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Un estudio demuestra que el dolor de espalda mejora más con un colchón de firmeza intermedia que con uno muy firme

En contra de la creencia popular, un colchón de firmeza intermedia es mejor que uno muy firme para los pacientes con dolor lumbar; mejora más del doble el dolor lumbar en la cama y al levantarse, y reduce el grado de discapacidad

Así se ha demostrado en todos los estudios científicos realizados en este campo. En el más importante de ellos, un ensayo clínico aleatorizado y a doble ciego desarrollado en España y publicado por Lancet, usar un colchón de firmeza intermedia tuvo un efecto mayor que varios tratamientos médicos, y permitió reducir o abandonar el tratamiento farmacológico a un porcentaje significativo de pacientes. Dada la relevancia clínica de este aspecto, una reciente campaña audiovisual protagonizada por su primer autor, el Dr. Kovacs, director de la Red Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda (REIDE) y de la Unidad de la Espalda del Hospital Universitario HLA-Moncloa, informa de las diversas creencias erróneas alrededor de la elección del colchón.

Además de la firmeza, otra creencia es que es esencial cual sea el material con el que esté fabricado el colchón. Las distintas alternativas tienen precios muy diferentes, pero ningún estudio científico ha demostrado que los colchones de material viscoelástico, como tempur o látex, sean mejores para la columna que los de muelles. Es posible que algunos materiales viscoelásticos mantengan sus propiedades durante más tiempo que los muelles, pero se desconoce si eso es relevante para la salud de la espalda. Y, si la diferencia de precio es significativa, podría ser más eficiente cambiar de colchón de muelles cada 5-7 años, que mantener durante unos años más uno mucho más caro.

Desde el punto de vista ergonómico, se asume que conviene que el material del colchón sea suficientemente firme para mantener la espalda en un plano horizontal, pero suficientemente deformable como para adaptarse a la curvatura fisiológica de la columna. Y que el colchón sea lo suficientemente grande para que las personas puedan moverse libremente durante su tiempo de descanso. 

Según el Dr. Kovacs, «durante décadas, los médicos hemos creído que a los pacientes con lumbalgia inespecífica les convenía usar colchones muy duros o poner una tabla debajo. Ahora, todas las pruebas científicas disponibles demuestran que estábamos equivocados, y eso nos recuerda que necesitamos comprobar científicamente incluso las asunciones que nos parecen más obvias, para asegurar que las recomendaciones que transmitimos a nuestros pacientes con la mejor intención realmente les resultan útiles».

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