La publicidad vista desde el punto de vista de la deontología médica y desde la ética periodística, centró la participación de Teresa Alfageme, directora de comunicación de la Organización Médica Colegial en el Congreso de la Asociación de Informadores Sanitarios (ANIS) que se celebró el pasado fin de semana en Pamplona
Bajo el título de “Periodismo sanitario y publicidad: “Unidos y revueltos”, abordaron este tema Francisco Fernández, director de comunicación de Farmaindustria; Juan Blanco, Director del digital ConSalud, y Manuel Mediavilla, periodista freelance, bajo la moderación de Coral Larrosa, redactora de salud de Informativos Telecinco.
Teresa Alfageme, que también es vicepresidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), abordó el tema planteado desde la deontología médica, periodística y de la comunicación. Aseguró que en los tres ámbitos la información sanitaria y la publicidad “van unidos, pero nunca deben de ir revueltos”.
Desde el punto de vista de la ética periodística, afirmó que el periodista “está obligado a distinguir formal y rigurosamente entre publicidad e información, trabajando con responsabilidad, no alimentando falsas expectativas y evitando los conflictos de interés en sus informaciones”.
Se refirió a la incompatibilidad que supone el ejercicio simultáneo de la información y la publicidad, en especial, aquellas que supongan un conflicto de intereses con el ejercicio de la profesión periodista. También aludió a lo que establece el código de FAPE de que el periodista “no aceptará retribuciones por promover, orientar, influir o haber publicado informaciones u opiniones” y sobre la actuación de empresas, organizaciones o instituciones, se mostró tajante: “nunca se debe de pagar por informar”.
Desde el punto de vista de la deontología médica, hizo referencia al Código de Deontología que establece que “la profesión médica tiene derecho a utilizar la publicidad” siempre que el anuncio guarde un equilibrio entre dar a conocer los servicios que presta un médico y “la información que debe de tener un paciente para elegir sus necesidades asistenciales con garantías”.
En lo referente a que no se utilice la publicidad para fomentar esperanzas engañosas de curación ni para promover falsas necesidades relacionadas con la salud, aludió a varios ejemplos de publicidad –en muchos casos, también prohibidos por Ley- como el caso de la bebida isotónica para deportistas, anunciada por personas famosas y conocidas “con una clara intencionalidad subliminal de inducción al consumo de alcohol de los más jóvenes e, incluso, niños”, como así lo denunció la OMC y la Sociedad Española de Medicina del Deporte (SEMED).
Hizo referencia a los conflictos ético-deontológicos que plantea la publicidad de la industria farmacéutica o alimentaria de “dudoso beneficio para la salud”, avalada por instituciones, organizaciones y sociedades científicas de los que también se ha hecho eco la corporación médica.
Habló de las terapias no convencionales, tanto desde el punto de vista de la ética como desde la legalidad y puso como ejemplo el MMS, más conocido como clorito de sodio que, según sus promotores cura todo tipo de enfermedades: desde el cáncer al autismo. Se trata –explicó- de un producto prohibido en España, pero que se sigue vendiendo y sus promotores, entre ellos, el horticultor catalán Josep Pamies sigue dando charlas, incluso en instituciones públicas, en medio de la “permisividad y pasividad” de las autoridades sanitarias.
Observatorio contra las pseudociencias
Contó que, ante el auge de estas terapias que responden claramente a publicidad engañosa, la OMC ha puesto en marcha un Observatorio contra las pseudociencias, pseudoterapias, el intrusismo y las sectas sanitarias, con el objetivo de informar y concienciar a ciudadanos, profesionales y Administraciones, así como para velar y garantizar que en la cartera de servicios del Sistema Público de Salud no se utilicen las falsas terapias que no tengan un sustrato científico.
Concluyó con una petición a los periodistas sanitarios para que, por salud pública y la seguridad de los pacientes, colaboren para exigir a las Administraciones públicas que se investiguen estas terapias alternativas.
Todos los participantes en la mesa han coincidido en la importancia de avanzar en la autorregulación y la aplicación de códigos éticos que permitan ejercer la profesión periodística desde el rigor y la independencia. “La información sobre medicamentos –destacó Francisco Fernández, Dircom de Farmaindustria- ha de ser precisa, equilibrada, honesta y objetiva y debe basarse en la evaluación científica”.
Por su parte Juan Blanco puso de manifiesto el hecho de que “ningún medio de comunicación es independiente ni objetivo al cien por cien, pero esto se puede compatibilizar con la ética y el rigor”.
Por su parte, Manuel Mediavilla, aseguró que “el patrocinio no es por sí mismo ni positivo ni negativo, pero siempre que el profesional mantenga su independencia”.
En el transcurso del debate se mencionaron algunos casos concretos en los que la publicidad y la información no están debidamente delimitadas y, a este respecto, Emilio de Benito, presidente de la Asociación Nacional de Informadores Sanitarios (ANIS), anunció que se está planteando la creación de una Comisión de Ética para analizar estas situaciones.