Un equipo de científicos, liderado por investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), desarrolló unas diminutas partículas capaces de guiar a células inmunitarias hasta el corazón de los tumores para conseguir la destrucción de las células malignas.
Este trabajo, en el que también participaron científicos del Hospital Niño Jesús de Madrid y del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), creó estas nanopartículas, llamadas protocélulas porque presentan una composición similar a la de las células, que se comportan como un sistema de guiado para las terapias innovadoras CAR-T.
Este comportamiento es porque marcan con precisión a las células malignas y les muestran el camino a seguir, dejando a salvo a las células sanas. En el trabajo se comprobó que el uso de estas nanopartículas mejora de forma “significativa” la capacidad de los CAR-T para encontrar y eliminar las células del neuroblastoma, un tipo de cáncer infantil muy agresivo que afecta al sistema nervioso y que actualmente no cuenta con tratamientos eficaces.
Las terapias CAR-T se producen a partir de células precursoras de linfocitos (los T) extraídas del propio paciente en las que se introducen modificaciones genéticas para dotarlas de la capacidad de detección de determinados patrones moleculares presentes únicamente en las células tumorales (antígenos tumorales). De esta forma, cuando estos CAR-T se inyectan en el paciente, son capaces de buscar y destruir las células cancerosas de una forma “extremadamente precisa” y demostraron una enorme eficacia para tratar tumores líquidos.
Sin embargo, estos procesos no son tan eficaces en el tratamiento de tumores sólidos. Así pues, en el trabajo de la UPM se generaron nanopartículas inteligentes capaces de navegar por el torrente sanguíneo, acumularse preferentemente en la zona tumoral y, una vez allí, marcar selectivamente a las células tumorales con una determinada molécula, la fluoresceína.
La eficacia de estos sistemas se ha ensayado en modelos tumorales que afectan en los primeros cinco años de la vida (neuroblastomas). Se comprobó que la administración de estos nanosistemas mejora “significativamente” la capacidad de los CAR-T de reconocer y destruir de forma selectiva las células de neuroblastoma. El proyecto fue financiado a través del proyecto del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y la Asociación Pablo Ugarte.Un equipo de científicos, liderado por investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), desarrolló unas diminutas partículas capaces de guiar a células inmunitarias hasta el corazón de los tumores para conseguir la destrucción de las células malignas.
Este trabajo, en el que también participaron científicos del Hospital Niño Jesús de Madrid y del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), creó estas nanopartículas, llamadas protocélulas porque presentan una composición similar a la de las células, que se comportan como un sistema de guiado para las terapias innovadoras CAR-T.
Este comportamiento es porque marcan con precisión a las células malignas y les muestran el camino a seguir, dejando a salvo a las células sanas. En el trabajo se comprobó que el uso de estas nanopartículas mejora de forma “significativa” la capacidad de los CAR-T para encontrar y eliminar las células del neuroblastoma, un tipo de cáncer infantil muy agresivo que afecta al sistema nervioso y que actualmente no cuenta con tratamientos eficaces.
Las terapias CAR-T se producen a partir de células precursoras de linfocitos (los T) extraídas del propio paciente en las que se introducen modificaciones genéticas para dotarlas de la capacidad de detección de determinados patrones moleculares presentes únicamente en las células tumorales (antígenos tumorales). De esta forma, cuando estos CAR-T se inyectan en el paciente, son capaces de buscar y destruir las células cancerosas de una forma “extremadamente precisa” y demostraron una enorme eficacia para tratar tumores líquidos.
Sin embargo, estos procesos no son tan eficaces en el tratamiento de tumores sólidos. Así pues, en el trabajo de la UPM se generaron nanopartículas inteligentes capaces de navegar por el torrente sanguíneo, acumularse preferentemente en la zona tumoral y, una vez allí, marcar selectivamente a las células tumorales con una determinada molécula, la fluoresceína.
La eficacia de estos sistemas se ha ensayado en modelos tumorales que afectan en los primeros cinco años de la vida (neuroblastomas). Se comprobó que la administración de estos nanosistemas mejora “significativamente” la capacidad de los CAR-T de reconocer y destruir de forma selectiva las células de neuroblastoma. El proyecto fue financiado a través del proyecto del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y la Asociación Pablo Ugarte.