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Dr. Curto Ramos: “Es necesario mejorar la sensibilización y capacitación de los profesionales en el abordaje de la sexualidad y del chemsex en toda la red sanitaria”

Médicos y Pacientes entrevista al Dr. Javier Curto Ramos, psiquiatra en Hospital Universitario La Paz, para hablar del chemsex, un fenómeno social y cultural que ha ido expandiéndose a nivel internacional a gran velocidad en los últimos años y que hace referencia al uso de drogas intencionado con fines sexuales. El Dr. Curto aboga por la necesidad de dotar de más formación a los profesionales sanitarios sobre el abordaje del chemsex así como mejorar la coordinación entre especialistas.

¿Qué es el chemsex?

Se trata de un fenómeno social y cultural que ha ido expandiéndose a nivel internacional a gran velocidad en los últimos años. El término chemsex fue inicialmente utilizado en la comunidad gay en Reino Unido para referirse a la combinación de sexo y drogas, pero en los últimos años hemos visto como ese término ha saltado a los medios de comunicación y a las publicaciones científicas.

Actualmente no hay consenso en la comunidad científica, pero en general cuando hablamos de chemsex nos referimos al uso de drogas intencionado con fines sexuales que se da en el grupo de hombres gais, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres, aunque en los últimos años desde diferentes contextos se aboga por incluir a otras personas del colectivo LGBTIQ+.

¿En qué medida hay una relación entre el chemsex y la salud mental de las personas involucradas?

Las motivaciones para la práctica de chemsex pueden ser muy diferentes: para intensificar el placer de las relaciones sexuales, para aumentar el deseo, para facilitar algunas prácticas sexuales o como estrategia para evitar entrar en contacto con emociones o vivencias desagradables…. Como en otros consumos de sustancias psicoactivas, hay personas que pueden tener un uso recreativo y otras personas vulnerables que acaben desarrollando problemas de salud mental a diferentes niveles. Además de dicha vulnerabilidad, existen otros factores muy importantes en el desarrollo del chemsex en los últimos años entre los que cabe destacar la rápida diversificación en el consumo de nuevas drogas psicoactivas, las aplicaciones de ligue con geolocalización y el elevado uso de la vía intravenosa (práctica conocida como slam o slamming).

En trabajos recientes que hemos realizado hemos visto como los usuarios con prácticas de chemsex presentaban mayor presencia de eventos traumáticos en la infancia, estilos de apego inseguro, déficits en las estrategias de regulación emocional y en el autocuidado en comparación con otros hombres gais, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres que no tenían prácticas de chemsex.

Según algunos estudios e informes recientes el chemsex se puede asociar a diferentes problemas de salud mental, destacando la patología dual (que se presenta en aquellos usuarios que tienen un trastorno adictivo y además presentan otros trastornos mentales como puede ser ansiedad, depresión, psicosis…). Estos problemas son aún más graves en aquellos que hacen uso de la vía intravenosa y que presentan consumos más elevados. Los profesionales que nos dedicamos a la clínica también observamos elevadas prevalencias de conducta sexual compulsiva, impulsividad y TDAH.

Por otro lado, también es habitual la atención en urgencias por conductas autolíticas, por intoxicaciones graves y síndromes abstinenciales en relación con el GHB, alteraciones de conducta en contexto de intoxicación…

¿Puede ser considerado chemsex cualquier consumo de drogas en contextos sexuales?

No todo consumo de drogas en contexto sexual es chemsex. Existe una gran diversidad de patrones de consumo sexualizado, cada uno de los cuales se desarrolla en un contexto y un entorno específico, con un significado particular, con unas motivaciones diferentes y en muchas ocasiones también con unos riesgos distintos. Es por lo que es necesario desarrollar modelos de intervención y prevención que se adapten a cada uno de los contextos y a los patrones de consumo específico.

¿Cuáles son los desafíos específicos que enfrentan los profesionales de la salud al abordar casos de chemsex desde una perspectiva psiquiátrica?

Los profesionales sanitarios nos enfrentamos a múltiples desafíos y retos. Por un lado, el chemsex es un fenómeno en constante evolución, por lo que tenemos que actualizar conocimientos técnicos (qué tipo de drogas se consumen, qué vías se utilizan, qué riesgos tienen en combinación), con otros que tienen que ver con las competencias culturales y los significados asociados al consumo (conocer el lenguaje y el argot utilizado, el contexto cultural y social en el que se desarrollan las prácticas de chemsex). Y, por otro lado, también tenemos que adaptar nuestros conocimientos clínicos y asistenciales (aprender a hacer entrevistas respetuosas con los usuarios, poder formarnos en el abordaje de la sexualidad y en el manejo de las adicciones comportamentales…).

