El Dr. Domingo Antonio Sánchez Martínez, representante Nacional de Médicos Jóvenes y Promoción de Empleo de la Organización Médica Colegial de España (OMC), analiza, en esta tribuna publicada en el diario "ABC" la situación actual de la formación médica especializada de España. "Las consecuencias de la pandemia ha provocado que el sistema MIR, un referente mundial, esté en cuidados intensivos, en la UCI y con un pronóstico incierto"
Dr. Domingo Antonio Sánchez Martínez, representante Nacional de Médicos Jóvenes y Promoción de Empleo de la Organización Médica Colegial de España (OMC)
Tras la ligera calma que dejan las tormentas y teniendo aún reciente el importante embiste que ha tenido la famosa borrasca Filomena, es hora de evaluar la efervescente calma en la que nos encontramos en los hospitales a la espera de una nueva tempestad. Son numerosos los titulares que empiezan a hablar de unatercera ola pandémicay estando como en una especie de día de la marmota nos preguntamos qué está pasando con la formación sanitaria de los futuros médicos especialistas en nuestros hospitales.
Tras cerca de un año de extenuante esfuerzo por controlar una pandemia que ha roto todos los esquemas de lo conocido, echamos la vista atrás y evidenciamos unas terribles consecuencias que escapan de lo meramente evidente y que han provocado que nuestro sistema de formación médica especializada, un referente mundial, esté en cuidados intensivos, en la UCI y con un pronóstico incierto.
La última semana de 2020, la Vocalía Nacional de Médicos Jóvenes y Promoción de Empleo de la Organización Médica Colegial de España ya alertó a través de un duro informe de la importante preocupación existente en la profesión acerca del impacto a nivel formativo que está teniendo la pandemia en el ámbito de la formación sanitaria especializada en nuestro país. Como en una tormenta en la que llueve sobre mojado, como una «Filomena» que nunca acaba. Así se encuentra la formación de los médicos en los hospitales españoles. Esta situación nutre la conocida fatiga pandémica de un personal que, estando en un proceso apasionante de adquisición de conocimientos médicos, ve mermada su capacidad formativa en pro de salvaguardar una situación para la que la estructura sanitaria no está preparada.
El informe mencionado anteriormente revela cómo las últimas leyes encaminadas a salvar la situación han precarizado a unos niveles alarmantes la función de los médicos especialistas en formación. Su valor ya no es de futuro, sino que vuelven a ser tras más de un año, una mano de obra sobre la que el sistema intenta escapar de una inadecuada planificación y estructura previa. Los médicos jóvenes siempre hemos estado y estaremos vinculados a la esencia de nuestro sistema sanitario, nuestros pacientes. Si bien, debemos exigir que los errores y carencias del sistema se vean corregidos para que las futuras generaciones no vean mermadas sus proyecciones al igual que las estamos viendo nosotros.
No estamos pidiendo que no haya nuevas tormentas o que se prevea lo imprevisible, estamos pidiendo capacidad de adelantarse a la tormenta, adquisición de medios para evitar las catástrofes ante fenómenos que pueden destrozar lo atrezzo pero bajo lo cual debe haber una estructura fuerte que resista. Estamos pidiendo liderazgo y sobre todo visión de futuro para que no vuelva a llover sobre mojado y para poder sacar a este sistema de éxito de la Unidad de Cuidados Intensivos antes de que sea demasiado tarde para la sanidad y, por tanto, para la salud de todos.
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