Entre un 4 y un 10 por ciento de hombres sufren depresión durante las primeras semanas de vida de su bebé, “aunque no necesariamente tiene por qué estar relacionada directamente con el nacimiento”, según explicó la Dra. Gutiérrez-Galve, del Great Ormond Street Hospital de Londres, en el marco de las X Jornadas Científicas de la Fundación Alicia Koplowitz, celebradas en Madrid
Madrid, 2 de noviembre 2015 (medicosypacientes.com)
Entre el 4 y el 10% de los hombres que acaban de ser padres sufren depresión durante las primeras semanas de vida del bebé (no necesariamente relacionada con el nacimiento del pequeño), porcentaje que se incrementa hasta el 30% en el caso de las madres.
“Los hijos de varones que están deprimidos durante el periodo postnatal, es decir, durante las primeras 6?8 semanas de vida del bebé, tienen el doble de riesgo de desarrollar trastornos de la conducta a partir de los tres años de vida”. Así lo señaló la doctora Leticia Gutiérrez-Galve, del Great Ormond Street Hospital de Londres, durante las X Jornadas Científicas de la Fundación Alicia Koplowitz, celebradas en Madrid.
“Tras el nacimiento de un niño, las investigaciones y los cuidados suelen centrarse exclusivamente sobre la madre, dejando un poco de lado al padre”, explicó esta experta. “Sin embargo, la salud mental y emocional del padre también va a afectar de forma importante al desarrollo psicosocial del pequeño, por lo que sería importante prestarle una mayor atención”. Prueba de ello es que, según un estudio presentado por la doctora Gutiérrez-Galve, se estima que el 16,5% de hijos de varones deprimidos en el periodo postnatal pueden desarrollar alteraciones de la conducta durante su infancia, frente al 10,6% de los niños cuyos progenitores no padecen esta patología.
Durante su intervención, la doctora también destacó que la depresión de los padres durante el periodo postnatal influye de manera diferente en los hijos dependiendo de si quien la sufre es el padre o la madre. Así, “mientras que el efecto sobre posibles alteraciones futuras en el niño es muy directo si quien la padece es la madre, si es el padre quien la sufre el efecto es más indirecto y se deriva de la distorsión que el propio comportamiento del varón causa en el entorno y ambiente familiar (relación problemática con la pareja, discusiones, mal humor, etc.)”, explica.
También son distintos los tipos de trastornos que los pequeños pueden desarrollar. “Cuando el padre está deprimido, afecta sobre todo a la esfera de alteraciones de la conducta (el niño no se comporta bien, pega, contesta, no obedece…) Cuando es la madre la que está deprimida, afecta a todos los dominios del pequeño, es decir, tanto a posibles alteraciones del comportamiento como emocionales”.
Asimismo, la doctora Gutiérrez-Galve subrayó que el comportamiento de los padres mientras padecen depresión (discusiones, mayor agresividad verbal, comentarios negativos, más críticas, etc.) pueden llegar a ser aprendidos por los hijos y posteriormente desarrollados en su vida adulta. Por ello, remarcó la importancia de una detección precoz de la depresión en los padres durante el periodo postnatal, diagnóstico que permita abordar pronto la patología y actuar antes de que estos cuadros afecten a los niños. “Es muy importante detectar lo antes posible la depresión en los padres con el fin de que ésta no llegue a afectar al comportamiento de los niños”, ha dicho.
Las X Jornadas Científicas de la fundación Alicia Koplowitz reunieron en Madrid a más de 700 expertos nacionales e internacionales con el fin de actualizar y revisar y hacer una puesta al día de las intervenciones terapéuticas basadas en la evidencia para los distintos trastornos mentales del niño y el adolescente. Por espacio de dos días, los expertos analizaron temas como la aplicación de las nuevas tecnologías en el abordaje y seguimiento de jóvenes con patologías mentales; el papel de los grupos psicoeducativos para padres en Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) o las terapias no farmacológicas para los trastornos de ansiedad, entre otros.