El plenario sobre “La profesión médica y el gobierno de los servicios sanitarios”, celebrado en la IV Escuela de la Profesión Médica, estuvo coordinado por Juan José Rodríguez Sendín, que moderó las intervenciones de José Ramón Repullo, Pilar Rodríguez Ledo, Raúl Calvo Rico y Pilar Sánchez Conde.
Requisitos y líneas de actuación
Esta sesión abordó, como punto de partida y trasladado por José Ramón Repullo, el documento para el buen gobierno de centros y servicios de atención sanitaria pública y privada, propuesto por la Organización Médica Colegial, que incluye 7 requisitos de aplicación global:
- Elaborar y difundir su reglamento.
- Publicar y actualizar su cuadro médico y cartera de servicios.
- Establecer y activar la junta técnico-asistencial o facultativa.
- Constituir y/o fortalecer las comisiones clínicas y de seguridad del paciente.
- Crear un sistema de denuncia anónima para abusos e ilegalidades tutorizado desde la autoridad sanitaria.
- Constituir comisiones de credenciales que apoyen la selección y sirvan de apoyo para documentar méritos para la promoción y la carrera.
- Creación de un órgano de inspección y evaluación de calidad y seguridad de la práctica clínica en la autoridad sanitaria autonómica.
Igualmente, también se presentaron las 10 líneas de actuación dirigidas a lograr ese buen gobierno:
- Innovar en modelos de gestión con mayor autonomía y responsabilidad en la rendición de cuentas.
- Los reglamentos y normas de los centros sanitarios deben promover activamente una cultura de buenas prácticas y ética profesional.
- También deben facilitar el buen gobierno a través de participación, transparencia y rendición de cuentas: la información que evalúa el desempeño debe estar en dominio público.
- La participación profesional y social es esencial: la junta técnico asistencial debe ser un agente activo en los procesos presupuestarios, contractuales y estratégicas del centro sanitario.
- Los hospitales y centros sanitarios deberán contar con órganos colegiados de gobierno, que tendrán un papel central en reglamentación y normas, elaboración del presupuesto anual, planes de inversiones, planes estratégicos y directores, cambios en cartera de servicios, contrato programa y memoria anual.
- Establecer sistemas de concurrencia competitiva y evaluación pública de méritos para estimular la profesionalización de la función directiva y alta dirección.
- Fortalecer los contratos de gestión entre la autoridad sanitaria y sus centros, dándoles proyección plurianual y transparencia para el seguimiento público y continuo de indicadores.
- Retomar la organización asistencial de los hospitales y otros centros sanitarios sobre la base de la gestión clínica, la creación de institutos y áreas de gestión clínica, y la descentralización responsables a través de acuerdos de gestión clínica.
- Ensayar nuevos modelos de articulación territorial de especialidades a través de redes hospitalarias regionales multihospital y multiespecialidad.
- Evaluar los modelos de gestión integrada “hospital + Atención Primaria”, y en su caso establecer órganos de gobierno y gestión específicos para el primer nivel asistencial.
Normativa real y vinculante y mayor protagonismo de la Atención Primaria
Por su parte, las recomendaciones de Pilar Rodríguez Ledo para conseguir un buen gobierno giraron en torno a “alcanzar el equilibrio entre niveles asistenciales; tener a las sociedades científicas como referentes en el día a día, no sólo como colaboradores puntuales, sino que su participación sea estable con legitimidad profesional; y la necesidad de un marco legal real y vinculante”.
Así, Rodríguez Ledo hizo alusión a “un mayor protagonismo de la Atención Primaria”, ya que cuestiones como la longitudinalidad o la visión holística en el abordaje de la enfermedad tiene un mayor impacto en este nivel asistencial. En este sentido, habló de un “hospitalocentrismo” que revertir y de la necesidad de rediseñar la estructura de gobernanza en Atención Primaria, centrando esta estrategia en la representación, los indicadores, la participación y la equidad asistencial.
De igual modo, puso en relieve la necesidad de “un desarrollo normativo” que permita dar “coherencia y continuidad” a las medidas para el buen gobierno de los servicios sanitarios y señaló como importante “la profesionalización de la dirección y gestión sanitarias para que los comportamientos sean uniformes”.
Finalizó su exposición transmitiendo que “integrar la Atención Primaria es la única solución para una buena gobernanza pero con gobernanza propia de este primer nivel”.
El médico: garante de calidad, eficiencia y equidad
Pilar Sánchez Conde abordó esta sesión desde el punto de vista de la Atención Hospitalaria con la premisa de que “la buena gobernanza es una necesidad ineludible para los médicos” y la idea central de que “los médicos no sólo prestan asistencia sanitaria, sino que también tenemos que atender la gobernanza”. Así lo afirmó porque “los médicos consumimos los recursos diagnósticos y terapéuticos” y esto supone una responsabilidad de cara al sistema.
“Los médicos”, continuó, “tenemos la función de ser garantes de calidad, eficiencia y equidad”.
Sin embargo, contrapuso problemas para poder llevar a cabo esta gobernanza. Entre ellos, “la burocracia, la sobrecarga asistencial, el déficit de especialistas y la falta de autonomía real de médico”.
Indicó que “los pilares irrenunciables del médico en Atención Hospitalaria son la innovación, la docencia y la investigación” y sentenció que “hablar de gobernanza es hablar de calidad y seguridad para el paciente”.
Haciendo mención al liderazgo clínico, concluyó que “para el médico, el paciente es el centro de todo y mientras el médico lidere el proceso clínico, el eje será el paciente porque esta idea nunca la perdemos de vista”.
Falta de interés del colectivo y apuesta institucional por la gobernanza
Finalizando la ronda de intervenciones, Raúl Calvo puso sobre la mesa la falta de interés del colectivo por la gobernanza de los sistemas sanitarios, argumentando que “en las facultades no nos los enseñan y los médicos no quieren ser protagonistas en la gobernanza porque creemos que nosotros sólo vemos pacientes y que quien se dedica a la gobernanza es el médico que no ve paciente”. En este sentido, discrepó asegurando que “no nos damos cuenta de que si no nos gobernamos nosotros, esto no funciona”.
Para revertir esta situación, Calvo propuso que los Colegios de Médicos integren e introduzcan la gobernanza en sus estatutos y en el Código Deontológico, como un deber de la profesión médica.