Con motivo de la conmemoración del día europeo del 112, Médicos y Pacientes habla con el director del servicio de urgencias del 112 canario, el Dr. Faustino Redondo, que destaca la enorme labor de previsión realizada por los científicos, gracias a quienes no hay que lamentar víctimas sanitarias ante la erupción del volcán de La Palma
El Dr. Redondo afirma que “el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y la Universidad de La Laguna habían detectado una actividad volcánica a lo largo de agosto y de septiembre”. En ese momento, de acuerdo con lo que explica el doctor, “ya se puso en las alertas el semáforo amarillo por alto riesgo de erupción volcánica”.
Ante esta situación, se creó en La Palma un comité director de atención al volcán y convocaron a aquellos que tendrían que intervenir en una posible erupción volcánica. Según el testimonio del Dr. Redondo, el servicio del 112 canarias, que actualmente se encarga del transporte programado, informó de que en esa zona había “unas trescientas personas de movilidad reducida, de las cuales cincuenta tuvieron que ser evacuadas antes de que hubiera cualquier tipo de erupción”. Estas personas fueron trasladadas a la capital de la isla con las ambulancias de transporte programado.
La erupción del volcán se produjo en una zona que ya se encontraba evacuada y “no había posibilidad de víctimas”, de modo que se trataba de una “emergencia humanitaria, más que de una sanitaria”.
El momento más crítico fue en el que se tuvo que evacuar a la gente de la zona de la periferia del volcán a las zonas de Santa Cruz de la Palma (a unos 40 km de distancia). Todo este proceso se llevó a cabo en colaboración con atención primaria “para hacer a toda la gente fuera trasladada en condiciones de seguridad, tras realizarles test de antígenos o PCR, ya estábamos en un momento álgido del COVID y para que esto no implicara un brote de contagios”, explica el director del servicio.
La labor a partir de entonces se centró en reprogramar los traslados para realizar los tratamientos de pacientes oncológicos, de diálisis, quimioterapia, tratamientos especiales, etc., en el centro de Santa Cruz de La Palma. Este es un cuartel vacío, que se encuentra habilitado para este tipo de emergencias. Una vez allí, “tuvimos que reprogramar de rutas para que siguieran con sus tratamientos los siguientes días”, afirma el doctor Redondo.
Las carreteras dificultaron el acceso a núcleos de población que quedaron aislados, para lo que, de acuerdo con Fabiano Redondo, “hubo que poner a una ambulancia de asistencial durante doce horas al día el tiempo que duró la emergencia para cubrir esas zonas aisladas” y que, de esta forma, no hubiera que dar la vuelta a toda la isla para asistirlos en caso de necesidad.
Asimismo, destaca que el trabajo fundamental fue de los bomberos, de la UME y del Instituto Geológico y Minero de España, pero “prácticamente no hubo asistencia sanitaria”. Gracias a la previsión de los científicos y a todas las labores previas, Redondo destaca que “sanitariamente no hubo ni grandes traslados de quemados, ni situaciones por intoxicación de gases; no hubo prácticamente ningún traslado al hospital como consecuencia del volcán”. “La previsión fue súper exitosa porque no hay que lamentar heridos, ni intoxicados, ni nada”, afirma el doctor, que añade que “hay que quitarse el sombrero” ante aquellos que participaron en dicha previsión.
Lo que sí que fue necesario fue la atención psicológica “porque la gente desplazada, que estuvo al principio en polideportivos y colegios, y empezó a perder sus casas y sus pertenecías necesitó atención psicológica”. Además del convenio de colaboración con el Colegio de Psicólogos de Santa Cruz de Tenerife, contaron con tres o cuatro psicólogos voluntarios de Cruz Roja todos los días.
Además, destaca que “hubo complicaciones cuando se colapsó el espacio aéreo”, ya que los traslados del Hospital General de La Palma, que es de segundo nivel, se realizan en helicóptero y hubo que buscar alternativas marítimas, que es mucho más farragoso.
Finalmente, señala que, por ahora, la UME y el personal de la Universidad de La Laguna realizan determinaciones de gases a diario, y las casas evacuadas todavía no se han vuelto a ocupar porque no es seguro habitarlas, de modo que las labores continúan aunque el volcán no siga en activo.
