lunes, mayo 20, 2024

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Dra. Mercedes Ferreira: “La atención no volverá a ser «normal» en mucho tiempo, por eso debemos fomentar las herramientas con las que contamos”

La Dra. Mercedes Ferreira, médica de Atención Primaria, lleva semanas haciendo frente a la pandemia desde su pequeño centro de salud del área de Ferrol (Galicia), una ardua labor mediante asistencia telefónica y visitas a domicilio que con la desescalada centrará la estrategia frente a la Covid-19 en una nueva etapa donde “la atención no volverá a ser ¨normal¨ en mucho tiempo, por lo que es preciso fomentar las herramientas con las que contamos” – asegura

La Dra. Ferreira destaca la implicación desde el primer momento de los facultativos y resto de profesiones sanitarias que han trabajado en equipo, se han formado y, a pesar de estar en desacuerdo en muchos momentos con los protocolos establecidos, han evolucionado con ellos, y han realizado esfuerzos en todo momento. “No se puede poner en duda nuestro compromiso de servicio” – manifiesta.

Respecto a la situación de la Atención Primaria en España y Galicia lamenta que este nivel asistencial “esté debilitado, algo que se ha notado en muchas zonas, en Galicia llevábamos casi dos años de reivindicaciones, sin una clara respuesta por parte del sistema.  No se puede decir que se tiene la mejor sanidad del mundo y no invertir en ella”.

¿Cuál está siendo el papel de la Atención Primaria en Galicia desde que comenzó la pandemia? 

Hemos funcionado como puerta de entrada al sistema y nos hemos adaptado rápidamente a la nueva situación, asumiendo nuevas formas de trabajar y nuevas formas de organización en los equipos.

Hay compañeros teletrabajando por riesgo laboral. Ha habido diferencias entre las distintas áreas.  En el área en el que trabajo, Ferrol, en los centros grandes se formaron retenes para no exponer a todo el personal, y se estableció circuito covid-19 y circuito no covid-19. La consulta telefónica, que ya existía y con la que los pacientes estaban familiarizados, se estableció como filtro inicial en la asistencia.  La prioridad pasó a ser la seguridad tanto del personal sanitario como de la población, por ejemplo, en cuanto al uso de EPis se convirtió en la norma del día a día y muchos de nosotros sacamos del armario los uniformes de trabajo. 

Yo trabajo en un centro rural, de una población dispersa y envejecida, somos en el servicio un total de cuatro centros para unos 200 km cuadrados. En mi centro en concreto somos un único equipo de enfermera, administrativa y médica, todo femenino. A nosotras nos toca hacer la atención tanto covid como no covid. Tenemos una sala amplia para valoración y exploración de casos sospechosos covid-19 y la mayoría de las atenciones se realizan de forma telefónica. En este sentido tenemos la ventaja que conocemos a los pacientes y ellos nos conocen a nosotras y por tanto la colaboración de la población, como siempre, ha sido muy buena. 

Parte de la atención la realizamos en el coche, en la puerta del centro, como puede ser los controles de anticoagulación periódicos que realizan los pacientes que toman sintrom.  Ha habido que priorizar la asistencia, añadiendo más incertidumbre al día a día, obligando a mayor seguimiento de tratamientos y de evoluciones.  Hemos fomentado la consulta proactiva principalmente en pacientes crónicos, pacientes que viven solos, vulnerables… a los que una llamada de teléfono les resulta de gran ayuda. 

En nuestro ayuntamiento contamos con un buen apoyo de servicios sociales, muy necesario.  La relación con el hospital también ha variado, intensificando aún más el contacto por teleconsulta, que ya estaba instaurada desde hace años y el contacto telefónico, bidireccional, mientras que al manejo de la patología habitual se le ha añadido el estudio de protocolos cambiantes, manejo de sospecha covid-19, manejo de casos confirmados, decisiones de necesidad de derivaciones; con cambios constantes en el conocimiento y manejo. En nuestro caso también nos toca medicalizar un traslado en ambulancia si el paciente lo requiere, añadiendo como novedad la desinfección con ozono. 

¿Han sido las UCIS y la Atención Primaria las trincheras ante la Covid19?

Las realidades de las distintas zonas de España han sido diferentes. En Galicia también ha habido diferencias según las áreas. Pero la adaptación ha sido ágil y no hemos llegado a la saturación del sistema.  Se han ampliado las plazas UCI, así como se ha producido un gran esfuerzo tanto en los servicios de infecciosos, urgencias hospitalarias, extrahospitalarias, ucis, donde el personal se ha implicado desde el primer momento. La Atención Primaria se ha encargado de la mayoría de las sospechas de casos y del seguimiento de los casos leves, favoreciendo que no se acudiese a los hospitales, salvo necesidad.

¿Cómo va a ser en esta fase de desescalada en la que la AP será la principal protagonista frente a la Covid19?

 Se están elaborando protocolos, pero no todos los centros cumplen las mismas características. Va a ser una etapa difícil, no podemos perder la perspectiva de garantizar la seguridad, los pacientes necesitan ser atendidos, pero hay que establecer prioridades. Los autocuidados son esenciales, necesitamos la colaboración de la población.

