La primera mesa del V Congreso de Cooperación Internacional de la Organización Médica Colegial titulada “La llegada al mundo” puso el foco en los retos que supone dar a luz, nacer —y hacer nacer— en los lugares más vulnerables del planeta. Una sesión marcada por el testimonio directo de profesionales sanitarios que han vivido sobre el terreno la realidad de la maternidad en contextos de pobreza, conflictos o precariedad asistencial.
La mesa estuvo moderada por Maite de Aranzabal, cirujana general y directora de Cirujía en Turkana y ha contado con la participación de Gala Melgar, ginecóloga y co-fundadora de Aulaginecologia.com; Pablo Sánchez, ingeniero y fundador y director de la ONG Medicina abierta al mundo; Iñaki Alegría, pediatra y responsable de cooperación del Colegio de Médicos de Barcelona y Angela Gregoraci, neonatóloga y miembro del equipo START.
Abrió el turno de intervenciones la ginecóloga Gala Melgar recordando que “la primera causa de muerte de las mujeres jóvenes en muchos países africanos sigue siendo el parto”. Explicó cómo la falta de controles prenatales, los partos complicados, las hemorragias posparto o la escasez de recursos convierten cada nacimiento en “una carrera contra el tiempo”. Defendió la importancia de la formación y la calidad asistencial, incluso en entornos con pocos medios, y subrayó que “muchas muertes se deben no tanto a la falta de acceso, sino a una atención sanitaria de baja calidad”.
Melgar reivindicó además medidas preventivas sencillas —como reforzar el papel de las matronas, promover la planificación familiar o asegurar un intervalo mínimo entre embarazos— y destacó que la cooperación debe centrarse “en enseñar buenas prácticas, respetar la cultura local y fortalecer los equipos nacionales para que el impacto perdure”.
El pediatra y cooperante Iñaki Alegría llevó al público a Etiopía a través de la historia de una mujer embarazada, Amina, junto a la que recorre su proceso vital desde el embarazo hasta el parto. A partir de ese relato, expuso las enormes desigualdades entre la Etiopía rural y urbana, y cómo los recursos sanitarios son más escasos fuera de las grandes ciudades y los riesgos a los que se enfrenta en materia de salud debido a sus condiciones de vida. Alegría defendió que “la cooperación no debe sustituir, sino fortalecer los sistemas locales” y resaltó el valor de la formación de agentes comunitarios y la implicación de los profesionales locales como clave de la sostenibilidad.
Por su parte, Pablo Sánchez explicó el prototipo de incubadora de código abierto y bajo coste, desarrollada junto a un equipo de ingenieros, como alternativa para hospitales sin recursos, y explicó que “con creatividad y cooperación es posible ofrecer cuidados de calidad sin necesidad de alta tecnología”.
La neonatóloga Ángela Gregoraci centró su intervención en los beneficios del vínculo madre-bebé y el impacto que las condiciones del nacimiento tienen en la salud física y mental. Defendió el método canguro (contacto piel con piel inmediato y prolongado) como una intervención “barata, eficaz y humana” que reduce la mortalidad neonatal en un 25% y mejora el desarrollo del recién nacido. Recordó que la implementación de este método aún es baja en muchos países de baja renta y que su expansión requiere “formación, cambio de mentalidad y trabajo coordinado entre profesionales y familias, en definitiva, un enfoque holístico e integral”.
La mesa concluyó con una reflexión común: nacer no debería ser un riesgo, pero en muchos lugares del mundo sigue siéndolo. Los ponentes coincidieron en que la cooperación internacional médica debe apostar por la formación, la sostenibilidad y el respeto a las culturas locales para que cada nacimiento, en cualquier lugar del planeta, sea una historia de vida y no de supervivencia.
Entrevista con Iñaki Alegría
Entrevista con Ángela Gregoraci
Entrevista con Gala Melgar
Entrevista con Pablo Sánchez



