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Dr. Bátiz: “La atención a las personas desde la deontología médica”

El Dr. Jacinto Bátiz, director del Instituto para Cuidar Mejor del Hospital San Juan de Dios de Santurce-Vizcaya y secretario de la Comisión Central de Deontología de la Organización Médica Colegial, analiza en este artículo la atención que se presta a las personas desde la deontología médica 

Parece que la Deontología Médica suscita interés. Podemos comprobar que ya se contempla en los programas científicos de los Congresos Médicos temas relacionados con la Deontología Médica. Hace unos días impartí una ponencia titulada la atención a las personas desde la Deontología Médica en una mesa redonda sobre Ética en la atención y códigos de conducta, solicitada por el Comité Científico del XXXVII Congreso de la Sociedad Española de Calidad Asistencial y que se celebró en San Sebastián los días 23, 24 y 25 de octubre. Deseo compartir algunas de las reflexiones que expuse en dicho Congreso.

La Deontología no es otra cosa que la ética propia de unos determinados profesionales, quienes, de entre los valores de la sociedad, han elegido algunos como especialmente referentes de su actividad. Cómo dice nuestro actual Código de Deontología Médica (2011), en su artículo primero, “La Deontología Médica es el conjunto de principios y reglas éticas que han de inspirar y guiar la conducta profesional del médico”. Los principios y las reglas éticas contenidas en nuestro Código deben distinguirse de las imposiciones descritas en las leyes. Estos principios esenciales se contemplan como actitudes, responsabilidades y compromisos básicos como son el altruismo, la integridad, la honradez, la veracidad y la empatía, esenciales para una relación asistencial de confianza plena entre el médico y el paciente. Sin olvidar nuestro compromiso en la mejora continua en el ejercicio profesional así como en la calidad asistencial que estarán siempre basadas en el conocimiento científico y  en la autoevaluación.

Abordar la humanización de la atención médica, teniendo en cuenta a las personas en un desarrollo presente de la ciencia médica y con un futuro prometedor como es la transformación digital y la inteligencia artificial, es un reto del siglo XXI para la profesión médica. Los médicos, tenemos un compromiso con la sociedad a la que prestamos nuestro servicio, incluyendo el avance de los conocimientos científico-técnicos y el desarrollo de nuevos derechos y responsabilidades de pacientes y médicos. La calidad y la excelencia en la atención sanitaria a las personas las debemos asumir como claros imperativos éticos.

La Deontología Médica establece, a través del Código, que la profesión médica está al servicio del ser humano y de la sociedad y jamás perjudicará intencionadamente al paciente, atendiéndole con prudencia y competencia, que no abandonará a ningún paciente que necesite de su atención, que siendo el sistema sanitario el instrumento principal de la sociedad para la atención y promoción de la salud, los médicos hemos de velar para que en él se den los requisitos de calidad, suficiencia asistencial y mantenimiento de los principios éticos. Y para todo ello, también establece que la formación continuada es un deber ético, un derecho y una responsabilidad de todos los médicos a lo largo de su actividad asistencial. Deber, derecho y responsabilidad que no dejan de serlos cuando finalizamos la carrera y la especialidad.

Si los médicos nos preocupamos sólo de la dimensión objetiva de la enfermedad y de sus síntomas y sus manifestaciones orgánicas, sin tener en cuenta la crisis de todo su mundo por la que pasa el enfermo, sus valores, sus expectativas y sus relaciones, nos estaremos moviendo en distintos niveles y será difícil que nos podamos encontrar para ofrecerle una atención integral. Las necesidades de los seres humanos en relación con su salud van más allá del simple modelo de curación de la enfermedad. La comprensión del paciente en su modo de reaccionar ante la enfermedad y el sufrimiento, exige del médico una actitud enfocada al servicio a la persona. La compasión con la persona que sufre, la competencia profesional del médico y la autonomía enfermo junto con  el respeto de los derechos humanos fundamentales, sirven de base para atender desde la ética médica.

El imparable y progresivo avance científico-técnico de la medicina en las últimas décadas se ha traducido en un proceso de súper-especialización que ha tenido como efecto negativo la fragmentación conceptual del paciente y el riesgo de despersonalización en la atención médica. La tecnología médica debe estar al servicio de las personas que la necesiten. Somos los profesionales quienes decidimos sobre el uso de máquinas y fármacos y los que podemos hacer que su uso haga sentirse al enfermo bien atendido desde la ciencia y desde el acercamiento humano.

La Deontología Médica no debe servir para que los profesionales nos protejamos mutuamente, sino para que sea un instrumento para la promoción de la excelencia y de la calidad asistencial. El que profesemos un específico y estricto código de valores éticos hace que los pacientes depositen su confianza en nuestro buen hacer médico de cada día. Nuestra profesión está obligada a proyectar seguridad y confianza, demostrando que somos capaces de auto-controlarnos, evitando el corporativismo, peso sí velando por la correcta práctica de una Medicina obligadas a ser científica, respetuosa, resolutiva, rigurosa, humanista, de calidad y en contante búsqueda de la excelencia. Recuperar la dimensión humanística de la relación entre las personas es sin duda un elemento decisivo en la calidad asistencial que se merecen quienes solicitan nuestra ayuda profesional.

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