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Comportamientos (poco) ejemplares, según el Dr. Rodrigo Gutiérrez Fernández

El doctor Rodrigo Gutiérrez Fernández aborda en su blog (régimen-sanitatis.com) el comportamiento, según el autor, poco ejemplar de los políticos y su repercusión en la población, a raíz de la polémica surgida con el ex consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Juan José Güemes

Madrid, 15 de enero de 2013 (medicosypacientes.com)

“La salud democrática de una nación depende, en buena medida, de la calidad ética de sus ciudadanos y de sus representantes políticos. El fortalecimiento de las instituciones políticas y su credibilidad depende de muchos factores, pero, substancialmente, de la confianza que sean capaces de generar a la ciudadanía.” Preámbulo del Código Ético para Políticos (Code of Ethics for Politicians)Ramon Llull Journal of Applied Ethics, vol. 3, 2012. pp. 9-16.

Una emisora de radio contaba la noticia a través de un comentario editorial: Sanidad pública y privada se cruzan con demasiada facilidad.

La información era posteriormente ampliada, explicando que la empresa de la que es consejero Juan José Güemes se queda con la gestión de los análisis clínicos que él mismo privatizó. El ex consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid forma parte desde agosto del consejo de administración de la empresa sanitaria Unilabs, integrada en el grupo Capio.

La puerta que separa la sanidad pública de la privada empieza a cruzarse en España con demasiada facilidad por parte de los ex directivos y gestores públicos reconvertidos en consejeros, asesores, trabajadores o empresarios de la sanidad privada.

Se trata del fenómeno conocido como “revolving door”, puertas giratorias incrustadas entre el poder  político y el poder económico, que se viene produciendo en diferentes sectores. Es casi un fenómeno de “corrupción institucionalizada” que se adentra en el entramado económico institucional.

La prensa escrita ha completado después la información, aportando más detalles:

– Una empresa de Güemes integrada en Capio se lucrará de la privatización que él mismo aprobó

– La empresa a la que aconseja Güemes se hace con los análisis de seis hospitales

Hace apenas un mes, (2 dic. 2012), el diario EL PAÍS publicaba un interesante reportaje que sigue de plena actualidad y conviene revisar: De la pública a la privada y al revés.

No deja de resultar “llamativo” (por decir algo) que el Consejero que en su día ofertaba “oportunidades de negocio” en la sanidad pública, parece que es el primero que quiere dar “buen ejemplo” de ello…

Las democracias occidentales requieren, -entre otras condiciones-, de la ejemplaridad de los profesionales de la política. Y es que, además de responder ante la ley, como cualquier otro ciudadano, son responsables ante quienes les eligieron. Frecuentemente, observamos (en otros países) que un político, sin haber cometido nada ilícito, se hace reprochable ante la ciudadanía, por lo que debe dimitir, haciéndose inelegible, por haber perdido la confianza de sus electores. En este sentido, la confianza no puede imponerse, la confianza se inspira, surge de una ejemplaridad personal, o lo que es lo mismo, de la excelencia moral, de una práctica íntegra y honesta (honestum). Cicerón, en su obra De officiis (Sobre los deberes) establecía una serie de preceptos morales que debían seguir los gobernantes en su comportamiento, desarrollado en cuatro virtudes fundamentales: sabiduría, justicia, templanza, magnanimidad.

Frente a ese político ideal que genera la confianza de la ciudadanía, existen comportamientos políticos que producen el sentimiento contrario.

El filósofo Javier Gomá Lanzón publicaba en 2009 un excelente ensayo sobre este tema: “Ejemplaridad pública”.  que seguramente debrían repasar muchos responsables públicos. En una entrevista aparecida entonces afirmaba:

– ¿Qué consecuencias tiene la falta de ejemplaridad en nuestra clase política?

