“La relación que hoy tienen medico y paciente con su sistema de salud no favorece la confianza” por la burocratización “excesiva” , según puso de manifiesto el Dr. Pedro Cía Gómez en el II Congreso Nacional de Deontología Médica que comenzó ayer en Tarragona.
Tarragona, 8 de mayo de 2015 (medicosypacientes.com)
El Dr. Pedro Cía Gómez, catedrático de Medicina Interna y presidente de la Comisión de Deontología Médica de Zaragoza, pronuncio la conferencia inaugural del Congreso, titulada “Medicina basada en la confianza vs medicina de la evidencia. Competencia y humanidad del médico”. El Dr Antonio Labat, vocal de la Comisión Central de Deontología de la OMC, fue el encargado de introducirle.
En su intervención, el Dr. Cía reflexiono sobre la confianza, como basé de la relación entre médico y paciente, así como sobre la medicina de la evidencia que hace posible el ejerció de la medicina ” gracias a todo lo que continuamente se nos desvela y se nos hace evidente sobre la salud y la enfermedad”
Sobre la competencia y humanidad del médico, afirmó que “el médico podrá proporcionar la ayuda que el paciente precisa en relación con su salud si es capaz de actualizar constantemente su formación científica y su capacidad de crear una relación de persona a persona, capaz de generar confianza”
Resumen de la Conferencia inaugural del II Congreso Nacional de Deontología, realizado por el propio autor
Medicina basada en la confianza:
La reflexión sobre esta primera parte del tema nos permite apreciar que la confianza es básica en nuestro cometido como médicos. “La asistencia médica exige una relación plena de entendimiento y confianza entre médico y paciente” dice el artículo 8 de nuestro Código de Deontología Médica (C.D.M.) de 2011. Más adelante, en el artículo 27 se habla de “la relación médico-paciente basada en la mutua confianza”.
La confianza mueve al enfermo a buscar al médico con la convicción de que este le ayudará y de que está capacitado para ello. A su vez el médico se fía del relato del paciente para confeccionar su historia clínica, base de todo el proceso asistencial que viene a continuación (exploraciones, estudios complementarios, tratamientos…). Ambos confían además en los recursos de la medicina actual.
La confianza es por lo tanto base del ejercicio médico, pero es una base vulnerable, según escribía hace algunos meses Alvarez Avelló, pues se ejerce sin pedir inicialmente al menos, ninguna comprobación. Confiar supone fiarse de alguien y no seguimos para ello ningún método ni pedimos objetividad como cuando abordamos el conocimiento científico.
Sin embargo la confianza se ha mantenido como base de la relación médico-paciente en nuestra Civilización. En el siglo V a. de C. decía Platón que “el enfermo es amigo del médico a causa de la enfermedad” y Laín Entralgo explicaba que “la amistad consiste siempre en confianza”. A través de datos bien documentados deduce este autor que la confianza, base de la relación médico-paciente se ha cultivado y mantenido a lo largo de la Historia.
Crisis de la confianza:
En nuestra época, un autor de la categoría de Edmund Pellegrino en 1993 detecta que el valor de la confianza puede entrar en crisis durante el siglo XX y lo atribuye fundamentalmente a dos causas:
a/ La dinámica de la sociedad actual que hace que a veces el paciente de hoy se plantee sus problemas de salud como algo que aspira a resolver de forma autónoma, con arreglo a sus expectativas y para lo cual cuenta con el médico, simplemente como instrumento para lograr sus aspiraciones. A su vez el médico puede que en ocasiones actúe con criterios científicos, pero con atención no suficiente a lo que en esos momentos preocupa al paciente. Algunos compañeros ya han llamado la atención sobre la necesidad de la entrevista más centrada en el paciente.
b/La relación que hoy tienen médico y paciente con su sistema de salud no favorece la confianza, pues se precisa para que el sistema funcione, su correspondiente sistema financiero y organizativo, lo que genera una burocratización, a veces excesiva. Todo ello puede hacer que el paciente vea a su médico implicado en el sistema y su confianza se limita.
A estas dos causas podrían añadirse algunas consecuencias del desarrollo científico-técnico tan eficiente hoy y bien fundamentado. Sin embargo, la admiración creciente hacia unas técnicas que progresan de forma espectacular, puede dejar reducida la confianza en cada médico en concreto. Ocurre también que la información recogida en Internet por el paciente puede no coincidir con la de su médico (o cree el paciente que no hay coincidencia) y se crea desconfianza…En fin, el desarrollo técnico nos ha traído excelentes avances médicos, pero es preciso integrarlo adecuadamente en la relación con el paciente.
Recuperar la confianza:
Se consigue a través del acto médico. La entrevista sobre conocimientos médicos, pero centrada también en lo que interesa al enfermo, la exploración, el estudio de diagnóstico y tratamiento, haciendo partícipe al paciente de las decisiones que vayamos a tomar sobre su salud, contribuirán al imprescindible clima de confianza. Nuestras actitudes en toda esta realización deben ser: Escuchar, Comprender, Comunicar, Mostrar disponibilidad.
Medicina de la evidencia:
Hemos reflexionado sobre la confianza, como base de la relación entre médico y paciente. Pero el enfermo deposita su confianza en el médico porque se fía de que está capacitado para ayudarle. La medicina de la evidencia, que evoca el título de la conferencia, hace posible el ejercicio de la medicina gracias a todo lo que continuamente se nos desvela y se nos hace evidente sobre la salud y la enfermedad.
La orientación actual del ejercicio de la Medicina es adquirir evidencias que tengan fundamento científico y apoyarse en ellas para las conductas de diagnóstico, tratamiento, prevención y educación en cuestiones de salud y enfermedad. Así lo señala nuestro Código actual: “El médico debe emplear preferentemente procedimientos y prescribir fármacos cuya eficacia se haya demostrado científicamente”.
Recordemos los requisitos que una actividad debe reunir para ser considerada científica y que aparecen en la definición de Ziman (1978): Ciencia, según este autor es la “actividad humana para el conocimiento organizado de la Naturaleza basado en la observación y experimento expresado en leyes y teorías por medio de un lenguaje público e ineqívoco (lo ideal es que sea matemático), avalado por los controles de la comunidad científica”.
La medicina basada en la evidencia:
Desde los años 90 ha creado bastante polémica la llamada medicina basada en la evidencia, que según define Sackett (1997) se refiere a “la utilización consciente explícita y juiciosa para tomar decisiones sobre el cuidado de los pacientes individuales de la mejor evidencia científica disponible”.
Por eso dice Swales (1999) que la aportación de la medicina basada en la evidencia es sobre todo la de ser instrumento de mejorara la objetividad y la “exhaustividad” en la revisión de la literatura médica para decidir sobre los cuidados de nuestro paciente.
En fin, el camino de un ejercicio médico cada vez más fundamentado en bases científicas nos parece que es el adecuado. Sin embargo todo este quehacer científico en el ejercicio clínico requiere ser realizado sobre el cauce de una relación personal, la relación médico-paciente, basada en la confianza y todo ello pensando que el acto médico es un servicio indisolublemente ligado a directrices éticas.
Como dice Udias (2010) la Medicina se encuentra entre las ciencias de la Naturaleza y las Humanidades, pero sin que perdamos de vista su carácter de servicio antes referido.
Competencia y humanidad del médico:
El médico podrá proporcionar la ayuda que el paciente precisa en relación con su salud si es capaz de actualizar constantemente su formación científica y su capacidad de crear una relación de persona a persona, capaz de generar confianza.