Médicos y PAcientes ha entrevistado a la Dra. Cristina Abadía, colaboradora de la Fundación Galatea, acerca de la salud mental de los médicos jóvenes y las herramientas de autocuidado, y destaca que "es recomendable pedir ayuda cuando se empiezan a presentar alteraciones ya sea a nivel emocional, mental o incluso físico"
Un estudiante de Medicina que empieza la carrera está acostumbrado a destacar por sus resultados académicos, ¿cómo debe gestionar que a partir de ese momento puede no estar entre los mejores?
Para acceder a la facultad de Medicina se necesita una nota muy elevada y, por lo tanto se trata de estudiantes académicamente muy potentes, con una gran disciplina y esfuerzo, que nace ya en edades muy prematuras. Pero también con una elevada autoexigencia, que les causa estrés y ansiedad. Mantener los buenos resultados con la exigencia académica de la facultad puede resultar complicado, y cuando no logran las expectativas elevadas que tenían, les causa frustración. La gestión en estas emociones y la gestión del estrés se convierten en piezas clave, además del nivel académico.
Se trata de una carrera muy exigente, pero es necesario poner límites, ¿cómo se aprende a poner estos límites?
A causa de la exigencia del plan de estudios, la vida externa a la carrera se ve afectada. Empiezan a relacionarse sólo con el entorno de la facultad, y abandonan el contacto con su entorno social, así como otros factores protectores como hábitos de vida saludables que nos protegen del estrés.
¿Cuáles son las razones por las que los profesionales de la Medicina sufren enfermedades mentales en mayor medida que la población en general?
Hay que tener en cuenta que el perfil del estudiante de medicina es de elevada autoexigencia, perfeccionista, muy competitivo/a, con un funcionamiento personal con tendencia a la rigidez y a menudo con unas expectativas sobre la profesión médica un tanto ilusorias. Estos factores conforman un cóctel, junto con los otros factores descritos
¿Cuándo hay que pedir ayuda? ¿Qué señales pueden alertar de que uno no está bien?
Es recomendable pedir ayuda cuando se empiezan a presentar alteraciones ya sea a nivel emocional, mental o incluso físico. Son señales de alarma de que algo empieza a no funcionar correctamente, o que estamos empezando a tener dificultades para corregirlo de forma natural a través de los factores protectores que hay en nuestra vida.
¿Cómo pueden ayudar los compañeros en este sentido?
Los compañeros y los equipos de trabajo han demostrado ser el factor protector más importante respecto a temas de salud mental. Lo único que nos va en contra en nuestra profesión es la dificultad que tenemos de pedir ayuda.
¿Cómo se puede “educar” a este sector profesional para que pidan ayuda y aprendan a ser pacientes? ¿Cuándo debe empezar este proceso de aprendizaje y normalización?
Abordando tres ejes:
- Estudiar Medicina se convierte a menudo en un proyecto familiar, y esto añade presión al estudiante para cumplir las expectativas de lo que se espera de él o ella. Por lo tanto hay que empezar desde el ámbito familiar rebajando expectativas y autoexigencia
- Introduciendo en el ámbito académico no sólo conocimientos técnicos son también conocimientos en materia de gestión emocional, relacional y de habilidades comunicativas, que son a la vez esenciales en la condición médica.
- Normalizar que puedan tener problemas en un momento determinado, pero dándoles la información de que hay muchas personas y servicios en el sistema sanitario capaces de ayudarlos y acompañarlos.
¿Qué herramientas o consejos se pueden dar a los profesionales de este ámbito para que no se centren solo en el trabajo y dejen de lado todas las otras facetas de la vida?
Que rebajen expectativas sobre la profesión, que no olviden lo que les llena fuera del ámbito académico, que busquen momentos de reparación, de autodescubrimiento. Pero a veces hay que ayudarlos, porque como decíamos esto viene de lejos….
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