La violencia contra los profesionales sanitarios es una de las mayores amenazas a la calidad del sistema de salud en España. No podemos aceptar que, en el ejercicio de su labor, los médicos sean víctimas de agresiones físicas y verbales. La agresión a un médico no solo atenta contra su integridad, sino que impacta directamente en la asistencia que reciben los pacientes y en el correcto funcionamiento del sistema sanitario. Esta realidad, lejos de ser anecdótica, afecta a más de dos médicos cada día en nuestro país.
Desde la Organización Médica Colegial (OMC) llevamos 15 años trabajando a través del Observatorio contra las Agresiones, una iniciativa pionera en España y Europa que ha servido de referente para otros países en Latinoamérica. Hemos visibilizado un problema que durante mucho tiempo fue ignorado, hemos promovido cambios normativos, impulsado la consideración de la agresión a un sanitario como delito de atentado contra la autoridad y logrado la creación de la figura del interlocutor policial sanitario. Pero a pesar de los avances, la violencia contra los profesionales de la salud sigue siendo una lacra que no cesa. Es el momento de dar un paso más: España necesita un Plan Nacional Contra las Agresiones a Sanitarios, un plan que emane del consenso y que logra su implantación en todo el territorio español.
La agresión a un médico no es solo un problema individual, es un problema de salud pública. Un sistema sanitario en el que sus profesionales trabajan con miedo es un sistema debilitado, y esto repercute inevitablemente en la calidad asistencial. La sobrecarga de trabajo, las listas de espera o la falta de recursos agravan un clima de tensión que, en muchas ocasiones, genera más tensión en los pacientes, pero bajo ningún concepto podemos normalizar esta situación ni permitir que los sanitarios sean un blanco fácil de la frustración y el descontento social.
Los datos que hemos recopilado durante estos 15 años desde el Observatorio son solo la punta del iceberg. Sabemos que más de la mitad de las agresiones no se denuncian, ya sea por miedo, por desconfianza en el sistema, por las escasas penas que conllevan en muchas ocasiones o por la errónea percepción de que no van a servir para nada. Por ello, este año hacemos un llamamiento a todos los médicos: denunciar una agresión no solo es un derecho, sino un acto de responsabilidad para frenar esta espiral de violencia. Cada denuncia es un paso más hacia un entorno más seguro para todos, incluidos los pacientes.
Pero la respuesta no puede limitarse al ámbito sanitario. La concienciación social es clave para erradicar la violencia en los centros de salud y hospitales. Necesitamos campañas educativas dirigidas a la población para sensibilizar sobre las consecuencias de estas agresiones, así como un compromiso firme por parte de todas las administraciones públicas para dotar de recursos adecuados a este plan. La sanidad es un pilar fundamental de nuestra sociedad, y su calidad depende, en gran medida, del respeto y la seguridad de quienes la sostienen día a día: los profesionales sanitarios.
Desde la OMC, reiteramos nuestro compromiso con la erradicación de la violencia en el ámbito sanitario. No basta con lamentar las agresiones cuando se producen; es necesario actuar con determinación para prevenirlas y proteger a quienes cuidan de nuestra salud. Un Plan Nacional Contra las Agresiones a Sanitarios no es una opción, es una necesidad urgente que debe ser abordada con la máxima prioridad. La sociedad española no puede permitirse un sistema de salud en el que sus profesionales trabajen con miedo. Es momento de actuar.
Dr. Tomás Cobo Castro
Presidente de la OMC