Otro de los aspectos más importantes es poder dedicarle tiempo al trabajo en equipo y a la colaboración con otros profesionales. E incorporar la voz y la perspectiva de los usuarios en los diseños de los programas de prevención y tratamiento. Puede que yo, como psiquiatra y sexólogo, tenga más experiencia en un área y otro profesional tenga más conocimientos y habilidades en otra área diferente. Hemos de resaltar la importancia de la coordinación de los diferentes agentes que intervenimos y fomentar la colaboración de recursos públicos con organizaciones de base comunitaria, especialmente aquellas dedicada a la defensa de los derechos de la población LGBTIQ+ y de las personas que viven con VIH, que llevan realizando un excelente trabajo de prevención y de intervención desde hace muchos años.

Desde los recursos públicos, especialmente en grandes ciudades, se han desarrollado modelos de intervención que fomentan la coordinación, con programas de colaboración con recursos comunitarios que incluyen grupos de expertos y reuniones periódicas, programas de ocio terapéutico e intervenciones grupales, captación de usuarios a través de redes, programas de intervención específicos para usuarios de chemsex.

Aunque actualmente hemos avanzado muchísimo, sigue siendo necesario mejorar la sensibilización y capacitación de los profesionales en el abordaje de la sexualidad y del chemsex en toda la red sanitaria.

¿Qué tipos de drogas suelen ser las más utilizadas en el chemsex?

Hay una gran diversidad de sustancias y una enorme variabilidad en función de la zona geográfica. Es frecuente que se consuman varias sustancias y que además muchas estén adulteradas. En trabajos recientes con población española, se observa que las sustancias más consumidas eran poppers, GHB, inhibidores de la fosfodiesterasa -5, mefedrona y otras catinonas sintéticas, metanfetamina. También se ven consumos de otras sustancias, aunque en menor medida, como cannabis, alcohol, MDMA, ketamina, cloretilo…

¿Qué efectos pueden producir estas sustancias en la salud de las personas?

Ya hemos mencionado anteriormente que en el área de la salud mental se pueden dar grandes dificultades muy vinculadas a las adicciones y a la patología dual. En relación con la salud sexual se observa un aumento de riesgo para infección por VIH, las infecciones y reinfecciones por VHC, ITS, dificultades en la relación de pareja, para tener relaciones sexuales satisfactorias sin el uso de drogas…

¿Qué otros riesgos para la salud y enfermedades pueden implicar el chemsex para quienes lo practican?

Los riesgos para la salud van a depender de muchos factores, tales como las sustancias utilizadas, el patrón de consumo, la vía empleada (con mayores riesgos en el caso de uso de la vía intravenosa). Se han descrito lesiones cutáneas, abscesos, bacteriemias, endocarditis… También puede llegar a afectar a otras áreas importantes como el rendimiento laboral o académico, problemas económicos y legales… En último lugar, también es muy importante poder detectar y facilitar el acceso a la salud de población especialmente vulnerabilizada entre la que destaca la población trans, la población migrante y trabajadores sexuales, pues en muchas ocasiones es el retraso o las dificultades en el acceso a un adecuado acompañamiento el que puede conllevar mayores riesgos para la salud.

¿Es posible tener adicción al chemsex?

En relación con el chemsex, existe una gran cantidad de usuarios que hacen uso de sustancias sin cumplir criterios de adicción. Y otro porcentaje elevado que van a requerir atención clínica especializada.

En los casos que vemos en salud mental la mayor parte de los usuarios cumplen criterios de un trastorno adictivo y en un alto porcentaje presentan patología dual. Además de los trastornos por usos de sustancias, también es habitual encontrarnos con usuarios con otras adicciones comportamentales como conductas sexuales compulsivas, en los que se observa una gran dificultad para controlar conductas sexuales que pueden llegar a limitar la vida de la persona y repercutir en su salud física, mental y sexual.

¿Qué incidencia hay en España?

Actualmente no disponemos de datos suficientes para hacer estimaciones ajustadas de la incidencia del chemsex en España. Pero podemos revisar algunos datos extraídos de algunas encuestas que al no ser representativas hemos de analizar con cautela y hacernos una idea aproximada.

