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Los pacientes con gota grave tienen mayor riesgo de mortalidad de origen cardiovascular

Una investigación realizada en el Instituto de Investigación BioCruces de Osakidetza ha podido evidenciar, por primera vez, que los pacientes con gota grave tienen un riesgo de mortalidad de origen cardiovascular, cinco veces mayor que el de la media de la población general

 

Bilbao, 21 de junio 2013 (medicosypacientes.com)

La prevalencia de la gota en España se estima en el 1% de la población adulta (250.000 personas), doblando a la artritis reumatoide, y afecta especialmente a las personas mayores. Es la enfermedad reumática inflamatoria más prevalente. Sobre esta patología, la revista científica internacional Annals of the Rheumatic Diseases,con mayor impacto en el ámbito de la reumatología, ha publicado una investigación realizada en el Instituto de Investigación BioCruces de Osakidetza que demuestra, por primera vez y basándose en el seguimiento durante 15 años de una cohorte de pacientes con gota, que tanto los niveles muy elevados de ácido úrico basal y como la presencia de tofos, depósitos de ácido úrico debajo de la piel, se asocia con un mayor riesgo de mortalidad en pacientes con gota, en la mayoría de los casos atribuidos a una enfermedad cardiovascular.

Tal y como ha explicado el doctor Fernando Pérez Ruiz, responsable del Grupo de Estudio de Artritis por Cristales de BioCruces y médico especialista del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Cruces, «merced a la investigación hemos podido evidenciar que los pacientes con gota grave tienen mayor riesgo de mortalidad, concretamente, unas cinco veces más que la media de la población general y los pacientes con gota grave dos veces más que los pacientes con gota leve. Gracias a que por primera vez en el mundo se ha hecho un estudio de estas características con una cohorte de pacientes con gota, hemos comprobado que cerca del 66% de ese mayor riesgo de mortalidad es de origen cardiovascular y que existen realmente variables de gota grave que se asocian de forma independiente al incremento de riesgo de mortalidad».

Para la realización del estudio se analizó una cohorte clínica de 706 pacientes con gota (1992-2008) y con una media de seguimiento de 47 meses. Las tasas de mortalidad estandarizada (SMR) se calcularon para evaluar la magnitud del exceso de mortalidad entre los pacientes con gota en comparación con la población general subyacente. «Así, lo que hicimos fue evaluar mediante un análisis estadístico qué variables (datos) de los pacientes se asocian con un mayor riesgo de mortalidad».

«Gracias a que nuestro grupo de investigación de BioCruces trabaja en un hospital terciario de Osakidetza, como es el Hospital Universitario Cruces, al que suelen acudir pacientes con gota grave, hemos podido tener pacientes con factores de riesgo cardiovascular alto y además, un porcentaje cercano al 30%, de personas con gota grave», ha señalado el investigador.

Según ha indicado, «hasta ahora, los estudios existentes se planteaban sobre bases de datos y no en seguimientos específicos de pacientes con gota por parte de un especialista, con lo que los investigadores no disponían de datos sobre la gravedad de la enfermedad».

Los pacientes que fueron analizados «tenían en sí un aumento del riesgo de mortalidad que era cerca de cinco veces el de la población general. Ahora bien, cuando analizamos las distintas variables para ver cuáles se asocian de forma independiente, encontramos que diversos factores de riesgo cardiovascular, como son el haber tenido un accidente cardiovascular previo, tomar diuréticos de asa (que son marcadores de insuficiencia cardiaca o renal) y la edad, eran también para estos pacientes marcadores de riesgo de mortalidad».

Pero los investigadores también constataron que «algunas variables de gota grave, como la presencia de tofos -acúmulos de ácido úrico- se asociaban de forma independiente al aumento del riesgo de mortalidad. De manera que esos enfermos que desarrollan gota grave, es decir, inflamación crónica mantenida, tienen mayor riesgo de mortalidad. Y la inmensa mayoría de los casos, dos tercios, eran por patología cardiovascular.

Con respecto a la utilidad de estos datos para enfocar la atención sanitaria de estos pacientes, el doctor Fernando Pérez Ruiz ha recordado que, «generalmente, la población entiende la gota como una enfermedad intermitente que va dando síntomas, ataques, y que en ocasiones desaparecen dichos síntomas durante bastante tiempo. Esto provoca que, frecuentemente, sólo se traten los síntomas de la enfermedad, los ataques de artritis aguda, y no su causa, que es el depósito de ácido úrico en los tejidos. El resultado es que muchos pacientes desarrollan gota grave».

Tal y como ha recalcado el investigador de Osakidetza, «no tratar adecuadamente la gota supone que el 75% de los pacientes con gota van a tener gota grave en un plazo de 15 años. De tal forma, nuestros resultados sugieren que la gota grave se asocia a mayor riesgo de mortalidad porque no ha sido adecuadamente tratada».

La constatación por primera vez de «la existencia de una relación fisiopatológica plausible entre una mayor carga total de ácido úrico en el cuerpo y la enfermedad cardiovascular, subraya la necesidad de un tratamiento precoz y adecuado de los pacientes con gota, con el fin de reducir los factores que aumentan el riesgo de mortalidad de este colectivo».

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