. Ante una víctima de violencia machista, los médicos debemos conocer y aprender, ya que en muchas ocasiones no sabemos manejar estas situaciones específicas.
 
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