Formar a los médicos para fomentar la inteligencia emocional de las mujeres prevendría la depresión postparto
El desarrollo de la inteligencia emocional, entendida como la habilidad para identificar y aceptar las emociones para poder manejarlas de forma constructiva, puede prevenir problemas de salud mental como la depresión o la ansiedad
Madrid, 22 de enero de 2010 (Europa Press)
La puesta en marcha de programas sanitarios para entrenar a las mujeres en el desarrollo de su inteligencia emocional (IE), entendida como la habilidad para identificar y aceptar las emociones para poder manejarlas de forma constructiva, puede prevenir problemas de salud mental como la depresión o la ansiedad, según una investigación realizada por el Departamento de Estudios de Salud de la Universidad de Stavanger, en Noruega.
Entre el 10 y el 25 por ciento de las mujeres europeas corren el riesgo de desarrollar una depresión a lo largo de su vida. Entre el 13 y el 16 por ciento de las madres primerizas sufren una depresión postparto, mientras que, entre las que tienen un segundo hijo, las tasas de depresión se disparan hasta situarse entre el 30 y el 40 por ciento.
El equipo dirigido por la profesora de la Universidad de Stavanger Kristin Akerjordet, cuyo departamento estudia desde 2006 los problemas de salud mental en la mujer centrándose en la depresión, la ansiedad y el sentimiento de culpa, realizó una encuesta a 250 mujeres que acababan de tener un bebé. De 30 mujeres, 15 habían sufrido emociones depresivas relacionadas con el embarazo y el parto.
Según Akerjordet, los servicios de salud "a menudo fallan a la hora de reconocer a las mujeres que sufren una depresión postparto o ansiedad". "Muchas de las mujeres que entrevisté habían experimentado rechazo e incomprensión en este sentido por parte del personal sanitario que les atendió", destacó.
Para esta investigadora, la clave para prevenir estos problemas sería mejorar la capacitación de doctores, enfermeras y comadronas para enfrentar estos problemas y fomentar en las embarazadas unas saludables capacidades de inteligencia emocional, la habilidad para identificar y aceptar las emociones propias y de los demás para ser conscientes de las mismas y poder manejarlas de forma constructiva a la hora de pensar y actuar.
La profesora niega que este sea "un trabajo para psicólogos", señalando que, más bien, tiene que ver "con la compasión, con la capacidad de tratar a las personas con respeto y comprensión". "No estamos hablando de personas con depresiones severas -- que, por supuesto, deberían ser derivadas a expertos--, sino aquellas que sienten emociones depresivas. El objetivo sería dirigir estas mociones de forma temprana para prevenir el desarrollo de una enfermedad mental crítica que se prolongue durante más tiempo", acotó.