“El médico que comete un error tiene que saber aceptar su responsabilidad e informar con honestidad al paciente, pidiéndole disculpas, aparte de estar dispuesto a asumir la compensación del daño”. Así lo considera el Dr. Antonio Blanco Mercadé, uno de los ponentes que interviene hoy en el II Congreso Nacional de Deontología Médica que se celebra en Tarragona.
Tarragona, 8 de mayo de 2015 (medicosypacientes.com/T.A.)
“Las Comisiones Deontológicas ante el error médico” es, precisamente, el tema que de la mesa en la que es ponente el doctor Blanco Mercadé, Doctor en Medicina y Especialista en Otorrinolaringología, presidente de la Comisión de Ética y Deontológica del Consejo de Colegios Médicos de Castilla y León y también del COM de León, así como presidente de la Comisión de Bioética de Castilla y León. Con este motivo, en una entrevista para Médicos y Pacientes, aborda abiertamente los errores médicos y la mala praxis, poniendo el acento en la confusión y escasa comunicación entre los médicos y la sociedad para abordar estos problemas.
Y, aunque es consciente de que “no es fácil reconocer los errores” y entender que “no es más sabio el que no se equivoca, sino el que reconoce que se equivocó”, defiende que “los errores médicos deben salir a la luz para poder prevenirlos” y considera que el médico que comete un error “tiene que saber aceptar su responsabilidad” e “informar con honestidad al paciente”.
Para que esto sea una realidad en España, el Dr. Blanco opina que se necesita un “cambio de mentalidad en toda la sociedad, no solo en los médicos” , llevar a cabo estudios y promover foros de debate en los que se aborde con “honestidad y con rigor el problema asistencial, en general, y el error médico, en particular”.
Entrevista íntegra:
El principal objetivo de las corporaciones médicas es el control deontológico de la profesión ¿este objetivo se cumple correctamente o existen lagunas?
La deontología es el mecanismo de autorregulación de la profesión médica y la responsabilidad deontológica es un tipo de responsabilidad disciplinaria no jurídica, sino auto normativa a través de un Código, cuyo incumplimiento supone incurrir en faltas sancionables que pueden llevar hasta la inhabilitación para el ejercicio de la profesión. Por otra parte, la medicina ya no es una profesión positivamente privilegiada y los médicos, como no podría ser de otra forma en la sociedad actual, estamos sometidos a las leyes igual que lo está cualquier otro ciudadano. Los casos de mala praxis tienen un tratamiento jurídico. Los errores y los otros casos de actuación incorrecta en los que no tiene lugar un daño, tienen que ser abordados por los propios médicos y deben salir a la luz para poderse prevenir. Ello significa que la función autorreguladora tiene que ir dirigida a promover la seguridad de los pacientes, más allá de perseguir la sanción a los médicos cuando ello sea necesario. La Comisión de Ética y Deontología, además de desempeñar una función normativa y disciplinaria, tiene que ocuparse de promover la realización de valores y la adquisición de buenos hábitos de actuación entre los médicos.
Una cosa es el error médico y otra la mala praxis. ¿Cuál es la diferencia entre ambas situaciones?
En ambas tiene lugar una actuación incorrecta del médico. En primer lugar, conviene aclarar que no todas las actuaciones incorrectas producen daños ni todos los daños se deben a actuaciones incorrectas.
Desde un punto de vista ético, en el caso del error no existe intención de causar daño ni tampoco hay voluntad de actuar mal; lo que sucede es una equivocación, un despiste… puede decirse que el error se comete “sin querer”. Por el contrario, aunque no llegue a existir mala intención de causar daño, en la mala praxis se actúa mal a sabiendas de no estar obrando como se debería, incumpliendo el deber médico por ignorancia, por falta de habilidad o de experiencia o porque no se pone el cuidado y la aplicación que son necesarios. Para poder hablar de mala praxis tiene que probarse el daño efectivo al paciente y que éste sea causado por una actuación del médico contraria a la lex artis ad hoc; la mala praxis implica la existencia de culpa jurídica.
Existe una imagen de corporativismo del colectivo médico ante los errores. ¿Qué opina al respecto?
Sin aceptar que exista corporativismo, sí es cierto que se produce de manera natural una comprensión hacia el compañero que se equivoca, ya que todos los seres humanos, médicos o no, nos equivocamos. Por eso, es tan importante establecer diferencias entre el error y la mala praxis. No es fácil reconocer los errores y poder entender que “no es más sabio el que no se equivoca, sino el que reconoce que se equivocó”.
Por otro lado, hay mucha confusión y escasa comunicación entre los médicos y la sociedad, existiendo por parte de los primeros un temor a la denuncia, a la sanción o a la simple pérdida de prestigio profesional. Ciertamente, en ocasiones se respira una baja confianza social en la autorregulación de las corporaciones profesionales. Hay que incrementar el diálogo de los médicos con la sociedad.
-En Reino Unido, los médicos asumen públicamente los errores, piden perdón por ellos a sus pacientes, y los analizan para que no vuelvan a suceder situaciones similares ¿para cuándo eso será una realidad en España?
Los anglosajones iniciaron la promoción de ese tipo de actitud sincera y humilde a raíz de una publicación de la Academia Nacional de Medicina de Estados Unidos titulada “Errar es humano: construyendo un sistema de salud más seguro”, en la que se mostraba la magnitud del problema y que los errores conocidos son solo una mínima parte de los que se producen realmente. Se conoce poco de los errores, en primer lugar, porque no se reconocen. El médico que comete un error tiene que saber aceptar su responsabilidad e informar con honestidad al paciente pidiéndole disculpas, aparte de estar dispuesto a asumir la compensación del daño. Pero para que eso sea una realidad en España, se necesita primero un cambio de mentalidad en toda la sociedad, no solo en los médicos. Resulta imprescindible llevar a cabo estudios y promover foros de debate en los que se aborde con honestidad y con rigor el problema del error asistencial en general y del error médico en particular.
¿Cuál es el procedimiento de actuación de las comisiones deontológicas ante cualquier situación de error médico o mala praxis? ¿Llegan las reclamaciones médicas a las comisiones deontológicas o pasan directamente a un proceso de judicialización?
La comisión deontológica, una vez que recibe de la Junta Directiva del Colegio correspondiente la solicitud de informar sobre una reclamación de un determinado caso por supuesto error o mala praxis, inicia un periodo de instrucción, encargando a uno de sus miembros recabar toda la información necesaria para proceder a un análisis minucioso de los hechos y circunstancias, siendo preciso en ocasiones solicitar la opinión de profesionales expertos. Finalmente emite un informe, que no tiene carácter vinculante, a la Junta Directiva. Si un caso es denunciado ante la Justicia, la comisión puede estudiarlo, pero no es competente para pronunciarse sobre él.
¿Existen diversos grados de mala praxis? ¿Cuál es la penalización ante este tipo de comportamientos?
Cuando se prueba un caso de mala praxis hay responsabilidad jurídica, que puede ser penal, civil, administrativa o disciplinaria. En el peor de los supuestos, se puede llegar a incurrir en un delito (a partir de la reciente reforma del Código Penal ya no existen las faltas), cuando se actúa de forma dolosa o se comete una imprudencia grave faltando a las más elementales normas de precaución. El castigo en estos casos puede llevar acarreada una pena de prisión. La responsabilidad civil, por su lado, tiene como objetivo reparar el daño causado mediante indemnización al perjudicado.