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Dr. Manuel Devesa: “En África se produce una fístula obstétrica cada 50 partos provocando enormes problemas físicos y psíquicos en las mujeres”

El Dr. José Manuel Devesa, cirujano del Hospital Universitario Ramón y Cajal, compagina su trabajo con su labor de cooperante desde hace 10 años para viajar a Madagascar con un equipo y operar a mujeres con fístula obstétrica, una patología causada por partos mal asistidos que padecen entre 2 y 3 millones de mujeres en el mundo y que las condena, la mayor parte adolescentes, a la marginación. Según explica en esta entrevista, con motivo del Día Internacional de la Fístula Obstétrica, en África se produce “una fístula cada 50 partos provocando enormes problemas físicos, psíquicos y sociales”, ya que muchas mujeres son abandonadas a causa de padecer esta patología

El Dr. Devesa junto a su equipo ya ha intervenido quirúrgicamente a más de 100 mujeres, la mayoría de ellas niñas y adolescentes, que sufren de fístula obstétrica. Esta lesión se trata de un orificio entre el canal del parto y la vejiga o recto causado por la prolongación u obstrucción de un parto difícil, con muerte fetal, sin recibir la atención médica adecuada y cuyas secuelas condenan a las afectadas a la exclusión social.

 
La Fundación de los Colegios Médicos para la Cooperación Internacional (FCOMCI) se suma a la celebración del Día Internacional de la Erradicación de la Fístula Obstétrica para llamar la atención sobre este problema y sumarse a los esfuerzos internacionales para erradicar esta enfermedad e intensificar de manera significativa las medidas dirigidas a erradicarla. 
 
Por ello, resalta la importancia de la cooperación internacional y facilita la labor del colectivo médico cooperante para mejorar el acceso a la sanidad de la población más desfavorecida en los países de bajos ingresos y combatir con asistencia sanitaria las complicaciones del embarazo o del parto que cada día sufren muchas mujeres en estos países.
 
El Dr. Devesa, ejemplo de ello, ha desarrollado Misiones Médico-Humanitarias en Angola, Guinea Bissau, Irak, Cameroun y Madagascar, y en Liberia con la Fundación Mujeres por África para operar a las mujeres víctimas de esta patología, sobre todo en las adolescentes, donde el embarazo y el parto son especialmente peligrosos, ya que todavía no han llegado a una completa madurez física y hay mayor riesgo potencial de obstrucción del trabajo de parto. 
 
La fístula obstétrica se puede prevenir y, en la mayoría de los casos, tratar con cirugía reconstructiva para reparar la lesión. Pero, el tratamiento quirúrgico de la fístula es muy complejo y, si no se tienen los conocimientos y entrenamientos específicos, el índice de fracasos puede ser muy alto. Sin embargo, según cuenta el Dr. Devesa, en esta entrevista, actualmente su equipo y él tiene “la satisfacción de curar a un alto porcentaje de las que operamos, que ronda el 90%”.
 
Asimismo, como medidas preventivas, insiste en la necesidad de formar tanto a profesionales capaces de asistir partos en estas sociedades con difícil acceso a servicios sanitarios y a la población en general cuyos factores culturales les llevan a contraer matrimonios a edades muy tempranas.
 
¿Por qué se produce la fístula obstétrica?
 
La fístula obstétrica es la consecuencia de un parto obstruido. Si la cabeza del feto es muy grande para el tamaño de la pelvis de la madre, o viene en una posición anómala, el feto se queda encajado en la pelvis de la madre. 
 
Si en esas circunstancias, nadie puede aplicar un fórceps o realizar una cesárea por falta de asistencia especializada, el feto se muere y, si la madre no fallece, tendrán que pasar horas o días para esperar a que el feto se encoja y pueda ser extraído de la pelvis materna.
 
Durante ese tiempo fatídico, el feto está ejerciendo una presión contra la vejiga, y a veces también el recto, produciendo una falta de riego sanguíneo en esa zona comprimida, lo que da lugar a un proceso de necrosis con la consiguiente comunicación entre la vagina y la vejiga, y a veces también entre la vagina y el recto. Esa comunicación entre las 2 o 3 cavidades es la fístula. Entonces, cuando el feto es finalmente extraído, la orina, y a veces también las heces, empiezan a salir sin control a través de la vagina, por esa comunicación que existe con la vejiga y con el recto. 
 
¿Cuáles son las consecuencias físicas, psíquicas y sociales que conlleva para la salud de las mujeres?
 
En las físicas, depende del calibre de la fístula, pero en general infecciones urinarias prácticamente continuas o muy frecuentes, con riesgo de afectación de los riñones, o sepsis y muerte. Irritación crónica de las ingles o alrededor del ano, esterilidad, mal olor continúo.
 
En cuanto a las psíquicas y sociales, depresión, pérdida completa de la autoestima, abandono por parte del marido y generalmente de la familia, soledad, hambre y rechazo de la sociedad.
 
