Médicos y Pacientes entrevista a Quique Bassat, director del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), quien participará en el V Congreso de Cooperación Internacional de la Fundación para la Cooperación Internacional de la Organización Médica Colegial (FCOMCI), que se celebrará en San Sebastián los próximos 6 y 7 de noviembre bajo el lema: “Sembrando el futuro: infancia y adolescencia en la Cooperación al desarrollo”.
¿Qué papel juega la salud infantil en la agenda de la salud global actual?
Desgraciadamente, la salud infantil tiene un papel relativamente pequeño en el ecosistema de la salud global. Es evidente que, en los países en vías de desarrollo, la salud de los niños sí es un problema prioritario y predominante, pero la financiación específica para cubrir programas de salud global pediátrica sigue siendo relativamente escasa, a excepción de los programas de vacunación infantil.
¿Qué avances recientes en investigación han tenido mayor impacto en la reducción de la mortalidad infantil?
Claramente, la introducción de nuevas vacunas. En los últimos años han aparecido y se han implementado nuevas vacunas, algunas que son más antiguas de diez años, como el neumococo o la meningitis. Esta implementación ha pegado un ‘bocado’ importante a las causas de muerte más importantes, como las diarreas, las neumonías o la malaria.
Otras causas importantes de mortalidad infantil han tenido muchos menos avances, sobre todo recientes, en su manejo o en su prevención, y por lo tanto no necesariamente destacadas.
Existen nuevas estrategias de vacunas o de inmunizaciones, como por ejemplo los anticuerpos monoclonales contra el VRA, que han sido la gran novedad en nuestro entorno, pero que todavía no han llegado a implementarse en aquellos lugares donde la carga de la enfermedad es más importante. Por lo tanto, no se puede decir que como novedades hayan tenido algún tipo de impacto todavía en aquellos lugares donde hay enfermedades más severas.
¿Qué papel pueden jugar las nuevas tecnologías en mejorar la salud infantil en países de bajos recursos?
Desde mi punto de vista, las nuevas tecnologías pueden aportar muchísimo para mejorar la salud infantil en los países de bajos recursos, sobre todo si partimos de la base de que ya existen soluciones de bajo coste aplicables allí donde la carga de enfermedad es mayor.
Mejoras en el triaje del niño enfermo; mejoras en el diagnóstico de determinadas enfermedades como la neumonía, a través de los ultrasonidos, o en las colas de determinadas enfermedades tan poco cuidadas como la meningitis infantil, en las que hay unos gaps de diagnóstico muy importantes, podrían significar en los próximos años mejoras en la identificación de estas enfermedades que siguen causando un protocolo de muertos y a las que no se les presta suficiente atención.
«Hemos conseguido reducir desde los años 90 la mortalidad infantil de 12 millones de niños al año a menos de 5 millones, lo que supone una reducción superior al 60%»
¿Cómo ve el panorama de la salud infantil en los próximos 10-20 años si se mantienen los esfuerzos actuales?
Hay muchos motivos para la esperanza y para el optimismo. Hemos conseguido reducir desde los años 90 la mortalidad infantil de 12 millones de niños al año a menos de 5 millones, lo que supone una reducción superior al 60%.
Con lo cual estamos en una senda estupenda y nos motiva ser muy optimistas, pero no nos podemos relajar. Hay enfermedades que están volviendo con cierta virulencia, como por ejemplo la malaria, que habíamos conseguido mejoras significativas en los últimos años y ahora estamos viendo cómo los números vuelven a aumentar. Con lo cual hay razones para ser optimistas.
Tenemos mejores herramientas, tenemos mejor implementación de estas herramientas, pero no hay lugar para la complacencia y debemos seguir esforzándonos para que puedan llegar a quien más las necesita. Si no conseguimos que estas herramientas lleguen a los países de baja renta, veremos cómo las cifras vuelven a empeorar.
