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“Mal anda un país cuando una prostituta tiene más libertad que un médico”

El Dr. Sergio Pérez es un psiquiatra cubano, fundador de la Red Mundial de Suicidiólogos, asesor de la Organización Mundial de la Salud en temas de suicidio y un reconocido autor en este tema. Aislado profesionalmente, controlado y fiscalizado por el Ministerio de Salud de su país, no puede salir libremente para sus compromisos y trabajos profesionales, necesitando siempre un permiso especial

Reconoce que es difícil que su contexto varíe y subraya que “mal puede andar un país cuando una prostituta goza de mayor libertad que un médico, porque ella no necesita autorización de funcionario alguno para salir del país y yo tengo que ser autorizado por el ministro”. Ante este escenario, el Dr. Sergio Pérez se muestra muy escéptico y no cree que la reciente visita del presidente estadounidense Barack Obama a Cuba vaya a ayudar a mejorar su situación, “puesto que a las autoridades de Salud les importa un bledo su visita de cara a estas situaciones domésticas. Están más interesados en los negocios que puedan hacer siempre que puedan ejercer como intermediarios”.

¿Desde cuándo atraviesa esta situación de aislamiento? 

En Cuba el aislamiento no es perceptible para un observador no entrenado. Desde hace varios años he tenido que enfrentarme a las máximas autoridades de la Psiquiatría en el país por mi dedicación a este tema. El Comandante Bernabé Ordaz, director de la Revista del Hospital Psiquiátrico de La Habana se negó a publicar mis artículos en la única revista en la que podíamos publicar los psiquiatras pues eran sobre el tema del suicidio. Tuve entonces que publicar en revistas extranjeras.

Hace años le pedí que publicara uno de mis libros y que le donaba los derechos de autor a los pacientes de esa institución con la condición que le hiciera el prólogo. Y en el texto dice todo lo contrario a lo que afirmó en la carta que me envió en respuesta a la que hice a la Comisión Editora, pues se le exigían a mis artículos lo que no cumplían los publicados por los miembros de dicha comisión.

Fui llamado al Ministerio de Salud pues el Jefe del Grupo Nacional de Psiquiatría le hizo una carta al viceministro primero de entonces, el Dr. Abelardo Ramírez en el que le decía que yo “estaba dando datos sobre suicidio que atentaban contra la seguridad del país y que pretendía crear un sistema de salud paralelo en Cuba”.  No pudo probar esas mentiras que aducía y se considero que yo no tenía problemas. Pero no le ocurrió nada a quien dijo esas mentiras que atentaban contra mi actividad profesional. 

Años después se me privó de asistir a un congreso en Uruguay, con todos los gastos cubiertos que es la única manera que puedo salir de Cuba, y me dijeron que no debía asistir pues «no era prudente» que lo hiciera. Pero nunca nadie me dijo quien fue quien considero tal cosa ni quien tomo tal decisión. 

Se me intentó despojar de un viaje a Costa Rica como asesor temporal de la OMS pues deseaban que fuera el Jefe del Grupo Nacional de Psiquiatría, a quien no habían cursado invitación alguna. Me defendí y fui citado por el viceministro de Asistencia Médica a una reunión en una oficina del Palacio de las Convenciones con el presidente de la Sociedad Cubana de Psiquiatría, el Dr. Ricardo González. Y fuimos los dos a Costa Rica. Pero deseaban dárselo a ese señor dadas las ventajas económicas que tales viajes patrocinados por la OMS ofrecían.

Hace meses no se me envían estudiantes ni residentes a mi consulta a pesar de ser el psiquiatra de mayor categoría docente de Granma, mi provincia y desde hace años no se me invita a evento científico alguno en el territorio. 

Recientemente me enteré que mi libro ‘Psicoterapia para aprender a vivir’ fue publicado en el sistema braille para ser presentado en la Feria Internacional del Libro 2016. Ya fue publicado y se me ha mantenido desinformado, no me han avisado, no me han pagado y en esta ocasión denuncié lo sucedido e hice público que había donado mis derechos de autor a la Asociación Nacional del Ciego y Débiles Visuales.  

¿Cómo es su día a día? 

Todos los días son similares. Trabajo en un programa de radio en Consejería, de donde se me ha querido expulsar, pero aun no lo han hecho porque “no han recibido la carta del organismo superior”. Cuando eso suceda, me tendré que ir del programa, lo cual he sabido por personas que trabajan en la radio y que siente admiración por lo que hago y han sido testigos de primera mano de esos comentarios. Trabajo en un centro de rehabilitación de adictos y realizo consultas en el barrio más humilde y con las peores condiciones socioeconómicas desde 1986. 

¿Cómo está siendo fiscalizado? 

