Médico y Pacientes entrevista al Dr. Joaquín Fernández-Crehuet Navajas, presidente de la Comisión de Deontología del Colegio de Médicos de Málaga, con motivo de su participación en el X Congreso de Deontología y Ética Médica, que tendrá lugar estos 29, 30 y 31 de mayo en Jaén. En esta entrevista, el experto destaca que en Medicina «el reto fundamental es no perder de vista que nuestra profesión necesita mantener vigente el humanismo médico».
En este Congreso se abordarán cuestiones que afectan al día a día de los profesionales de la Medicina y que están cambiando la forma de ejercer la profesión. ¿Cuáles son los retos en ética y deontología para mantenerse a la vanguardia de la profesión?
El reto fundamental es no perder de vista que nuestra profesión necesita mantener vigente el humanismo médico, concretado en dos obligaciones fundamentales, primero en convertir al médico en un profesional competente que tiene la obligación de estudiar y estar al día para proporcionar una atención de calidad, basada en las mejores evidencias científicas y en su propia experiencia y además -pero en el mismo nivel- ser una persona capaz de tratar al paciente con honestidad, empatía, compasión y en definitiva con todas las garantías de respeto que la dignidad del paciente merece. Un médico no puede comprender a los pacientes si no es comprensivo y no puede consolarlos si no es compasivo, y por supuesto, nunca podrá prescribir el tratamiento más efectivo si no tiene los conocimientos actualizados de la ciencia médica. Hay que dejar muy claro que cuando hablo de humanizar no es solo ser amable con el paciente, eso sería un buenismo torticero, humanizar es fomentar una actitud permanente de servicio ante la masificación, la burocratización y la excesiva tecnificación y en ello incluyo la inteligencia artificial por supuesto.
Otro reto fundamental pasa por la revisión de nuestra formación como médicos. Llevo más de cincuenta años vinculado a la universidad española y seguimos descuidando la formación humanística en las Facultades de Medicina a cambio de una hipertrofia de la información de los aspectos técnicos a pesar de que se van haciendo antiguos en poco tiempo. Hoy nuestros alumnos salen de la Facultades de Medicina sabiendo todo sobre de la biología de la célula y casi nada sobre la persona, conocen los más intrincados mecanismos inmunológicos de la enfermedad, pero muy poco de cómo afrontar el sufrimiento humano. Tenemos que empeñarnos en enseñar a los médicos jóvenes que detrás de cada paciente no hay solo un mecanismo que no funciona sino una persona que sufre y nos pide su ayuda.
¿Cómo valora estos encuentros? ¿Por qué es importante mantenerse actualizados en materia de ética y deontología?
Sócrates afirmó que “la ética es comportamiento y conocimiento”; por tanto, el comportamiento del médico excelente no es innato, sino que se debe aprender a lo largo de la formación médica, desde el grado hasta el postgrado. Esto implica fomentar no solo la educación técnica y científica, sino también la formación en valores y virtudes, con el objetivo de formar profesionales que sean ejemplos de integridad, coraje y responsabilidad. Solo de esta manera podremos aspirar a una sociedad más equitativa y armónica, donde el progreso técnico sirva a la humanidad y no al contrario.
Los encuentros entre profesionales, como es el caso de este Congreso de Jaén, son siempre muy enriquecedores, ya que todos aprendemos unos de otros. Los médicos más veteranos, por su experiencia, se convierten en grandes maestros que, a través de su labor, transmiten el valor de la honestidad intelectual, la humildad, la confianza, la responsabilidad y muchas otras virtudes. Por su parte, los jóvenes, incluidos los numerosos estudiantes de Medicina presentes en el Congreso, deben convencerse de que la ética médica, además de la formación reglada, es una disciplina transversal que se aprende a lo largo de toda la vida; no puede limitarse exclusivamente a la educación formal en el grado o el postgrado.
La Ética Médica, como todas las éticas, no es normativa; no prescribe lo que hay que hacer, sino que define el tipo de personas que debemos aspirar a ser. Lo normativo es la deontología, establecida en nuestro Código actualizado en 2022. El progreso científico, la inteligencia artificial, herramientas como Chat GPT y todas las novedades técnicas que surjan no deben menoscabar la humanización de la práctica médica. Es un error pensar que los avances científicos y la humanización de la medicina son incompatibles. Nunca una máquina ni un sistema podrán reemplazar al buen médico que, ante el sufrimiento del paciente, es capaz de empatizar con él, reconociendo cognitiva y afectivamente su estado de ánimo. Además, debe ser compasivo, brindando una respuesta activa para reducir su sufrimiento.
Ante los numerosos cambios actuales (Medicina digital, Espacio Europeo de Datos Sanitarios, etc.) el Derecho Sanitario está evolucionando mucho y muy rápido, ¿qué deben recoger las normas nacionales y supranacionales para no dejar de lado la ética y la deontología y garantizar la seguridad de los profesionales y de los pacientes?
En una época caracterizada por los enormes avances biomédicos, pero en la que la Medicina está más despersonalizada que nunca, la Medicina centrada en el paciente pretende completar la visión más científica y experimental de la Medicina con una personalización que vaya más allá de los genes y considere asimismo los valores, objetivos y preferencias de los pacientes. Debemos mantener viva la necesidad de aunar la ciencia y el arte médico o, como señalaba Osler, la práctica de la Medicina «con el cerebro y el corazón», por ello la relación médico-paciente se basa en la lealtad, el respeto y la confianza mutua, lo que la convierte en un derecho humano esencial. Es responsabilidad de los gobiernos fomentar y proteger las condiciones que aseguran el desarrollo profesional y la independencia de los médicos, garantizando así los derechos de los ciudadanos.
En este sentido me parece muy acertado el anteproyecto de la “Declaración de Jaén” que se presenta en el Congreso, en donde se afirma que el principal deber de la profesión médica respecto a la utilización de las nuevas tecnologías es la búsqueda de la excelencia respecto a la calidad de la asistencia sanitaria, la seguridad del paciente, y la primacía de la relación médico paciente y se apunta de manera muy certera las líneas maestras para no menoscabar la vertiente ética y deontológica en relación con esos temas, en ella se recomienda que la utilización de sistemas de inteligencia artificial en aplicaciones sanitarias esté supervisada por humanos y siga principios como seguridad, eficacia, equidad y rendición de cuentas. En investigaciones, es fundamental la supervisión ética para garantizar transparencia y colaboración. La normativa sanitaria debe alinear el uso de inteligencia artificial con los principios de Ética Médica, enfatizando la protección de derechos humanos y la seguridad del paciente.