La asistencia sanitaria en España,como defiende en este artículo el Dr. Gómez Guillén, debe ser igual para sus ciudadanos, independientemente del rincón de su territorio en el que habiten y de sus posibilidades económicas, debemos concluir que el derecho a la asistencia es propio del paciente y no puede estar mediatizado por el lugar o Comunidad Autónoma en que residan
Madrid, 31 de julio 2014 (medicosypacientes.com)
“Balanzas fiscales y Sanidad Pública”
Dr. Fausto Gómez-Guillén, vocal Médicos Jubilados del Colegio de Médicos de Alicante
Cuando en los párrafos siguientes hablemos de Sanidad Pública en España, nos vamos a referir a la organización de la atención sanitaria de las personas enfermas y no a otras parcelas sanitarias, como la prevención.
Pocos discutirán que una asistencia sanitaria eficaz, satisfactoria y acorde con los avances científicos del momento, debe estar al alcance de todos los ciudadanos, independientemente de sus recursos económicos.
Igualmente es indiscutible que los avances en el campo del diagnóstico, de las técnicas terapéuticas tanto en procedimientos médico-quirúrgicos como con la introducción de nuevos fármacos, hace que la asistencia sanitaria sea cada día más costosa e imprescindible inyectar, día tras días, más recursos económicos en el Sistema. Ya no basta el dinero que proporcionan las cuotas aportadas a la Caja de la Seguridad Social; es inevitable aportar dinero de los Presupuestos Generales del Estado, en resumen, recursos de todos los contribuyentes. Por ello, si no fuese suficiente argumento, para justificar el trato igualitario de todos los ciudadanos en el acceso a una asistencia sanitaria acorde con las condiciones ya señaladas, el hecho de que en parte se trata de un servicio sufragado por todos los ciudadanos en función de sus posibilidades económicas, es razón sobrada, por sí sola, para reiterar ese principio.
Así las cosas, y si aceptamos que la asistencia sanitaria en España debe ser igual para sus ciudadanos, independientemente del rincón de su territorio en el que habiten y de sus posibilidades económicas, debemos concluir que el derecho a la asistencia es propio del paciente y no puede estar mediatizado por el lugar o Comunidad Autónoma en que residan. No puede ser diferente el dinero que el Estado dedique a la Sanidad en una Autonomía que en otra.
Y es, llegado a este punto, cuando se pone de manifiesto una de las deficiencias estructurales de la Sanidad Pública de España. No ocurre, como debiera ser, que esa Sanidad se hace cargo del coste real de la asistencia sanitaria allí donde se preste. Al contrario, la administración responsable prefiere asignar, de antemano, un dinero presupuestado en base a la población a atender, que hacerse cargo del coste real de la asistencia precisada en cada caso. Ocurre, en estas circunstancias, que a un Hospital público se le signan unos recursos determinados, calculados en base a una población y al ciudadano se le asigna, de antemano, un Centro asistencial al que se le obliga a acudir cuando lo precise. Como algunos hemos dicho, la resultante es que el paciente se ve obligado a seguir al dinero del coste de su tratamiento y no al revés. Al final se impide la libre elección de médico y Centro asistencial y, además, se priva a los Centros y personal sanitario, del estímulo, aunque solo fuese moral, de sentirse “preferido” o “libremente elegido” por el paciente. Esta falta de libertad de elección de centro asistencial y médico no se da en ninguno de los países de nuestro entorno y con similar estructura socio-política.
Concluyo diciendo que la Sanidad Pública debe ser financiada, y aquí evito deliberadamente hablar de un eventual “copago” que, antes o más tarde considero inevitable, por el estado Central, en base a su coste real que será la suma de los costes individuales, garantizando el derecho de cada paciente a elegir el médico y centro de su preferencia. No habría necesidad de discutir las balanzas fiscales si el coste de servicios básicos, como la Sanidad, Enseñanza y Justicia fuesen asumidos directamente por el Estado Central. La forma de hacer efectivo este principio, por lo que se refiere a la Sanidad Pública, no es el objetivo ni la pretensión de este comentario, sólo añadiré que casi todas las fórmulas están inventadas; estudiemos los distintos sistemas sanitarios públicos de los países de nuestro entorno y saquemos las consecuencias debidas.