“Los políticos tienen dos maneras de influir sobre la sociedad: lo que ellos hacen y lo que ellos son. Lo que ellos hacen son leyes coactivas capaces de transformar la realidad, pero lo que ellos son es a menudo mucho más importante, porque son ejemplos que tienen mucha influencia en nuestra vida, nuestra hacienda y nuestra libertad y se convierten en una fuente de moralidad social. El ejemplo de las personas que ocupan posiciones de poder puede ser extremadamente vertebradora o desvertebradora de la sociedad, y cuando los políticos son ejemplos de un estilo de vida vulgar y no ejemplar, se produce un efecto desmoralizador sobre la sociedad. Lo peor es que los políticos sólo encuentran cómo solución aprobar más y más leyes, es decir, más coacción, con lo cual la falta de ejemplaridad de sus conductas acaba produciendo un exceso de legislación para remediar la corrupción que ellos mismos han generado”.

“Faltan conductas ejemplares, el ejemplo negativo de los políticos desmoraliza a la sociedad, se generaliza la vulgaridad en la conducta y los propios políticos reaccionan con más leyes”.

Porque hay que recordar que “La ejemplaridad está un paso por encima de la ley”, como aseguraba el que fuera catedrático de filosofía del Derecho, presidente del Congreso de los Diputados y uno de los padres de la Constitución, Gregorio Peces-Barba: “Todos los ciudadanos con responsabilidad pública están sometidos a la ley y al derecho, pero por encima de eso existe, además, un cuidado y una exquisitez que es lícito demandar en las formas” (en: Ejemplos más allá de las leyes. EL PAÍS, 29-12-2011).

Algunos autores hablan de “élites extractivas” para referirse a la clase política (en el sentido que le dan Acemoglu y Robinson en su libro “Por qué fracasan los países”). Desde su punto de vista, una élite extractiva se caracterizaría fundamentalmente por “tener un sistema de captura de rentas que permite, sin crear riqueza nueva, detraer rentas de la mayoría de la población en beneficio propio” (Una teoría de la clase política española. EL PAÍS, 8 sep. 2012).

Pareciera como si su paso por la gestión pública  tuviera como único fin y objetivo principal labrarse un buen futuro en el sector privado.

¿Cómo extrañarse así de que los ciudadanos consideren que los políticos son uno de los principales problemas del país, según muestran de forma reiterada los estudios del CIS? Es lógico que cunda la desafección política entre los ciudadanos; el resultado no es otro que el alejamiento y el desinterés por los asuntos públicos, que acaban siendo ?cada vez más- una cuestión privada de unos pocos, que se dedican a gestionarlos en su propio beneficio…

En estos tiempos grises de individualismo e insolidaridad no hemos de olvidar nunca que los privilegios conllevan responsabilidades “…todos somos ejemplos para los demás. Es decir, nuestra conducta es un ejemplo (o contraejemplo) de conducta para el que nos observa o tiene noticia de ella; todos actuamos de espejo para los demás, seamos conscientes o no. Por supuesto, ser un ejemplo y ser ejemplar son dos cosas distintas. Todos los que tienen un cargo o una posición de relevancia en el espacio público multiplican su efecto especular y por tanto su nivel de responsabilidad; que sean ejemplos no quiere decir que sean, sin embargo, ejemplares.” (No ejemplar. EL PAÍS, 14 dic. 2011)

Como recuerda Gomá Lanzón (Las razones de la ejemplaridad): «Nadie es sólo ejemplar en lo público si no lo es en lo privado, y al revés. El concepto abarca todas las dimensiones de la personalidad. Además, va más allá del mero respeto a las leyes. En los últimos dos o tres siglos hemos generado un estado de derecho, que se basa en la idea de constituir una sociedad justa obedeciendo a la Ley. Últimamente nos hemos dado cuenta de que el respeto a la Ley no basta. Es necesario, pero no es suficiente».

“Existen múltiples ejemplos de la vida pública que tienen su explicación en lo privado. A lo mejor un ciudadano o un cargo cumplen la letra de la ley pero no su espíritu hasta un punto que sus acciones puedan resultar repugnantes para la sociedad”.

En fin, apenas si hay disimulo en el saqueo. Un expolio ante el que (casi) no somos nadie como refiere con cierta tristeza Manuel Rivas…”ya están adjudicados el negocio del cuerpo y el negocio del alma”.

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