Reconocimiento, justicia, respeto y ayuda real que les equipare con el resto de las víctimas europeas de la talidomida y no los 60 € al mes con los que el Gobierno español pretende expiar su culpa. Es lo que pidieron 5 víctimas de este fármaco que expusieron la vida que llevan, “cargada de obstáculos, trabas y sufrimientos”, mientras dejaron claro que “para nuestros gobernantes, en el mapa de la talidomida, Europa termina en los Pirineos”
Ana Castillo: “mi mayor desgracia no es haber nacido así; mi mayor desgracia es haber nacido así en España”
Ana Maria del Cura: “los datos económicos que se ofrecen nos parecen un insulto”
Jose Ros García: “ha sido una vida cargada de obstáculos, trabas y sinsabores”
Ana Castillo, (Fuenlabrada, Madrid, 1974), supervisora de emergencias en el 112, afectada de los dos brazos y una pierna: “mi mayor desgracia no es haber nacido así; mi mayor desgracia es haber nacido así en España. Porque si hubiese nacido así en cualquier otro país de Europa, hace mucho tiempo que estaría reconocida y ayudada” y pidió a los agentes sociales y políticos, que tienen en sus manos dar solución al tema, “reconocimiento, respecto y, solo desde esa base, ayuda real”.
Esta afectada por la talidomida, una de las más jóvenes de la asociación y activista incansable por los derechos de los afectados contó que ella necesita renovar la prótesis de su pierna y la que le recomienda su ortopédico que le facilitaría un caminar más natural, disminuyendo los dolores que sufre de espalda, no puede costeársela.
“Me temo -dijo- que, a juzgar por la propuesta de asignación económica a las víctimas de la Talidomida seguiré dependiendo del catálogo de prestaciones de la Seguridad Social donde estas rodillas inteligentes ni se contemplan” y añadió que “lo curioso es que si en lugar de ser víctima de la Talidomida, necesitara esta prótesis por haber sufrido un accidente de tráfico, la tendría asegurada”.
Ana Maria del Cura (Somolinos, Guadalajara, 1963), conserje en academia de idiomas, casada, con dos hijas, residente en Azuqueca de Henares, afectada en un brazo y una mano, pidió a los políticos “cinco minutos de sus vidas para que piensen como hemos vivido, como nos hemos sentido en diferentes etapas de nuestra vida” y se brindó a explicarles “todos esos sentimientos que desgraciadamente nos ha tocado vivir: las cosas que no hemos podido alcanzar, los sufrimientos y el dolor por nuestra parte y la de nuestras familias”.
Esta firme colaboradora de AVITE en Castilla la Mancha, expresó su “preocupación e indignación” tras conocer los últimos datos económicos que se ofrecen desde el Gobierno que calificó de “insulto”. Consideró que, después de muchos años de lucha, “se quiere dar carpetazo al asunto tarde y mal”. Reclamó al Estado ayuda real para los afectados, tras poner de manifiesto que muchos “se han quedado en el camino porque han fallecido”, pero “los cuerpos de los que quedan vivos están destrozados y se van deteriorando cada día que pasa a pasos agigantados”.
Maria Garcia Navarrete: “Estamos ansiosos de saber por qué hemos nacido con brazos cortos o ninguno”
Maria Garcia Navarrete (Dehesa de Guadix, Granada, 1953), profesora de Educación Primaria, con 2 hijas, afectada en un brazo y una mano: “Estamos ansiosos de saber porque hemos nacido con brazos cortos o ninguno, con piernas cortas o ninguna” y por ello, dijo que “nos estamos sometiendo a unas pruebas que despejarán nuestras dudas y dará luz a nuestra dignidad, tanto tiempo ocultada para no ser reconocida”.
Maria García, representante de AVITE en Catalunya (reside en Montcada i Reixac, Barcelona), expresó la lucha que han llevado a cabo, una “superación silenciosa -dijo- para que nuestros seres queridos fueran conscientes de nuestras dificultades y una adaptación constante para vivir en una sociedad que no está diseñada para unos esqueletos con malformaciones tan graves como las nuestras”. Finalmente, expresó su deseo para que “no haya talidomídicos de tercer, ni de cuarta”, sino iguales y con los mismos derechos que los del resto del mundo porque “tenemos las mismas malformaciones”.
José Ros García (Veléz Blanco, Almería 1945), empleado municipal, actualmente jubilado, afectado en un brazo, mano y las dos piernas: “ha sido una vida cargada de obstáculos, trabas y sinsabores”, imposible de describir y resumir “tanto sufrimiento, miradas e, incluso, insultos. Mi niñez y juventud fueron muy duras; cuando salía a la calle, las burlas eran patentes”, pero él siempre se ha aferrado con todas sus fuerzas a su máxima: “si quieres, puedes; querer es poder”.
Para este veterano de AVITE, fiel a sus principios, derechos e igualdad, “han caído bastantes barreras arquitectónicas pero aún quedan muchas, las humanas, que son las peores”. Cuestiona que mientras en otros países los afectados están reconocidos, en España “no han querido saber nada de nosotros” y opina que los 20 millones contemplados en los Presupuestos Generales del Estado son simplemente “una limosna” y “un insulto de mal gusto”.
Luisa Torrijo: “Para nuestros gobernantes, en el mapa de la Talidomida, Europa termina en los Pirineos”
Luisa Torrijo Vallespi (Zaragoza, 1963), ama de casa, casada y con dos hijos, se sumó a AVITE para “saber, conocer la verdad” y afirmó que 13 años después “la verdad es que Grünenthal fabricó y patento la talidomida; la verdad es la que justicia Española ha exonerado a esa farmacéutica de toda responsabilidad para con las víctimas; la verdad es que los gobiernos alemán, italiano, inglés,…hace años que reconocieron su parte de culpa con indemnizaciones y pensiones vitalicias de entre 2.000 y 4.000 € al mes, mientras que el Gobierno español pretende expiar su culpa con 60 € al mes”. “Las víctimas no pedimos limosna, queremos justicia y que se nos equipare con el resto de víctimas europeas”.
Esta defensora de los derechos de las víctimas aragonesas (reside en Andorra, Teruel), afectada de los dos brazos y manos, relató que con 18 años no tuvo el valor suficiente para dejar su pueblo e irse a la ciudad a cursar una carrera universitaria, periodismo, que es lo que le gusta. “Dejé que mis limitaciones físicas -afirmó- enterrasen mis aspiraciones académicas y profesionales” y, desde la humildad, quiso dar un titular: “para los gobernantes, en el mapa de la talidomida, Europa termina en los Pirineos”.