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Dr. Antonio Ares Camerino: “Urgencia y gravedad”

El Dr. Antonio Ares Camerino, delegado territorial de Bahía de Cádiz del Colegio de Médicos gaditano, analiza en este artículo la situación de las urgencias, donde se calcula que menos del 10% de las personas que acuden precisan de atención médica hospitalaria urgente y especializada

“Aquella tarde habían invitado a merendar a un compañero de trabajo de María. Ellos, pareja recién estrenada, querían tener un detalle de bienvenida con Gustav Karlsson. Era sueco, de la ciudad de Upsala, y se había incorporado al estudio donde ellos trabajaban hacía unas cuatro semanas. En la ciudad no conocía a nadie. A pesar de los problemas con el idioma, pues chapurreaba un castellano al mismo nivel del dominio que ellos tenían del inglés, era una persona  muy atenta y servicial. Quería agradar a todo el mundo. María elaboró su muy elogiada tarta de zanahoria y jengibre, con la que siempre los agasajados se habían chupado los dedos. Esta vez le había añadido unas nueces. ¡Uh! Sólo fue morder el segundo trozo de ese tibio bizcocho y Karlsson empezó con los picores y la erupción. ¿Cómo iba a suponer ella que el compañero nórdico era alérgico a los frutos secos? Pedro enseguida encontró la solución.

 –Nos vamos a urgencias y allí seguro que le pondrán un “Urbason” intramuscular y el problema estará resuelto.

El invitado se vio llevado en volandas al hospital. Nada más llegar preguntó. -¿Urgencias?. Pero si sólo son unas urticarias que se me pasaran en unas horas. No daba crédito a tanta alarma”.

El diccionario de María Moliner define el término de Urgencias “como una necesidad apremiante de algo”. Y al concepto de gravedad le da la acepción de “aquella situación que entraña peligro y tiene o es susceptible de tener consecuencias muy dañosas”.

Según los datos que maneja el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social en los últimos cinco años la atención urgente en los hospitales españoles ha aumentado un 9%, sin que haya motivos de salud ni incremento poblacional que así lo justifique. El colapso de los servicios de urgencias de los hospitales es más que manifiesta. El incremento en atenciones realizadas va desde el 14,9% en la Comunidad de Madrid al 3,6% en Cataluña, con la salvedad de que Murcia y Extremadura no aportan datos.

Tal como está estructurado nuestro Sistema Sanitario, tiene hay dos vías de entrada en el mismo. O lo hacemos a través de nuestro médico de familia o lo hacemos por el servicio de urgencias hospitalario. Hasta hace poco la entrada mayoritaria era programada, a través del médico de atención primaria y su derivación a la especializada. El cambio en la tendencia en la entrada puede hacernos pensar en dos cosas. Una la Educación Sanitaria, y la grandilocuente Educación para la Salud, sólo ha servido para crear alarma en una sociedad que ya no es capaz de gestionar sus autocuidados en materia de salud y que sólo demanda una atención rápida, cara y sin cortapisas, a sabiendas de que será gratis y eficaz. O dos, el colapso de la Atención Primaria y la falta de inversiones en lo más básico en Salud, ha provocado que la demora, de lo que antes era casi rutinario, se enlentezca con la exigencia de la inmediatez en la respuesta ante achaques banales, que ni son urgentes ni mucho menos graves.

Los triajes aplicados en las puertas de entrada de los hospitales sirven de bien poco para filtrar la demanda. Sólo consiguen aumentar los tiempos de espera, ya que la atención médica siempre deberá ser dispensada.

¿Por qué decidimos ir a urgencias? ¿Qué nos lleva a sentir esa necesidad de alarma que nos desespera? ¿Dónde quedan esos autocuidados en temas banales de salud que aplicaban con sabiduría nuestros padres?.

El devenir del nuevo modelo de sociedad y las perentorias maneras de relacionarnos nos han hecho sucumbir a la inmediatez. Todo queremos que se resuelva sobre la marcha. Ante el menor contratiempo queremos una respuesta rápida y certera. No somos capaces de asumir que el tiempo de espera también forma parte de nuestro enfrentamiento con las necesidades y los deseos.

La Asociación FACUA, en una encuesta realizada el pasado mes de diciembre, alertaba que el 35% de los usuarios tienen que esperar una semana o más para lograr cita con su médico de familia. Las nuevas tecnologías aplicadas a las relaciones con las citas del Sistema Sanitario (Salud Responde) han terminado por colapsar al propio sistema. Contactar telefónicamente con un Centro de Salud se ha convertido en una odisea similar a la de las compañías telefónicas. 

Se calcula que menos del 10% de las personas que acuden a urgencias precisan de atención médica hospitalaria urgente y especializada. Sólo basta con acudir a un servicio de urgencia para darse cuenta de que el “dolor” y el “sufrimiento” no es lo común. Más del 80% de las derivaciones a urgencias hospitalarias son auto gestionadas por el paciente o por sus familiares. Todos estos problemas serían resueltos con una estructura en Atención Primaria resolutiva y adecuada a las necesidades de la población y acorde con la formación de calidad que tienen los profesionales que allí trabajan. Con los recursos adecuados y una gestión certera la Atención Primaria podría desatascar el colapso. El coste se vería reducido a una tercera parte y la población vería cubiertas sus necesidades y sus demandas.

Las compañías privadas de Seguros Médicos han visto un nicho de negocio en esta necesidad de respuesta inmediata de la población, y a sus pólizas están añadiendo el servicio de “Consulta Telefónica”, tanto a médico de familia como a especialista, 24 horas al día. La competencia con esa oferta sólo puede venir de la mano de una gestión de lo público adecuada a las necesidades actuales y al cumplimiento del derecho recogido en la Constitución de una Sanidad Universal, Accesible y Gratuita.

Muchos usuarios son conscientes del uso inadecuado de los recursos, pero persisten en sus demandas. La medicina de respuesta inmediata es sólo eso, pero desvirtúa los pilares fundamentales de la atención integral que precisa todo acto médico, imbuido del saber, de la ciencia, de los recursos adecuados y del trabajo en equipo.

Potenciar la atención sanitaria del día a día supone un importante ahorro para el Sistema. Incentivar una Educación Sanitaria no basada en el miedo a la enfermedad, no sustentada en el alarmismo desmesurado, sino apuntalada en los autocuidados básicos y responsables que nos hacen más sanos sería lo certero.

A la cabeza en Atención de Urgencias Hospitalarias están Ceuta y Melilla con 800/1000 habitantes, a la cola, en este caso porque el dato es negativo, Navarra con 459/1000 habitantes.

La solución es compleja con un Sistema Sanitario garantizado por un derecho Constitucional y una gestión supeditada a 17 Comunidades Autónomas y 2 Ciudades Autónomas.

El refranero español es sabio. “No por mucho madrugar amanece más temprano”.

 

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