Vuelvo a decirle que para un observador no entrenado, pudiera parecer que no estoy fiscalizado. Escribí una carta a Cubadice, programa televisivo en el que denunciaba la actitud de los periodistas ante los males de mi patria y después de esa carta, que fue discutida en las unidades militares y en las reuniones del partido comunista, me han enviado varios “lobos disfrazados de ovejas” como supuestos “disidentes” proponiéndome pegar carteles contra el gobierno, supuestos “periodistas independientes” para hacerme entrevistas, supuestos “pacientes” que me piden si puedo comunicarlos con alguna oficina de derechos humanos para denunciar un prolongado tramite de una vivienda u otra situación, pero no he caído en la trampa de hacerles el juego. Yo amo a mi patria no a quienes la administran que no han probado ser eficientes. 

¿Puede salir con libertad del país? 

En el 2012 no fui autorizado por el actual ministro de Salud a cumplir con dos invitaciones con todos los gastos cubiertos al congreso de Psiquiatría de Chile y al Foro de Prevención del Suicidio de la Asamblea Legislativa de Costa Rica. Con el dinero que me regaló un amigo psiquiatra chileno, el mismo que me había invitado, pude sacar el pasaporte personal y salir sin necesidad de pedir permiso a las autoridades de salud entre 2013 al 2015, asumiendo todos los gastos en Cuba y pidiéndoles a quienes me invitan recuperar lo invertido, lo cual he logrado y a veces he recibido más de lo que he invertido. 

Cuando les enseño los documentos de lo gastado, me dicen: “Doctor, rompa esos papeles. Las personas han pagado para escucharle a usted. Usted recuperara lo invertido y más, así que rompa esos papeles que aquí no le hacen falta”. En 2016 los médicos estamos “regulados” y no podemos salir del país sin autorización del Ministro de Salud. 

¿Necesita un permiso especial? 

Debo pedir permiso escrito del director de mi trabajo, que debe enviar esa carta al director de Salud del municipio, quien tiene que enviarla al director provincial de Salud que debe enviarla al Ministro de Salud quien debe autorizarme o no. Tiene 50 días para responder lo que conlleva que pierda alguna de las invitaciones pues si la cambian de fecha, ya ese trámite no sirve pues hay que empezar de nuevo.

¿Ha tenido que rechazar trabajo en otros países? 

No he estado en esa situación pues el único país donde trabajo es Cuba, atendiendo a mis compatriotas. Pero no voy a ningún país a trabajar enviado por el Ministerio de Salud puesto que según me han informado mis colegas, el ministerio se queda con la mayor parte del dinero. 

¿Recibe ayuda de instituciones internacionales? 

En la década de los 90, traje a mi país un proyecto de Befrienders International, la mayor organización de voluntarios en la prevención del suicidio para invertir más de 800 000 libras esterlinas en crear centros de ayuda al suicida, pero aunque consideraron que el proyecto era muy bueno, no fue aprobada su introducción en Cuba. 

Tuve la oportunidad de realizar una investigación multinacional de la Neurobiología del suicidio con el Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Minas Gerais y tampoco fue aprobado. Entonces ante tantas negativas reiteradas, desistí continuar haciendo lo mismo para recibir la misma respuesta. No se puede. En estos momentos continúo recibiendo ayuda internacional en literatura científica solamente.

¿Cómo se puede solucionar su situación? 

Divulgando la existencia en mi país de esa estúpida resolución que limita mi libertad y atenta contra mi dignidad, pues como he escrito, mal puede andar un país cuando la prostituta goza de mayor libertad que un médico. Ella no necesita autorización de funcionario alguno para salir del país y yo tengo que ser autorizado por el ministro. Mientras mayor sea la solidaridad más posibilidades hay que modifiquen esa absurda medida. 

¿Percibe la solidaridad de otros profesionales sanitarios? 

He recibido muchas muestras de solidaridad de los más eminentes suicidiólogos de Europa, Estados Unidos y América Latina.

¿La visita del presidente Obama puede ayudar a suavizar situaciones como la que está viviendo usted?

No creo que influya la visita de Obama, pues a las autoridades de Salud les importa un bledo para cuestiones domesticas. A ellos les interesa la visita de Obama en cuanto a los negocios que puedan hacer y siempre como intermediarios de esos negocios. Si alguno de mis colegas estadounidenses quisiera hacer un Centro de Prevención del suicidio poniendo el capital y que yo fuera su director, en el que se hicieran capacitaciones e ingresos de ciudadanos extranjeros pagando sus servicios y a ciudadanos cubanos sin costo alguno, no lo permitirían, pues el intermediario tiene que ser el Ministerio de Salud, con quien se tendría que hacer dicho negocio, no conmigo. Y es muy posible que ellos propongan hasta el director, aunque los inversionistas deseen que sea yo quien asuma dicha responsabilidad.  

 

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