La atención no volverá a ser » normal» en mucho tiempo, por eso debemos fomentar las herramientas con las que contamos, teléfono, internet, programas de teleasistencia como puede ser el TELEA (para patologías crónicas), debemos hacer un uso responsable del sistema sanitario, como comunidad.   En Galicia disponemos de una buena historia clínica común para todo el sistema, receta electrónica desde hace más de 10 años, una teleconsulta muy instaurada, sistemas de seguimiento telemático de enfermos crónicos. Centros con múltiples líneas telefónicas.  Partiendo de esta situación debemos intentar mejorarlo y ponerlo al servicio de la situación actual.             

 ¿Estamos preparados para un rebrote?

 Estamos en mejores condiciones que las iniciales. Conocemos más de la enfermedad, estamos más entrenados, pero el tiempo a veces también genera confianza, y puede ser traicionera. No es momento de bajar la guardia y tanto a sanitarios como a población nos toca ser responsables.

 ¿Cuál ha sido su labor en concreto desde que comenzó la crisis sanitaria?

Como médica única de mi centro la mayoría de la asistencia ha sido telefónica, muy apoyada en el correo electrónico. Las visitas a domicilio las he realizado sólo en casos necesarios para toma de decisiones y se ha reforzado la figura del cuidador. Nosotros podemos ser fuente de contagio y tenemos la obligación de proteger a nuestros pacientes.  Por todo ello, en el centro se intenta que no coincidan pacientes en la sala de espera, se han valorado tanto casos de sospecha covid-19 como de otras patologías y se hace valoración telefónica de múltiples tipos de consulta.

En nuestro caso concreto se ha incrementado en las primeras semanas del estado de alarma las descompensaciones de ansiedad, hemos manejado posibles casos covid-19, hemos pedido test y hemos dado diagnósticos covid-19, realizado el seguimiento. 

¿Nos puede contar alguna situación que le haya estremecido de manera especial? 

El sentimiento de vulnerabilidad de que nadie estamos libres de ser afectados y poder tener complicaciones. La enfermedad covid-19 de compañeros, de gente cercana, y mucho más el fallecimiento de gente joven y, por supuesto, de algún médico vocacional que lo ha dado todo, incluida su vida.

¿Los pacientes tenían miedo de ser derivados al hospital?

Mucho, y siguen teniéndolo. En la población en la que trabajo ya por norma general son reacios a desplazamientos al hospital, y en esta situación mucho más. En colaboración con Medicina Interna hemos incluso puesto pautas de medicación i.v en el centro de salud, durante días, de forma puntual.

¿Cómo valoraría la actuación de los médicos en esta crisis?

Se han implicado desde el primer momento; se ha trabajado en equipo y se ha realizado formación continua, todo ello también en horas fuera de la jornada laboral. Aún en desacuerdo en muchos momentos con los protocolos establecidos, se ha ido evolucionando con ellos, y se ha realizado esfuerzo en todo momento. No se puede poner en duda nuestro compromiso de servicio.

 ¿Qué está siendo lo más duro? ¿cree que esta crisis va a tener una factura en la salud mental de los profesionales? ¿Conoce a profesionales afectados a nivel emocional y psicológico?

Para mí lo más duro es la falta de contacto físico y de libertad, llevo auto aislada en mi casa desde antes del estado de alarma.  Con relación por videollamada con la familia, con la que convivía, gracias a que vivimos en la era de la comunicación que nos permite tener relaciones sociales, y no sentir soledad.  Anímicamente me encuentro bien, he usado de terapia la actividad física y la pintura.  No obstante, si conozco a compañeros afectados, más en las zonas de España donde han tenido más casos. 

Quisiera recordar que tenemos disponibles programas de asistencia a profesionales, y seguramente necesitarán ser usados por muchos de nosotros.  Estamos acostumbrados al manejo de casos difíciles, a dar malas noticias, y a recomponernos, forma parte de nuestro trabajo, pero no debemos de olvidar que somos personas, y somos vulnerables.

¿Han contado con el debido material de protección? 

En el centro disponíamos de un stock al inicio de esta pandemia que nos llegó hasta que empezó a llegar material. Puedo decir que he sido privilegiada, porque en las primeras semanas la distribución fue escasa y si hubo compañeros que sufrieron exposiciones sin EPIS o con EPIS insuficientes.  Actualmente si existe reposición fluida de EPIS, aunque la calidad de los mismos puede en ocasiones generar dudas.

¿Considera que esta crisis puede o debe hacer que las administraciones se replanteen el papel y financiación de la Atención Primaria de una vez por todas? 

Llevo trabajando en Atención Primaria 18 años y siempre he escuchado a los directivos decir que la Atención Primaria es el eje del sistema. La teoría se la saben, pero también muchos de ellos muestran gran desconocimiento de lo que hacemos.  Las gerencias en su gran mayoría se han establecido en los hospitales, y son éstos los que absorben el día a día. 

En los equipos directivos la Atención Primaria no tiene el peso que le correspondería, estando más representado el hospitalcentrismo. La mayoría de los cuidados deberían de ser autogestionados por el paciente o su cuidador, en segundo nivel resolverlo en una Atención Primaria resolutiva y bien dotada y por último, y en pocos casos, tener al hospital como apoyo. En muchas ocasiones se ha fomentado que el paciente acuda al hospital, y existen pacientes que van a múltiples consultas hospitalarias y no conocen a su médico de Atención Primaria.  Cambiar eso es labor de todos, pero las administraciones deben jugar el papel principal.  Actualmente la atención primaria está debilitada, y eso se ha notado en muchas zonas, en Galicia llevábamos casi dos años de reivindicaciones, sin una clara respuesta por parte del sistema.  No se puede decir que se tiene la mejor sanidad del mundo y no invertir en ella.

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