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Donald Trump no ha dicho qué es lo que no le gusta del TTIP

El expresidente del Congreso de los Diputados, José Bono; el presidente de la OMC, Dr. Juan José Rodríguez Sendín; y el Dr. José Manuel Monteiro de Carvalho e Silva, presidente de la Ordem dos Medicos de Portugal, coincidieron a la hora de señalar que la llegada a la presidencia de Estados Unidos de Donald Trump afectará al futuro del TTIP, en una mesa celebrada en el marco de la V Convención de la Profesión Médica que moderó Luis del Olmo y que abordó la repercusión de los tratados de libre comercio en los sistemas sanitarios 

El expresidente del Congreso José Bono subrayó que una de cada tres personas en el mundo no tienen acceso a los fármacos esenciales y esa proporción supera el 50% en los países de bajos ingresos, lo que conlleva que «más de diez millones de seres humanos en el mundo mueran cada año por este motivo», aseguró.

Bono expuso que por primera vez en los países de «altos ingresos» se ha negado el acceso a un medicamento por causa de su precio a un grupo numeroso de pacientes. «Los elevados precios de los nuevos antivirales de acción directa para la hepatitis C, incluidos en la lista de medicamentos esenciales por la OMS, han provocado un escándalo sobre los precios de los medicamentos», manifestó.

El argumento habitual de la industria para fijar precios muy altos suele ser el coste de la investigación, «pero este coste no justifica los elevadísimos precios fijados», recalcó Bono. Cuando se ha estudiado el coste imputable de la investigación se comprueba que se han cubierto en los primeros meses de venta del producto. Según el expresidente del Congreso, «el gasto en investigación no basta para justificar estos precios, puesto que es solamente el 16% del total de las ventas».

Al mismo tiempo, las compañías farmacéuticas «han impuesto y los gobiernos han aceptado cláusulas de confidencialidad en los acuerdos de los precios y falta de transparencia en cuanto a los costes de producción, ya que sería alarmante que se conociera que se están pagando 42.000 dólares por algo que cuesta 300 como realmente ocurre con el antivirus de la hepatitis C.

En este contexto, «para recuperar el equilibrio roto por la industria hay que reducir los precios de los medicamentos ajustándolos a los costes incluyendo los de I+D y establecer licencias obligatorias en caso de grave desacuerdo», concluyó.

Las consecuencias de la victoria de Trump para el TTIP

Por su parte, el Dr. Juan José Rodríguez Sendín , presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), comentó que «es posible que el resultado de las elecciones en Estados Unidos propicie que el TTIP cambie de rumbo, pero esto no quiere decir que vaya a ser para bien, porque Donald Trump no ha dicho qué es lo que no le gusta del tratado».

El Dr. Rodríguez Sendín argumentó que «el Tratado de Libre Comercio lo que hace es limitar la capacidad de los sistemas nacionales de salud y su plena autonomía regida por  los gobiernos de los diferentes países de la Unión Europea». Además, lo que haría sería «blindar el modelo de patentes para reforzarlo y evitar la intervención sobre las mismas de los gobiernos y legislaciones nacionales», apuntó.

El presidente de la OMC ahondó en la idea que había mencionado Bono de que «el coste de la atención que presta un médico para diagnosticar una hepatitis C no vale más de seis euros». Sin embargo, el coste de su tratamiento «es desproporcionado» y las consecuencias de esta situación van a repercutir directamente en las condiciones de los puestos de trabajo de los profesionales.

En el caso de salir adelante el TTIP, «la incapacidad de los gobiernos desequilibraría la relación de fuerzas desajustadas que ha ocurrido con la industria farmacéutica  y quedarían en fuera de juego para poder reclamar mejores condiciones».

El presidente de la OMC  se dirigió a los defensores del TTIP y les instó a que, si tan seguros están de que no afecta a la sanidad, que se incluya específicamente en el tratado la exclusión de cualquier aspecto que afecte a los sistemas de salud:  asistencia sanitaria, seguros sanitarios públicos y privados, distribución farmacéutica, patentes de productos farmacéuticos , sistemas de financiación selectiva, y que recoja que ninguna disposición en cualquier artículo podrá afectar a asuntos sanitarios.

El exconsejero de Sanidad de Castilla-La Mancha Fernando Lamata, encargado de elaborar el abstract de la mesa, destacó que el objetivo de la industria con este tratado es consolidar y reforzar el actual modelo.  El TTIP no solo potenciaría un modelo de patentes, que ya da un enorme poder de negociación a las grandes corporaciones a la hora de autorizar la comercialización y fijar los sobre-precios de los medicamentos, sino que limitaría la capacidad de los sistemas de salud para establecer otros mecanismos que mejoren la eficiencia: listas, algoritmos, guías terapéuticas, subastas o compras conjuntas.

El Dr. José Pastor, presidente del Colegio de Médicos de Alicante, destacó que «hay políticos de un gran talla que conseguirán que se respete a los países donde se aplicarán esos tratados, pero ir en contra de la globalización y quedarnos dentro de nuestras fronteras sin hacer tratados internacionales de libre comercio no puede beneficiar ni a Europa ni a sus ciudadanos».

Sin embargo, el Dr. José Manuel Monteiro de Carvalho e Silva, presidente de la Ordem dos Medicos de Portugal, no se mostró tan convencido de que los políticos vayan a estar a la altura y matizó que «si están haciendo negociaciones secretas es porque nos quieren engañar». Así, el presidente de los médicos portugueses reconoció que la salud y la atención a la salud, incluidos los medicamentos necesarios, son un derecho humano, que está por encima de los derechos de los inversores o de los intereses comerciales. Por tanto, la aplicación de las patentes de producto a los medicamentos está produciendo una violación del derecho  humano a la salud.

Asimismo, el Dr. José Ramón Huerta, presidente del Colegio de Médicos de Soria, comentó que «el interés que tienen la industria en que estos tratados salgan adelante lo demuestra que el grupo del medicamento en Bruselas esté haciendo lobby». Y esto afectaría a la investigación, efectos de distribución y fabricación de medicamentos. Por este motivo, el Dr. Huerta puso de manifiesto que lo que está en juego «es algo tan importante como la salud».

La Dra. Mercedes Hurtado, presidenta del Colegio de Médicos de Valencia, resaltó que el propio nombre del TTIP ya es una declaración de intenciones «porque comercio y sanidad juntos, chirrían». Por último, destacó que la «individualista» filosofía sanitaria de Estados Unidos nada tiene que ver con la mentalidad europea.

Para terminar la mesa, los asistentes respondieron a las preguntas que les formuló el coordinador del módulo, Dr. Jacinto Bátiz. El 86% destacaron que el TTIP causará un deterioro de los sistemas sanitarios que repercutirá en los pacientes. Además, la mayoría se mostró «totalmente de acuerdo» a la hora de exigir que los tratados de libre comercio se excluyan explícitamente de todo aquello relacionado con los sistemas de sanidad.

Del mismo modo, se mostraron a favor de que el derecho de atención sanitaria pública no se vea alterado por ningún tratado comercial y consideraron que la puesta en marcha del TTIP puede conducir a una privatización de los sistemas nacionales de salud y a una entrada masiva de capital inversor. Los asistentes señalaron que la firma del TTIP con las grandes corporaciones farmacéuticas lo que pretende es blindar el sistema actual de patentes y reforzarlo evitando intervenciones sobre las mismas de los gobiernos y legislaciones nacional, además de reforzar la fijación de precios del medicamentos «por valor» y evitar la financiación selectiva y mecanismo de compra eficientes para el comprador.  

 

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