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Sofocos

 

Madrid, 5 de noviembre 2012 (medicosypacientes.com)

Denominamos «sofocos» a una sensación intensa de calor que suele producirse en las personas en torno a los 40-50 años, con manifestaciones ostensiblemente físicas (rubor, sudoración,…), sin relación con la temperatura ambiente, y de diferente intensidad en quien la sufre.

Aunque popularmente se reconoce como un síntoma identificativo del cese de la menstruación en la mujer (menopausia), lo cierto es que los sofocos se manifiestan tanto en los hombres como en las mujeres.

En la mujer los sofocos son debidos a un descenso brusco de la cantidad de estrógenos que genera el organismo, debido a que el ovario deja de tener folículos y su producción de hormonas queda prácticamente abolida. Los sofocos son la primera señal de la menopausia, apareciendo antes del cese definitivo de las menstruaciones, aumentando en intensidad a medida que van desapareciendo las hormonas. No en todas las mujeres tiene la misma intensidad o duración, aunque en un porcentaje importante suelen durar unos cinco años. Los episodios suelen ser incómodos, generando con frecuencia insomnio y ansiedad, de aparición y cese bruscos, de duración variable, aunque no suelen persistir más de algunos minutos. Se localizan en el tronco y cuello, y aunque son reflejos de la perimenopausia, circunstancialmente puede aparecer en otros periodos fértiles de la vida por alguna deprivación hormonal momentánea. Las mujeres que pierden sus ovarios quirúrgicamente suelen tener sofocos más intensos.

No existe ningún tratamiento efectivo, pero se ha comprobado que las mujeres orientales tienen menos sofocos que las occidentales, circunstancia que se ha asociado con el consumo de soja que las culturas orientales tienen, por lo que se recomienda su ingesta a quien padece estos síntomas.

De igual manera que las mujeres padecen una deprivación de estrógenos, los hombres sufren un descenso de testosterona. Esta deprivación hormonal es mucho más temprana y mucho más lenta en los varones, de tal forma que la inmensa mayoría de los hombres no asocian ese calor inesperado que padecen a síntomas andropáusicos. En el varón comienza la andropausia a finales de la treintena y tiene además de las manifestaciones vasomotoras (calor y sudoración), manifestaciones psicológicas, periodos de tristeza  no muy explicable, y las erecciones dejan de ser plenas. En el varón, el tratamiento de las molestias suele ser distinto, pues los sofocos no le provocan mucho disconfort; sí en cambio afectan a su esfera sexual y es el motivo por el que los varones consultan a su médico de cabecera. Cuando surge este problema es cuando la abstinencia o descenso en el consumo de tabaco y alcohol encuentra resultados más evidentes y mejores, pues ambas drogas influyen sobremanera en la potencia sexual.

Dr. Juan Manuel Garrote Díaz,
médico de familia

 

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