La Organización Médica Colegial recuerda la importancia de estar completamente inmunizados con la vacunación correspondiente; contar con una correcta higiene de manos y el uso de la mascarilla en los casos indicados para lograr reducir considerablemente la transmisión de enfermedades, en épocas de mayor impacto de enfermedades respiratorias.
Estas tres medidas resultan especialmente relevantes en el actual contexto de virus respiratorios, por ello la vacunación frente a la gripe o la COVID-19 cobra una importancia especial. No hablamos de una molestia pasajera: la gripe causa cada año miles de hospitalizaciones y muertes, especialmente entre personas mayores, enfermos crónicos y profesionales sanitarios. Vacunarse no es solo un acto de autoprotección; es también un gesto de responsabilidad colectiva, un compromiso con quienes más riesgo tienen.
La OMC subraya que, aunque la pandemia de COVID-19 transformó las medidas de protección, esas tres herramientas continúan siendo esenciales ante la aparición de nuevas variantes virales, brotes de otras patologías y otras enfermedades prevenibles. “Vacunarse no es solo protegerse a uno mismo: es proteger a la comunidad”.
Asimismo, la organización recuerda que el lavado de manos sigue siendo “la primera barrera frente a los gérmenes” y que la mascarilla puede marcar la diferencia cuando el riesgo de transmisión es elevado -por ejemplo- en transporte público, hospitales o reuniones multitudinarias.
Por todo ello, desde la OMC se recomienda consultar al médico o al centro de salud sobre el calendario vacunal actualizado; tener acceso a estaciones de higiene de manos (agua, jabón o gel hidroalcohólico) en espacios públicos y privados y usar mascarilla en ambientes cerrados, con poco ventilación o alta densidad de personas.
El presidente de la OMC, Tomás Cobo, subraya que “las vacunas son una de las mayores conquistas de la humanidad. Gracias a ellas, la viruela desapareció, la poliomielitis está a punto de hacerlo, y enfermedades que antes diezmaban poblaciones hoy son apenas un recuerdo en los libros de historia. Son, junto al agua potable, la intervención de salud pública que más vidas ha salvado. Y, pese a todo, aún hoy, en pleno siglo XXI, debemos seguir defendiendo su valor frente a la desinformación y la desconfianza”.