Hay dos encuestas relativamente recientes que se han realizado con hombres gais, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres, la encuesta EMIS y Homosalud. En la encuesta EMIS que se realizó en 2017, cuando se le preguntaba a la muestra española (de más de 10000 participantes), un 14.1% respondía que había realizado uso de drogas de “perfil estimulante” con fines sexuales en el último año. En la encuesta Homosalud realizada en 2021 con 2843 participantes, una cuarta parte (27,5%) respondía que había consumido para tener sexo en los últimos 12 meses.

Por otro lado, desde el Instituto de Adicciones Madrid Salud, alertan que en la ciudad de Madrid se ha multiplicado por siete el número de demandas de tratamiento relacionadas con el chemsex desde 2017 a 2021.

Si atendemos a estudios como el U-SEX 2, publicado el año pasado y realizado en hombres gais, bisexuales y hombres que tienen sexo con hombres que viven con VIH y que reciben atención sanitaria en nuestro país, un 25 % respondía que había tenido uso de drogas en contexto sexual en el último año.

¿Cómo se trata el chemsex?

Hoy en día hemos de reivindicar tanto los modelos de prevención y detección precoz de problemas asociados al chemsex como los modelos de tratamiento escalonados ajustados a la gravedad y las necesidades de cada usuario, desde modelos abstinenciales hasta aquellos centrados en la reducción de riesgos y daños.

La mayor parte de las estrategias implican la colaboración de profesionales de diferentes áreas y tanto de recursos comunitarios como de recursos públicos: médicos de atención primaria, infectólogos, urgenciólogos, psiquiatras, enfermeros, psicólogos, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales, sexólogos. También es muy relevante la labor que desempeñan los pares y todo el equipo de las organizaciones de base comunitaria. Y tenemos que seguir trabajando por incorporar la perspectiva y la experiencia de los usuarios y de sus familiares y sus personas cercanas.

El abordaje médico suele incluir el seguimiento y tratamiento de las posibles complicaciones asociadas, destacando la prevención y tratamiento de las ITS. Este abordaje se da tanto desde atención primaria, urgencias, como en programas de prevención y tratamiento del VIH…

En el contexto de chemsex el abordaje psicosocial se va a desarrollar fundamentalmente en los centros de atención a las conductas adictivas, y en casos en que presenten patología dual complicada, en coordinación con los servicios de salud mental. En muchos casos la intervención utilizará la combinación de fármacos y psicoterapia, que puede desarrollarse tanto a nivel individual como grupal. Las otras claves de la intervención, necesarias en muchos de los casos, van a ser el abordaje sexológico y la recuperación del ocio al margen de las drogas.

Por otro lado, y no menos importante, sigue siendo necesario un enfoque preventivo que incluya la educación sexual para todos y todas, profesionales y población general, el mayor desarrollo de los programas de salud sexual tanto a nivel hospitalario como comunitario, la prevención de la discriminación hacia el colectivo LGBTIQ+ y la formación de profesionales en el área de la sexualidad.  

Se ha constado un aumento de casos entre el colectivo médico. ¿Qué le parece el Programa de Atención Integral al Médico Enfermo de la FPSOMC para tratar y recuperar a profesionales con enfermedad mental y/o adicción?

Creo que debemos seguir desarrollando y trabajando por mejorar la prevención e intervención en trastornos mentales y adicciones en el colectivo médico. El PAIME es un excelente ejemplo de modelo de intervención adaptado a las necesidades de las personas con trastornos mentales y adicciones, en este caso de los médicos y médicas.

Este tipo de programas permiten visibilizar las especificidades en la atención que podemos tener como colectivo, detectar, valorar y tratar de manera precoz y así minimizar y reducir el impacto de los trastornos mentales en la calidad de vida y en el desarrollo de nuestra profesión.

Por diferentes motivos, pueden existir barreras a diferentes niveles que dificultan la adecuada atención de la salud mental de los profesionales sanitarios y con estos programas conseguimos minimizar algunas de estas dificultades y dar una atención de calidad a los médicos y médicas. Sin lugar a duda, con una mejor salud del colectivo médico podremos mejorar la atención y el cuidado de nuestros pacientes.

REFERENCIAS
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  • Encuesta europea on-line para hombres que tienen sexo con hombres (EMIS-2017): resultados en España. Ministerio de Sanidad; 2020. 
  • Nuevo Plan de Adicciones de la ciudad de Madrid 22/26 https://madridsalud.es/pdf/PLAN%20DE%20ADICCIONES%2022-26.pdf
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