Martes, 21 Marzo 2023

Expertos plantean el incremento del “colesterol bueno” como protector cardiovascular

09/07/2008

Participantes en el último Congreso de la Sociedad Española de Arteriosclerosis han lanzado el reto de demostrar que el incremento del colesterol HDL en personas con valores bajos es importante para prevenir patología cardiovascular

Madrid, 16 de junio de 2008 (Redacción)

Si en la última década todos los esfuerzos se han centrado en reducir el denominado colesterol malo (LDL) como una necesidad para evitar eventos cardiovasculares y cerebrovasculares, los especialistas se están centrando, en estos momentos, en mantener y elevar el llamado colesterol bueno (HDL), cuya función protectora, como se sabe, es clave. Precisamente, de esta idea se parte a la hora de plantearse nuevas dianas terapéuticas.

Según los expertos, el colesterol HDL puede elevarse con ejercicio físico (como caminar 30 minutos diarios), pérdida de peso en los casos en los que está indicado, dejando de fumar, consumo moderado de alcohol y con tratamientos farmacológicos, bajo control e indicación médica, que incluyen estatinas, fibratos y niacina.

El director del Laboratorio de Metabolismo de Lípidos de la Universidad de Tufts, Boston, Ernst J. Schaefer, lanzó al respecto algunas preguntas significativas durante el Congreso de la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA), que se está celebrando en Madrid. “¿Por qué no han desaparecido las enfermedades cardiovasculares? ¿Podemos disminuir las enfermedades cardiovasculares elevando el colesterol bueno? “.

A nadie le extraña a estas alturas oír hablar de colesterol unido a las LDL (lipoproteínas de baja densidad) y del colesterol unido a las HDL (lipoproteínas de alta densidad), aunque para muchos sigan siendo el colesterol malo y bueno, respectivamente. Las lipoproteínas de baja densidad (LDL), transportan el colesterol desde el hígado hacia los tejidos periféricos abasteciendo de colesterol a las células del organismo. Si bien se trata de elementos necesarios para la vida, cuando la cantidad de colesterol-LDL circulante es excesiva se denomina hipercolesterolemia y se acumula en la pared de las arterias contribuyendo a la formación de las placas de ateroma, que son las lesiones que se encuentran en la aterosclerosis.

Estas placas van obstruyendo el interior de las arterias y favorecen la aparición de las enfermedades cardiovasculares. Según la localización de las arterias que se obstruyan, el paciente puede presentar una enfermedad cardíaca (angina de pecho o infarto de miocardio), trombosis cerebral o enfermedad arterial de las extremidades inferiores como procesos más frecuentes.

Otro tipo de lipoproteínas son las HDL o lipoproteínas de alta densidad. Son las encargadas de recoger el colesterol sobrante de los tejidos. El colesterol que transportan estas partículas lleva la dirección contraria o inversa a la de las LDL, es decir, desde las paredes arteriales o las células de otros tejidos hasta el hígado, desde donde será eliminado a través de la bilis, o será reciclado para otras funciones. Las HDL eliminan, por tanto, el exceso de colesterol del organismo, por lo que su efecto es beneficioso; de ahí que el nombre de “colesterol bueno” se utilice para referirse al colesterol transportado por las HDL. La falta de colesterol-HDL (menos de 40 mg/dl) es un factor de riesgo cardiovascular.

El doctor Schaefer hizó hincapié en que ya se ha demostrado ampliamente que controlar la presión arterial y la glucosa en sangre, dejar de fumar y reducir el colesterol total y el LDL reduce el riesgo cardiovascular. “La próxima frontera, explica, será demostrar que incrementar el colesterol HDL en personas con valores bajos, especialmente aquellos que ya han sufrido una cardiopatía isquémica, es importante para eliminar el colesterol de las paredes arteriales. De hecho, las mujeres tienen unos niveles más altos de HDL que los hombres que las protege parcialmente de las cardiopatías.