Y en el panorama actual de restricciones a la financiación a la ayuda internacional, sobre todo desde la llegada de la nueva administración Trump, ahí sí que tenemos una señal de alarma muy importante, porque podríamos encontrarnos en una situación en que algunas de las herramientas o algunos de los tratamientos que ya estaban más que aceptados y estaban siendo implementados de forma muy proactiva, como por ejemplo los tratamientos antirretrovirales, perdamos esa capacidad de implementarlo en aquellos lugares de alta mortalidad y volvamos a ver el número de muertes disparado.
Desde ISGlobal, ¿Cómo se priorizan las estrategias de cooperación sanitaria en países de bajos recursos?
Somos una institución de investigación, no de cooperación. Sin embargo, mucha de la investigación que hacemos tiene un cierto compromiso de ayuda. Lo que intentamos establecer son partenariados de investigación con centros de investigación en los países de renta baja y así, conjuntamente y cocreando, ponemos en marcha proyectos de investigación que intentan responder a las grandes preguntas que todavía están pendientes de dar respuesta. Por ejemplo, ¿de qué fallecen los niños? ¿Y cómo podemos mejorar el diagnóstico, la prevención o el tratamiento de algunas enfermedades prevalentes en los países de baja renta?
¿Cuál considera que es el mayor reto en la implementación de programas pediátricos globales?
Muchos de estos programas dependen de ayuda internacional. Por ejemplo, el programa de vacunación infantil, que es la piedra angular de todas las medidas de salud pública pediátrica, depende de que una institución multilateral como GAVI pueda hacer llegar de forma altamente subvencionada las vacunas que salvará vidas y que los gobiernos de los países de baja renta donde estas enfermedades son más prevalentes no se podrían permitir sufragar su coste.
Este es el mayor reto. Que estos fondos, estos mecanismos público-privados ya establecidos hace unos cuantos años que están funcionando muy bien, no se queden huérfanos de los fondos que deben recibir de los países y de otras instituciones filantrópicas o privadas.
¿Cómo afecta el cambio climático a la salud de los niños en países en desarrollo?
El cambio climático afecta doblemente a los niños. Sabemos que el cambio climático afecta de forma desproporcionada a los países de baja renta. A pesar de ser los que menos emisiones hacen, son los que más consecuencias sufren. Además, entre todos los grupos de edad, sabemos que son los niños los que más quedan afectados por el cambio climático. Por tanto, los niños sufren esta doble carga: por ser niños y por ser de países pobres.
Y no nos damos cuenta de que muchos de estos problemas, los niños ya los están sufriendo ahora mismo. Han nacido ya en un momento donde los determinantes medioambientales, como determinantes de problemas de salud, ya les están afectando desde su nacimiento. Y se acumulará su impacto de forma prospectiva en los próximos años.
A nosotros nos toca el papel de poner en evidencia la altísima vulnerabilidad de la población pediátrica, pero sobre todo la de los países pobres.
¿Qué mensaje principal quiere trasladar en el Congreso?
Dependiendo del lugar donde naces en el mundo tendrás unas posibilidades de sobrevivir y de tener una vida saludable. Es una enorme injusticia que, por nacer en un sitio como Mozambique o Barcelona, tu esperanza de vida, tu posibilidad padecer enfermedades infecciosas, tu acceso a la salud, a las vacunas, a otras herramientas diagnósticas, preventivas y de razonamiento, esté tan determinada por tu lugar de nacimiento.
Desde ISGlobal nos gusta de alguna manera el picar piedra y lanzar este mensaje y repetir: no es de recibo que, por nacer donde naces, tengas menos oportunidades de tener una vida saludable.
V Congreso de Cooperación Internacional de la Fundación para la Cooperación Internacional de la Organización Médica Colegial (FCOMCI)
Este Congreso se presenta como una cita imprescindible para profesionales de la Medicina, la cooperación y la acción humanitaria, con el objetivo de analizar y reflexionar sobre los principales retos que afectan a la salud infantil y juvenil en contextos de vulnerabilidad. La infancia y la adolescencia, como ejes centrales de las políticas de desarrollo y cooperación, ocuparán un papel protagonista en las ponencias, mesas de debate y talleres.