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Dr. Fernández Torrente: “Pseudociencias / Pseudoterapias”

El Dr. Fernández Torrente, tesorero del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM), y coordinador del Observatorio contra las pseudociencias, pseudoterapias, intrusismo y sectas sanitarias, ha publicado un artículo en el World Medical Journal, en el que analiza el contexto de las pseudociencias y pseudoterapias
 

Para Karl Popper, filósofo austríaco y padre del racionalismo crítico, la frontera entre ciencia y no-ciencia está en la forma en que las teorías científicas hacen enunciados y predicciones comprobables y por tanto falsables y son desechadas o refutadas cuando no pasan esas comprobaciones. El carácter de pseudo-ciencia no viene dado por el tema en sí, sino por las afirmaciones en base a las cuáles se construye su estudio.

El concepto de pseudociencia reúne a las creencias o prácticas que son consideradas como basadas en el método científico sin que los sean; estas creencias o prácticas no siguen un método científico válido y reconocido aunque se presentan falsamente como científicas, de ahí su definición más simple de “falsa ciencia”.

Se define la pseudoterapia en sentido amplio, “como una propuesta de cura de enfermedades, alivio de síntomas o mejora de salud, basada en criterios sin el respaldo de la evidencia disponible”.

No se puede dudar que la Medicina actual basada en el método científico experimental y que constituye la base de nuestros Sistemas Nacionales de Salud,  ha conseguido grandes logros y beneficios y consigue curar muchas enfermedades, impensable hace pocos años, aunque tiene serios problemas de financiación, es agresiva en muchos casos  y se acompaña de una serie de eventos y efectos adversos no despreciables. Además no siempre puede cumplir con las expectativas que le exigen los ciudadanos. Son quizás estos dos problemas de la medicina actual, los efectos /eventos adversos y la incertidumbre de resultados en algunas enfermedades graves, los que crean el “caldo de cultivo” para una oferta de pseudoterapias. 

El terreno de la credulidad y falta de pensamiento crítico siempre ha tenido un abono en los grupos de población más vulnerable, esto es, los enfermos con patologías graves especialmente (aunque vulnerables podemos serlo cualquiera por motivos de falta de preparación académica en un aspecto concreto, por confiar en fuentes inadecuadas de información, por estar pasando por un periodo de debilidad física o mental, etc). En el imaginario colectivo está la figura del “vendedor de aceite de serpiente” o “vendedor de crecepelo”. Los mecanismos y estrategias son exactamente los mismos que los de estas figuras clásicas, solo que adaptadas a los nuevos tiempos acelerando su difusión con las herramientas que proveen Internet y las redes sociales.

En efecto, en esta oferta espúrea juegan un papel fundamental las herramientas tecnológicas actuales capaces de introducirse en cualquier ámbito. Sí que hay grupos u organizaciones interesadas en la difusión de pseudoterapias, pero cualquier ciudadano con un ordenador puede irrumpir sin ningún control en la intimidad de un ciudadano que se encuentra enfermo y está en situación de extrema vulnerabilidad, insatisfacción o algún trastorno emocional que le hace blanco fácil de cualquier desaprensivo charlatán con teorías pseudocientíficas.

Por ello, el primer paso de la Organización Médica Colegial (OMC) de España, ha sido la creación de  un Observatorio que recoge un análisis, ciertamente interpretativo, de las 139 terapias y técnicas no convencionales, referenciadas prácticamente todas en un documento del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad desde 2011. http://www.cgcom.es/observatorio-omc-contra-las-pseudociencias-intrusismo-y-sectas-sanitarias

Entre las pseudoterapias más peligrosas que recoge este Observatorio están todas aquellas que tienen que ver con el ámbito de la denominada nueva medicina germánica, un método creado por Ryke Geerd Hamer, y las dos variantes de la biodescodificación y la bioneuroemoción, con muchos discípulos ,que engañan a la gente con falsas esperanzas de curación de todo tipo de enfermedades, desde el cáncer a la malaria, el sida o el autismo. 

También incluye a  personajes muy conocidos que practican con total impunidad el intrusismo sanitario y el lucro, aprovechándose de la debilidad de los pacientes, y que venden productos prohibidos por las Agencias de Medicamentos en España y en Europa como el Clorito sódico – MMS- lejía de uso industrial diluida al 28% – con el falso mensaje de curación del cáncer y otros procesos graves.

Recordemos el caso de Hamer, quien en el año 1994 engañó alrededor de 3.000 pacientes de cáncer en España que dejaron la quimioterapia y muchos de ellos fallecieron. Fue denunciado y se fue Alemania, Italia y posteriormente a Francia, países en los que fue encarcelado; después regresó a España donde también fue condenado y encarcelado. En 2007 se estableció con varias de sus clínicas en Noruega.

“Lo curioso –resalta- es que,  después de dos décadas, estos hechos  se vuelvan a repetir y tenemos personajes muy conocidos, algunos de ellos médicos, que están denunciados, que hacen proselitismo de esta pseudoterapia / pseudociencia”, la denominada nueva medicina germánica, que “ni es medicina, ni es nueva; es el engaño de toda la vida que, aparte del engaño, tiene un componente sectario porque el paciente abandona su tratamiento y se aparta de su entorno relacional porque le trasmiten que eso le dificultan la curación”.

Uno de los principales problemas, es el vacío legal y la falta de información, algo de lo que se aprovechan muchos desaprensivos. Aunque hay profesionales sanitarios y no profesionales que utilizan estas técnicas/ terapias  como experimentación, con buena intención, hay muchos otros que realmente “engañan a la gente diciendo que van a curar enfermedades importantes cuando no hay evidencia alguna”.

Todos nuestros Códigos de Deontología Médica y lo legislado sobre publicidad en materia sanitaria y de salud pública prohíben en muchos de sus articulados, engañar a los ciudadanos y a los pacientes; prohíben medicamentos y procedimientos que no tienen evidencia contrastada y su utilización mediante engaños y existe una responsabilidad de las Administraciones públicas en todo ello, pero también una responsabilidad subsidiaria de nuestras corporaciones profesionales. 

Debemos poner sobre la mesa el tema de los menores y la responsabilidad que tienen los padres / tutores que actúan, muchas veces, por desinformación, y también la responsabilidad de las autoridades y de los profesionales que hacen esto y están totalmente fuera de la Ley”.

Estas pseudo terapias “deben someterse al rigor científico y de evidencia, algo que no hacen”. “Su estrategia de que el que está en contra tiene que demostrar por qué está en contra, es falaz y engañosa; se utiliza cuando no hay argumentos creíbles, ni científicos, ni experimentales, ni de seguridad de ninguna practica ni de ninguna técnica”.

Debemos defender la medicina científica convencional, la medicina científica experimental, en la que están basados los sistemas públicos de salud en el entorno Europeo y, por supuesto, en España, y que es nuestra obligación y responsabilidad defender porque es parte esencial de nuestro compromiso profesional y ético con la profesión médica y con la sociedad en su conjunto.

Desde las organizaciones profesionales, académicas, administrativas,  y también científicas “debemos saber responder con contundencia al desafío de este universo paracientífico y paramédico que es realmente perjudicial para la salud de los pueblos, para la seguridad y los derechos de nuestros ciudadanos y pacientes y para nuestro Estado de bienestar”. 

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