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Dr. Fernando Rivas: «Eternamente eventual»

El vocal nacional de Médicos en Empleo Precario de la OMC, el doctor Fernando Rivas, analiza en este artículo publicado en la edición de ayer de Diario Médico la situación que atraviesa «los eventuales», un colectivo que vive en la cuerda floja constantemente, según señala, pese a cumplir una misión en el sistema como es la de cubrir temporalmente vacantes

Madrid, 10 de septiembre 2013 (medicosypacientes.com)

Eternamente eventual

Fernando Rivas Navarro.
Vocal nacional de Médicos en Empleo precario de la OMC

Publicada en la Edición del lunes 9-9-13 de Diario Médico

Mientras el sistema sanitario público español convulsiona entre externalizaciones y privatizaciones, compras centralizadas y decretos ley, sostenibilidad y emigración, escuchamos voces que vaticinan la destrucción de puestos de trabajo entre los sanitarios que podrían aumentar las ya abultadas cifras de paro médico en nuestro país. Y a muchos les tiemblan las carnes y piensan: «¿Seré yo el siguiente?».

Pero hay un colectivo que vive en la cuerda floja constantemente, que directamente no sabe qué es eso de la estabilidad laboral y que ni siquiera entra en las declaraciones de quienes defienden que no se despedirá a más médicos: los eventuales. A ellos no se les despide, se les deja de renovar. Este pequeño matiz es utilizado por gerentes y políticos para defender sus medidas que pasarían quizás desapercibidas si no fuera porque el número de contratos eventuales en el sistema sanitario público es, según los servicios, elevado.

Si los contratos eventuales cumplen con una misión importante en el sistema, la de cubrir temporalmente vacantes generadas por bajas o por necesidades puntuales (reducción de listas de espera, apoyo en periodos vacacionales, etc.), no deberían existir profesionales que permanecieran en un mismo puesto más de un tiempo determinado enlazando contratos eventuales sin parar. Y si esto ocurre, el sistema se pervierte por una cuestión de interés (o desinterés, según se mire) por parte de los responsables sanitarios. Porque, ¿cómo se puede pedir a alguien que sea productivo, fiel al sistema y que se motive con su trabajo si cada tres meses (con suerte) lo único que le va a pasar por la cabeza es si va a seguir trabajando o no?

Desde que la crisis económica alcanzó de lleno la línea de flotación del SNS, los capitanes del barco idearon mecanismos para conseguir el más difícil todavía: reducir el gasto tocando lo mínimo las prestaciones (los salvavidas que harán que en las próximas elecciones no todos los votos se ahoguen).

Este equilibrio requiere un malabarismo complicado, pues si para reducir el gasto sólo basta con echar a gente, hacer esto significa no poder cubrir la demanda asistencial y por tanto poner en juego las prestaciones. Y así surge la genial idea de eventualizar todo lo que se pueda. ¿Por qué? Porque se permiten cambiar las condiciones contractuales según vaya evolucionando el panorama, mientras se defiende a capa y espada que se hace lo posible por no echar a la gente a costa de ahondar en la precariedad laboral de los profesionales.

Y todo esto hablando de profesionales como si los médicos no fueran personas con familia, hipotecas/alquileres, hambre y sed, necesidad de socializar y sobre todo, con dignidad. Personas que, además de enfrentarse a la adversidad de la enfermedad del paciente que deben atender, tienen que ver cómo sus esfuerzos no sólo no tienen recompensa, sino que además se les empuja a aceptar condiciones muy alejadas de su preparación y experiencia.

¿Existirían contratos precarios si ningún médico los aceptara? Quizás no, pero esta demagogia barata sólo trata de resaltar un hecho: los que mandan saben que habiendo gente en paro siempre habrá alguien que acepte esas condiciones y, por tanto, seguirán actuando de la misma manera.

Confianza y motivación

Si algo estamos observando es que la confianza en los profesionales eventuales (y no eventuales) por parte de los gestores de la sanidad pública es totalmente contraria a la que los ciudadanos tienen puesta en ellos. El abandono que siente la inmensa mayoría de médicos es la peor de las motivaciones existentes, sólo parcialmente compensada por la satisfacción que dan los pacientes agradecidos y el poder ejercer la profesión.

Pero la vocación no puede ni debe ser el sustento de quienes tienen que gestionar los recursos que influyen directamente en la vida de las personas, porque la vocación sin motivación es como una tarta de manzana sin manzana: sabrá a algo, pero no será lo que pretendía ser.

Las cifras de demora en las listas de espera que hace poco se han publicado puede que abran algo los ojos a los que hasta ahora seguían pensando que para reducir el déficit bastaba con eventualizar contratos, reponer 1 de cada 10 jubilaciones y no cubrir bajas, entre otras medidas indiscriminadas que venimos denunciando desde hace meses.

Los profesionales sabemos que así la calidad y la seguridad de los pacientes no pueden ser las mismas. Y por eso seguiremos trabajando para frenar las medidas impuestas y promover cambios que hagan mejorar el Sistema Nacional de Salud desde la experiencia profesional y la negociación constructiva. Mientras tanto, los eventuales seguiremos esperando a que nos llamen para decirnos que pasemos por recursos humanos para firmar un nuevo contrato.

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