¿En qué lugares predomina esta práctica? ¿Cuál es su incidencia?
 
En toda el África Subsahariana, muchos países de Asia, y zonas aisladas de Sudamérica, donde no haya asistencia al parto.
 
En África, con variaciones lógicas según los países, se produce una fístula obstétrica cada 50 partos, de manera que se calcula que hay entre 2 y 3 millones de mujeres que la padecen. En África subsahariana se producen unos 8 millones de partos sin asistencia y casi el 40% son partos obstruidos.
 
¿Cuál es el papel de los médicos para erradicar esta patología? ¿Y la de las autoridades internacionales? 
 
Por parte de los médicos, tener conocimientos obstétricos para saber atender un parto obstruido y poder hacer una cesárea sin demora.         Equipo quirúrgico en el Hospital Ngaoundére                                                                                                                                                                                                             Centro de reparación de fístula ©UNFPA Cameroon
 
De las Autoridades internacionales, ninguno. Es labor de los gobiernos de esos países para que doten de medios asistenciales y humanos a su población. Los gobiernos internacionales y ONG-s pueden aportar medios humanos y materiales, pero si los gobiernos nacionales no los utilizan y desvían el dinero es como si no existieran.
 
¿Qué labor de concienciación podría hacerse?
 
A nivel de los gobiernos, hacer que las mujeres den a luz en los hospitales o maternidades, no cobrándoles por ello, y tener las dotaciones humanas y materiales necesarias. A nivel de cooperantes, difundir la información del drama que supone y su magnitud, para que haya grupos de cooperantes especializados que se desplacen en campañas concretas para hacer las operaciones y formar a cirujanos nativos.
 
¿Qué acciones de prevención pueden realizarse en sociedades donde es común el embarazo en la adolescencia y los matrimonios precoces?
 
La educación de la mujer, haciéndole completar sus estudios. En África subsahariana, en términos generales, se sabe que entre las madres adolescentes el 60% de ellas no tiene educación frente al 17% de las que tienen educación secundaria o superior. 
 
La educación del hombre, favoreciendo que su mujer acuda a dar a luz a un Centro asistencial. En África, en general, la mujer no tiene capacidad decisoria autónoma, es el hombre el que decide. Factores culturales que eviten los matrimonios en esas edades.
 
¿La cirugía reconstructiva, practicada por un cirujano experto, puede reparar la lesión?
 
En el 90%-95% de los casos sí, aunque se necesita estar familiarizado con las técnicas, que a veces son muy complejas.
 
¿Cómo pueden mejorarse el acceso a los servicios de salud materna en estos países? 
 
Es un problema económico y de voluntad de los gobiernos. Saben lo que hay que hacer y si no lo hacen es por su responsabilidad. Ocasionalmente puede ser que no dispongan de medios económicos, para desarrollar las infraestructuras, pero se pueden hacer muchas cosas con poco dinero. El problema es que hay muchas ayudas que no llegan o llegan y se desvían a otros fines, la mayor parte de las veces de tipo lucrativo personal. Se necesitan Centros sencillos con personal formado en asistencia obstétrica básica.
 
¿Es necesaria una unidad quirúrgica junto a las matronas en la atención al parto de madres primerizas?
 
Sí, pero es sencillo de organizar si hay voluntad. Hay Misiones en las que las propias monjas aprendieron a hacer cesáreas. Hay que identificar los embarazos de riesgo de parto obstruido y derivar a estas mujeres a un Centro asistencial cuando llegue el momento
 
¿Y la formación de matronas y médicos?
 
Es imprescindible, pero son los gobiernos los que tienen que favorecerlo y solicitarlo. Hay muchísimos cooperantes y futuros cooperantes que estarían encantados de hacerlo
 
Como cirujano, ¿cuál ha sido su experiencia?
 
Yo, por mi cuenta, con un grupo de colaboradores que tienen esa misma vocación, desde hace 10 años desarrollamos con modestia un programa de este tipo en Madagascar, y también participé en otro en Liberia, con la Fundación Mujeres por África, que hubo que interrumpir por el Ébola.
 
Para aprender los secretos de la técnica tuve que desplazarme al hospital “The Addis Abbeba Fistula Hospital”, fundado por un matrimonio de ginecólogos australianos, exclusivamente para atender esta patología. Son los que tienen mayor experiencia en el mundo.
Nosotros hacemos una campaña anual y aunque nuestra aportación es necesariamente modesta en número de pacientes tratadas, actualmente tenemos la satisfacción de curar a un alto porcentaje de las que operamos, que ronda el 90%
 
El Dr. Manuel Devesa escribió la novela «Viaje al dolor de África», acerca de la historia real de una de estas adolescentes y su experiencia en las misiones quirúrgicas.
 
(Se adjunta más información sobre la Fístula Obstétrica del  UNFPA (Fondo de Población de las Naciones Unidas)
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