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Más del 25% de los profesionales sanitarios presentan síntomas moderados o graves de insomnio y reconocen tomar fármacos para dormir

El sueño de los profesionales sanitarios es un tema de preocupación cada vez mayor, tanto para los propios profesionales como para los representantes institucionales.

“Según los datos de un estudio publicado en la revista científica Journal of Clinical Medicine y presentado durante la XXXIII Reunión Anual de la Sociedad Española de Sueño (SES), que reunió la semana pasada a más de 300 expertos en Palacio de Congresos y Exposiciones de Galicia (Santiago de Compostela), el 22,7% de los trabajadores de la salud muestra síntomas de insomnio moderado y un 3% de insomnio grave. Estas cifras son mayores en el caso de quienes trabajan a turnos o realizan guardias. Además, casi tres de cada diez presentan depresión (28,4%) y/o ansiedad (33%).

Estos datos son una llamada de atención para el sistema sanitario, que debería evaluar sistemáticamente la salud mental de sus profesionales, incluyendo los aspectos relacionados con el insomnio, porque los problemas de sueño se pueden relacionar con mayores dificultades en el desempeño laboral”, explicó el doctor Carlos Roncero, jefe del Servicio de Psiquiatría del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca (CAUSA) y uno de los autores del estudio.

El investigador, de hecho, recordó que la relación entre insomnio y trastornos mentales es bidireccional: las personas que presentan problemas de sueño tienen mayor propensión a sufrir trastornos ansioso-depresivos; y, a su vez, estos trastornos mentales cursan en muchas ocasiones con insomnio. “Por lo tanto, es muy relevante la detección del insomnio en profesionales con depresión y ansiedad; así como evaluar correctamente a las personas con depresión y ansiedad para detectar la presencia de insomnio”, añadió.

Roncero destacó también la alta prevalencia de consumo de fármacos psiquiátricos o para dormir hallada en el estudio. Concretamente, el 23,3% de los trabajadores de la salud reconocieron tomar medicamentos al menos una vez al mes como ayuda al sueño. “Este es un dato importante, porque es superior al de la población general”, señaló Roncero, que apunto como “fundamental” que los sanitarios reciban apoyo a la hora de tomar estos fármacos, algo que no siempre sucede. De hecho, en un 27% de los casos estos medicamentos son autoprescritos por los propios sanitarios, “por lo que no pueden ser controladas por otro profesional que de manera objetiva pueda valorar la necesidad de los fármacos, su dosis y el tiempo de tratamiento”.

En ese sentido, el investigador destacó la necesidad de contar con programas de detección y apoyo a los profesionales que sufran problemas de sueño; así como la importancia de desarrollar estrategias de regulación del estrés y formas de organización que minimicen el impacto de los turnos y de los sistemas de guardia. “Sabemos que estos factores no son eliminables y que el sistema sanitario tiene que funcionar 24 horas 7 días a la semana, pero se deben buscar formas de organización que afecten lo menos posible a la calidad del sueño y la salud mental de los sanitarios”, reclamó.

La situación es aún peor entre quienes hacen guardias

Cada vez hay más sensibilización con el impacto que las guardias médicas de 24 horas tienen sobre la salud, el rendimiento y la calidad de la atención de los profesionales médicos. La médica intensivista Tamara Contreras, de hecho, lleva recogidas más de 100.000 firmas para acabar con las guardias de 24 horas, una iniciativa que ha empujado a la ministra de Sanidad, Mónica García a comprometerse en acabar con este modelo y caminar hacia otro de un máximo de 17 horas.

Otro estudio presentado en Santiago de Compostela por los doctores Rosa Berigüete Alcántara y Miguel Pintor Zamora, del Hospital Universitario Rey Juan Carlos de Madrid, ha refrendado que los médicos de guardia presentan una puntuación media en el Índice de Calidad de Sueño de Pittsburgh, un cuestionario que evalúa tanto aspectos cualitativos como cuantitativos de la calidad del sueño, muy inferior a la de sus compañeros que no realizan guardias. Además, según los datos del estudio, casi uno de cada tres médicos de guardia (32%) usa medicación para dormir durante esas guardias, y ocho de cada diez reportan episodios sugestivos de parasomnias no REM durante las guardias.

“Las parasomnias no REM consisten en episodios en los que los pacientes pueden realizar comportamientos estando dormidos ya que se encuentran en un estado disociado de vigilia-sueño profundo. Suelen ser episodios breves, pero algunos pueden durar varios minutos. En nuestra muestra, los episodios más frecuentes fueron los despertares confusionales, que son episodios en los que la persona se despierta desorientada durante unos segundos. Un comportamiento que nos ha llamado la atención porque los describieron varios participantes fueron los episodios en los que los médicos contestaban a una llamada al busca de guardia durante la noche y presentaban amnesia de esa llamada a la mañana siguiente”, explicó Rosa Berigüete.

Según la experta, uno de los principales problemas de este tipo de parasomnias es que el sujeto pueda hacerse daño con el entorno mientras está en ese estado disociado de sueño-vigilia. “En un domicilio puede ser frecuente golpearse con algún mueble que sea poco visible, pueden tener accidentes con enchufes, objetos cortantes, etc. Cuando estamos en un entorno hospitalario, sin embargo, existen más peligros (fármacos, objetos punzantes y cortantes, etc.), lo que hace que haya un mayor riesgo de accidentes”, argumentó la investigadora, que no obstante resaltó que el mayor riesgo viene derivado de la falta de sueño y puede acabar afectando tanto a la salud de los propios profesionales sanitarios como a la de los pacientes: “Existe una disminución de la atención y un enlentecimiento en la capacidad de procesamiento que afecta a la toma de decisiones. Además, a largo plazo está demostrado que estos turnos de trabajo traen consigo un aumento de enfermedades cardiovasculares y de otras patologías, trastornos ansioso-depresivos y riesgo de accidentes”.

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