En el marco de la jornada de trabajo sobre la salud de los profesionales, las responsabilidades y los retos colegiales en el control de la praxis celebrada en el Colegio de Médicos de Barcelona, en colaboración con la Fundación para la Protección Social de la Organización Médica Colegial (FPSOMC, tuvo lugar la mesa redonda: ‘Realidad y retos en el control del ejercicio profesional’.
La mesa redonda habló sobre la realidad y retos en el control del ejercicio profesional y contó con la participación de Jaume Padrós, impulsor del Programa d’Atenció Integral al Metge Malalt (PAIMM) y expresidente del CoMB; Serafín Romero, expresidente de la OMC, y uno de los impulsores del PAIME; Teresa Moratalla, secretaria de la Junta de Gobierno del Colegio de Psicología de Cataluña; Maria Dolores Braquehais, directora asistencial de la Clínica Galatea y PAIMM; Mercedes Martínez, asesora jurídica del CoMB; e Ignasi Pidevall, responsable de la Asesoría Jurídica del CoMB, como moderador.
Inició el turno de intervenciones Ignasi Pidevall, responsable de la Asesoría Jurídica del CoMB, quien expuso que “la vigilancia y el control del ejercicio debe ejercerse bien. La actuación del colegio puede ser inhabilitadora, pero el entorno del PAIME es una actuación preventiva, no coactiva, no inhabilitadora, sino rehabilitadora”.
En este sentido, puso en relieve que “el papel del colegio es sustantivo. El PAIME permite intervenir desde la prevención para acompañar al paciente en su rehabilitación, no solo de su salud, sino para reinsertarlo en el mundo profesional con el marchamo del colegio que certifica que esta persona es apta para ejercer”.
Jaume Padrós: “El PAIME representa un modelo de función pública ejercida desde el ámbito colegial”
Por su parte, Jaume Padrós, expresidente del CoMB y uno de los impulsores del programa, rememoró los orígenes del PAIME: “Hoy solo puedo decir que bien hicimos creando el PAIME, y lo que hemos aprendido desde entonces nos sirve para el futuro. Nos dimos cuenta de que detrás de las denuncias de pacientes había médicos con psicopatologías. Necesitábamos crear una respuesta a la responsabilidad que tenemos como médicos con el compañero que no estaba bien y que podía dañar a terceros”.
Para Padrós la creación del PAIME fue una ruptura con el corporativismo mal entendido. “Cuando un compañero sabe que otro no está en condiciones de ejercer, debe actuar. Es una labor individual dentro de una profesión colegiada”.
En esta línea, señaló “que la interpretación deontológica no debe ser algo individual o abstracto. Necesitamos un ecosistema de personas capaces de reflexionar conjuntamente sobre los problemas del ejercicio profesional. Esa reflexión compartida fue el punto de partida que impulsó la creación del PAIME”.
Y precisamente, el objetivo inicial del programa fue dotar al control del ejercicio profesional un recurso asistencial. “Quisimos crear equipos y, además de asumir la responsabilidad de controlar el ejercicio, ofrecer un recurso asistencial que garantizara seguridad a la población y ayudara a los médicos afectados en su rehabilitación. Y nos tiramos a la piscina creando una unidad asistencial”.
Para Padrós, “el PAIME representa un modelo de función pública ejercida desde el ámbito colegial. Es un instrumento colegial que da sentido a la función pública de control del ejercicio, y eso es precisamente lo que justifica la colegiación obligatoria”.
Es por ello, que lo ha convertido “en un programa líder y de referencia en Europa. Aunque existen asignaturas pendientes, no solo debe considerarse un recurso asistencial. Es un programa colegial para ser garante de la buena praxis”.
Serafín Romero: “El PAIME es muy valiente. Otras profesiones aún no se han atrevido a dar ese paso por miedo”
Por su parte, Serafín Romero, expresidente de la OMC y también impulsor del PAIME, contextualizó el programa como un hito institucional. “El PAIME nace en un momento difícil donde la colegiación no era obligatoria y era estigmatizante que el propio colegio dijera que los médicos podían ser un peligro para los ciudadanos. Fue muy valiente”.
Es más, tal y como dijo, “otras profesiones aún no se han atrevido a dar ese paso por miedo. Esto solo puede hacerse desde los colegios profesionales. Este programa se basa en el código deontológico y en el compromiso de los colegios. Cuando hablamos del PAIME, hablamos del valor de los colegios de médicos para responder a ese contrato con la sociedad y proteger a los compañeros. Es más importante aún el compromiso de garantizar que estos profesionales puedan ejercer con una buena praxis”.
Sin embargo, lamentó que el PAIME no puede vivir solo de lo que ha hecho sino tiene que seguir dando pasos y se cuestionó que aún no haya aparecido aún en el Boletín Oficial del Estado (BOE). “Si no somos capaces de hacerlo nosotros mismos, lo harán otros. Y hemos ido muy lentos. Cuando se habla de un programa nacional de salud mental no puede ser que aún haya dudas sobre el valor de lo que la profesión médica ha logrado con el PAIME”.
En este sentido, señaló que “el PAIME no puede quedarse solo en atender médicos. Su esencia está en el control de la praxis, en el acompañamiento profesional y en el compromiso con la ciudadanía. Es una estrategia humanista que debe ser revalorizada por los colegios. Si no confiamos en nuestra propia profesión, nos ponemos en peligro”.
Desde la perspectiva de la psicología, Teresa Moratalla, secretaria de la Junta de Gobierno del Colegio de Psicología de Cataluña, destacó la necesidad de integrar estos programas en el día a día profesional. “Hay que sensibilizar a las administraciones sobre la necesidad de incorporar programas para médicos y profesionales sanitarios y es algo que debería estar muy consolidado. Controlar a la vez que ayudamos es la clave”.

Por su parte, y bajo el punto de vista clínico María Dolores Braquehais, directora asistencial de la Clínica Galatea y del PAIMM, habló sobre los cuidados: “Los cuidados desde el punto de vista del bienestar es imprescindible, hay que tener en cuenta a los otros. En el cuidado hay límites. El acompañamiento también tiene que ver con cómo el sujeto se relaciona con el límite, y eso a veces está ligado con la sanción”. Y añadió que, en este sentido, ejercer la profesión implica normas. En el proceso terapéutico se tocan esas reglas comunes que nos damos para cuidar al ciudadano. El papel del colegio incomoda a veces, porque establece límites. Pero si respetas el límite, ejerces mejor”.
Finalmente, Mercedes Martínez, asesora jurídica del CoMB, situó el PAIME como modelo de cumplimiento colegial. “El PAIME es exponente de la excelencia del desarrollo de las funciones que se le atribuyen a los colegios profesionales. Esto solo lo podían hacer los médicos por el valor de cuidar a otros. Es un programa de control del ejercicio profesional y los médicos han ido más allá, estableciendo normas y límites legales de cómo hacerlo”.